No estaba muy decidida a leer esta novela, a pesar de su premio y la gran aceptación de los lectores. No soy muy dada a las investigaciones y tramas de abogados (y que son 720 páginas) pero el club de lectura del que soy parte lo ha propuesto para el primer trimestre del 2024, así que me dije: tantas personas no pueden estar equivocadas; y no, no lo estaban.
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Fátima Montero, propietaria de uno de los imperios farmacéuticos más poderosos del mundo, contrata al irreverente abogado Jeremías Abi para que se encargue de su multimillonario divorcio. Herida en su orgullo después de saber que su marido y socio tiene una relación amorosa con una menor, solo desea destruirle, pero algo muy turbio se esconde bajo ese encargo.
Abi, que también ha sido engañado por su ex mujer y vive entre amenazas, descubre terribles ilegalidades en los métodos de la farmacéutica: ensayos con cobayas humanas, extorsiones, chantajes y estafas.
Él y su bufete rozan la quiebra, pero su afán de justicia sobrepasa cualquier límite: se disponen a enfrentarse a una multinacional con largos tentáculos, aunque eso exija mirar directamente a los ojos del mal.
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El autor tiene una manera peculiar de comenzar la historia: presentando todas las miserias del protagonista. Esperas que la cosa mejore y que haya una evolución porque sino, muy bien no sabes cómo vas a llevarte bien con el personaje. Será el protagonista, Jeremías, quien nos relate el ir y venir de sus días y también será él, quien nos presenta al resto de sus compañeros desde su perspectiva, relatando cómo los ve y lo que representan en su vida.
Esta es la manera curiosa que tiene para hablar sobre sí mismo: “Yo aún no había tirado por la borda mi carrera ni había descubierto los beneficios de la medicación a tiempo completo.” Lo que te apetece seguir leyendo al hacerlo cercano por no guardarse secretos.
Como dato curioso comentar que el nombre de los personajes femeninos cercanos al protagonista hacen referencia a una virgen: Fátima, Dolores, Ana María, Trinidad…, al igual que la de los hombres, todos ellos con un carácter religioso. Para muestra el nombre del propio protagonista: Jeremías, enviado de Dios. Tal vez, ¿para impartir justicia? Ya veremos. A mí modo de ver todos los nombres tienen un sentido.
En un momento dado Jeremías nos habla sobre la música que escucha en especial de “la canción más triste de todos los tiempos” Somewhere Over the Rainbow. “En algún lugar más allá del arcoiris… los sueños se hacen realidad”; así que, esa preciosa canción resonó en mi mente durante la lectura esperando que fuera cierto que se pueda traspasar ese arcoíris donde todo es posible.
Se distinguen con claridad dos partes diferenciadas; por un lado el juicio, una que para mí no me llamaba y otra, las relaciones, las vidas y desgracias de los personajes y mira que ha habido, tal vez demasiadas; desgracias digo, 720 páginas dan para mucho. Los escritores deberían de tener compasión de sus lectores en ocasiones, nos hacen sufrir demasiado.
En un principio logras entrever lo que va a suceder, hasta que un suceso lo cambiará todo, donde descubres el porqué del título. Una vuelta a la trama que te pilla por sorpresa. En esos inicios fue un tanto cíclico, siempre hablando de la miseria de vida del protagonista; creí por un momento que no era para mí a pesar de estar maravillosamente narrado. Pero, como dije con anterioridad, dió un giro que lo cambió por completo.
A pesar del número elevado de páginas, no es algo en lo que pienses, no se hace pesado con ese fluir de nueva información y los numerosos percances que van surgiendo y se deben solucionar. Una angustia constante por todos los problemas que les acechan te acompañará con el pasar de las páginas. Esta obra lo tiene todo, incluido el clima, ese calor que asfixia, ahoga. Sin duda magistral. Muy buena elección.