Una huérfana, una princesa, hechiceros, emociones y muchos, muchos, pasteles. Una aventura con todos los ingredientes para crear una auténtica magia.Seguro que conoces el pastel de chocolate o los buñuelos de crema, pero... ¿te imaginas probar una tarta con sabor a felicidad, un merengue con aroma a recuerdos o un bizcocho relleno de tranquilidad?
Recién llegada a la capital de Aradyn, Bee, la nueva aprendiz del pastelero, acaba de descubrir que posee un don muy especial: sus dulces transmiten sentimientos.
Por desgracia, una magia tan sencilla no basta para devolver la prosperidad a un reino empobrecido, ni para liberar a una princesa de las garras de un mago malvado. ¿O sí?
Acompaña a Bee y a la princesa Anika en un fantástico viaje por mar que puede cambiar el destino de ambas y el de todo el reino de Aradyn. Entre peligros, seres extraños y encuentros inesperados, descubrirás la magia más poderosa de todas: el valor, la amistad y el amor de una familia un tanto original.
Desde que vi esa portada tan preciosa y mágica y leí la sinopsis, supe que quería leer esta novela sí o sí aunque estuviese dirigida a un público más infantil que juvenil, ¡pero eso da igual! Además, ya sabéis que suelo leer muy pocas novelas de fantasía, así que pensé que sería una muy buena oportunidad de tocar más el género. ¡Y no sabéis cuánto me alegro de haberla leído porque la he disfrutado un montón! ^-^
Los personajes secundarios que intervienen en la novela son bastante numerosos, pero todos ellos son relevantes y cada uno ejerce su propio rol. Entre ellos cabe destacar, además de los ya mencionados, a la princesa Anika (una joven de dieciséis años bien instruida), maese Joris (tío de la princesa Anika y primer mago de Aradyn), la capitana Zafira Zay (una pirata que trafica con los tulipanes que roba a maese Joris) y Bartholomew (servidor de los magos).
"Ser pastelera, dormir en una cama tan mullida, junto a los aromas del obrador, llenarse las manos con mantequilla, azúcar y harina, comer cada día un bollo Bouts... Casi era demasiado. No sabía muy bien cómo reaccionar a aquella sensación".
El primer aspecto positivo que podría destacar de esta novela son sus personajes, tan bien trabajados y pulidos que se puede empatizar fácilmente con ellos. Todos ellos me han parecido relevantes para el desarrollo de la trama y tienen su momento y espacio, por lo que en casi ningún momento roban protagonismo a Bee aunque algunos tengan su propia subtrama o historia. La gran mayoría supo ganarse mi favor desde las primeras páginas (especialmente maese Bouts y la princesa Anika) y tanto Bee como maese Bouts me han resultado unos personajes muy tiernos, sobre todo por la relación tan bonita que forjan ambos desde que se conocen :')
La trama, de apariencia sencilla, se va tornando más y más compleja a medida que avanzan las páginas. A mí se me hizo totalmente impredecible gracias a las agradables y emotivas sorpresas y a los giros argumentales inesperados que nos guarda la autora, así que en ese aspecto puedo decir que me enganchó de principio a fin y a cada momento tenía esa necesidad de saber más y seguir leyendo.
En general, a mí me ha parecido una trama muy bien trabajada e hilada, cargada de aventuras y perfectamente comprensible para jóvenes lectores y fácilmente impresionable para los no tan jóvenes (como yo, que tengo veinticinco años xD). No estamos ante una trama densa ni compleja o difícil de seguir, sino más bien al contrario, y transmite importantes valores relacionados con la amistad, la familia o el amor, entre otros.
"—Las dificultades propias no deberían hacer a nadie ciego a las ajenas".
La pluma de la autora es otro de los aspectos que me gustaría destacar positivamente, porque gracias a su estilo tan descriptivo como necesario se puede hablar de una novela bien ambientada, tal y como comentaba antes. Diane Zahler tiene, además, un estilo juvenil, sencillo, bonito, cercano y ameno que gusta y entretiene e invita a seguir leyendo.