Reseña: la noche de los judíos vivientes, igor ostachowicz

Por Claudiagreen @Claudiaypunto
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Título: La noche de los judíos vivientesAutor: Igor OstachowiczEditorial: Penguin Random HouseSello: Nube de tintaFormato: Tapa blanda, con solapas¿Saga?: No. AutoconclusivoNúmero de páginas: 287Precio libro físico: 17.95€Precio libro ebook: 10,99€

Imagina que los judíos que fueron exterminados durante el holocausto nazi despiertan de su letargo. Imagina que de pronto emergen a la superficie y pasean por un centro comercial de Varsovia, haciéndose pasar por un grupo de escenificaciones históricas. Imagina también que una panda de skinheads liderados por el Mal personificado quiere darles caza... El robo de un corazón de plata sagrado para los judíos es el causante de tan inaudito escenario en el que podría desencadenarse una serie de terribles acontecimientos. Solo un héroe accidental, el chousen guan, un joven inteligente y caradura que vive con su novia en un viejo edificio levantado sobre las ruinas del gueto, podría recuperar el amuleto de las garras de los nazis, salvar a la humanidad de la amenaza del caos y, lo más difícil, ayudar a los judíos no vivos a adaptarse a las complejidades de la vida moderna. 
Este libro ha sido cedido por la editorial Nube de tinta. Desde aquí, muchas gracias. Más información sobre sus publicaciones visitando su web. 


Por una vez me voy a permitir a mí misma ser breve y concisa: este libro es bizarro. Bizarro con ganas. No hay una mejor palabra para describirlo. La noche de los judíos vivientes cuenta con todos esos pequeños detalles que harán de su lectura, cuanto menos, algo sorprendente. Si esto es para bien o para mal, dependerá del lector. ¿Queréis que os ponga un poco en situación? Bien, pues allá vamos. Igor Ostachowicz nos transporta a una ciudad polaca donde un típico tipo polaco y su no tan típica novia polaca, conviven. O al menos es lo que intentan. Tenemos a nuestro héroe no tan heroico, nuestro chousen guan, que más que empuñar espadas se dedica a hacer chapuzas en los baños de los demás. Con su vida de relajada vagueza incluida, no pretende cambiar el mundo, ni lo intenta. Aderezamos con un edificio construido sobre unos túneles que bien podrían ser un cementerio judío y un objeto místico que devuelve a la vida mientras que hace a su poseedor casi invencible. Removemos y añadimos una noche en la que los planetas se alinean, los destinos convergen y se desata la tragedia. O algo así. Y entonces los muertos se levantan, algunos desorientados, otros simplemente cabreados. Esperamos, que aún queda que el gran M, el malo malísimo que se  inspira en el mismísimo Hitler, haga acto de presencia. Y  ya está, ahí lo tenemos. Una historia absolutamente singular, original y gamberra a tu servicio.

La Flaca ve comedias románticas a pesar de que están por debajo de su nivel. Aunque eso carece de importancia, porque ella solo las ve para criticarlas. Cuando en una película un tío se comporta mal es porque todos los tíos son iguales, incluido yo. Pero cuando en la pantalla aparece algún arrebato romántico entonces las acusaciones resultan mucho más duras, ya que van dirigidas solo contra mí, porque conmigo nunca es así. 


Porque no. En este libro los zombies no son de esos a los que hay que cazar, aunque con algunos más valdría. No son de los que quieren ir por ahí comiéndose cerebros ni los típicos de película de terror. Están muertos, sí, pero en algún lugar dentro de sus cadavéricos cuerpos, aún son personas. Y ahora que tienen la oportunidad quieren volver a vivir. ¿Y qué otra cosa podría hacer nuestro héroe que enseñarles como hacerlo? ¿Visitar una bolera, comer helado, jugar en los recreativos? Hecho. Eso no es problema para él. Quizás también enseñarles las maravillas de la tecnología a través de ordenadores y iPads. Plagada de escenas hilarantes que rozan lo absurdo, esta novela es una delicia para todos los que disfrutamos del humor  más mordaz y descarado. Pero no nos engañemos, porque debajo de todo eso, esta historia no sólo busca la risa. Es mucho más. Ni siquiera hace falta escarbar para encontrar la verdadera esencia del libro: hacer una radiografía de nuestra sociedad. 
Uniendo pasado y presente el autor nos adentra en una historia que encuentra su voz en la primera persona, plagada de capítulos cortos, giros argumentales y un ritmo ágil y trepidante. Con una narración sencilla y desinhibida, aunque hasta cierto punto caótica, este es de ese tipo de libros que por mucho que quieras, no podrás parar de leer. Echémosle la culpa a su particular estructura. O a su particular idea. Eso da igual. La curiosidad te mantendrá pegado a sus páginas. Y lo importante es lo que te hará pensar, porque las comparaciones entre lo que pasó y lo que está pasando, serán inevitables. A través de unos personajes que no se caracterizan en absoluto por sus cualidades positivas o su perfección, los temas más controvertidos salen a la luz. Igor Ostachowicz no tiene miedo de hablar del racismo, del clasismo, del miedo que aún tenemos a lo que es diferente. De la importancia que le damos a lo material y de como nos gusta hablar de derechos e igualdad mientras nos quedamos sentados cómodamente en el sofá. No le importa recordarnos que probablemente no hemos cambiado tanto como creíamos y que en esta sociedad aún nos queda mucho por hacer y por evolucionar. Y entre tantas páginas de locura, de la buena, yo me voy a quedar con eso. 

PUNTUACIÓN: 



Podríamos llamarlo raro, pero en el buen sentido. 

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