Reseña: La Puntuación, de Lauren McLaughlin

¡Buenas, buenas!Y aquí llega una reseña más, esta vez de La Puntuación, de Lauren McLaughlin. He aquí una nueva distopía que, sin duda alguna, gustará al público ávido y devorador de estas novelas.
Las cámaras de seguridad graban todos tus movimientos. Lo que dices. Te leen los labios. Tu expresión facial. Y en base a ello, te puntúan. Y según tu puntuación, tu vida será un sueño o… una pesadilla. Imani LeMonde lo sabe, pero lo arriesga todo al relacionarse en secreto con Diego Landis, un miembro de… LOS NO PUNTUADOS
Sólo faltan unos meses para que Imani LeMonde reciba la puntuación definitiva. La que le permitirá cumplir su sueño de ir a la universidad y convertirse en bióloga marina y lograr aquello que sus padres no tuvieron oportunidad de obtener. Y todo ello gracias al sistema objetivo de valoración de del software de Score Corp, con ojos en todas las esquinas y a la tenacidad de Imani para seguir siendo un noventa. Porque por debajo de setenta, las puertas se van cerrando y la vida no es sencilla para los cuarenta y los bajos.Y aún así, Imani mantiene su pacto de amistad desde la infancia con Cady, con la que no debería relacionarse, por ser solo un setenta al transgredir el más importante de los cinco elementos claves de la idoneidad: el espíritu de grupo. Y las cosas se complican aún más cuando Diego Landis, un no puntuado, compañero de clase de "historia de Estados Unidos en el siglo XXI" irrumpe en su ordenada vida...

Opinión personal (sin spoilers)¿Qué puede decir una amante declarada de las distopías de una adaptación juvenil de las Biblias de la distopías?Lauren McLaughlin nos presenta con maestría a dos adolescentes contrapuestos que recuerdan en muchos de sus rasgos a Lenina y Bernard Marx del Mundo Feliz de Aldous Huxley. Un mundo este, que como el de Orwell en 1984, se encuentra bajo la atenta mirada de Score Corp, cos sus ojos controlando todos los rincones como un Gran Hermano.
La historia además, contiene muchos de los estereotipos de la literatura juvenil: instituto, rivalidad entre ricos y pobres, tensión sexual amorosa no resuelta, diferencias raciales, aunque descrito en una prosa menos fluida de la que nos tienen acostumbrados los autores del género juvenil. Quizá se echa de menos algo más de acción y a algunos pueda parecerles demasiado profundas lo que encierran las reflexiones sociales de los debates entre los protagonistas; pero a esta trasnochadora le ha encantado la forma en que la autora demuestra lo fácil que puede resultar manipular la información cuando se dispone de buenos argumentos y lo importante de ver las dos caras de la moneda antes de entrar a formular un juicio de valores.
¿Es bueno formar parte de un grupo? ¿Permite la sociedad que evolucionen sus miembros si no se ajustan a sus reglas? ¿Puede un rumor destrozar una vida? ¿Es lícito denunciar a los transgresores?La historia plantea todas esas y muchas más preguntas, repasando nuestra historia más inmediata. La evidente crítica velada a las injusticias consecuentes a nuestro actual sistema de valores y sus repercusiones, da mucho que pensar.Por todo ello, me ha gustado mucho la novela, aunque debo ponerle ciertos peros: aunque el final sea cerrado (¡oh, sí, milagro!), quedan muchos cabos por atar y líneas argumentales inconclusas en un final que se me hace un poco precipitado, que no ha podido evitar recordarme a mi adorado Química Perfecta.Otro pero sería el de los personajes secundarios. En muchas ocasiones, estos no son demasiado relevantes a la historia. Sin embargo, me da la sensación de que en este caso, algunos tendrían que haber sido más desarrollados. Sí que tenían que ver con la trama, y sin embargo, sólo nos centramos en los principales. Una pena, porque sin duda se podrían explotar.
Y por supuesto, ¿qué decir de esa preciosa portada? Ya sabéis de mi obsesión con los relieves, y esta es tan genialosa *3*Por ello, y por ser una novela totalmente recomendable...
Nota final: