Título: La Reina Descalza.
Autor: Ildefonso Falcones (Barcelona 1959) es un abogado y escritor español, conocido por ser el autor de La Catedral del Mar, su primera novela y que desde su publicación en 2006, se convirtió en la novela más leída de 2007. Esta novela ha sido glardonada con diversos premios, entre los que se encuentra el Euskadi de Plata a la mejor novela en lengua castellana, el Premio Qué Leer al mejor libro español 2006 o el prestigioso premio Giovanni Bocaccio al mejor autor extranjero. Su segunda novela, La mano de Fátima, ha sido galardonada con el premio Roma 2010. Con más de siete millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Ildefonso Falcones se ha consagrado como uno de los autores españoles más difundidos.
Editorial: Grijalbo.
Idioma: castellano.
Sinopsis: en enero de 1748, una mujer negra deambula por las calles de Sevilla. Atrás ha dejado un pasado esclavo en la lejana Cuba, el hijo que nunca volverá a ver y un largo viaje en barco hasta las costas españolas. Caridad ya no tiene un amo que le dé órdenes, pero tampoco un lugar donde cobijarse cuando se cruza en su camino Milagros Carmona, una joven gitana de Triana por cuyas venas corre la sangre de la rebeldía y el arte de los de su raza. Las dos mujeres se convierten en inseparables y, entre zarabandas y fandangos, la gitana confiesa a su nueva amiga su amor por el apuesto y arrogante Pedro García, de quién la separan antiguos odios entre ambas familias. Por su parte, Caridad se esfuerza por acallar el sentimiento que está naciendo en su corazón hacia Melchor Vega, el abuelo de Milagros, un hombre desafiante, bribón y seductor aunque también firme defensor del honor y la lealtad para los suyos. Pero cuando un mandato real convierte a todos los gitanos en proscritos, la vida de Milagros y Caridad da un trágico vuelco. Aunque sus caminos se separan, el destino volverá a unirlas en un Madrid donde confluyen contrabandistas y cómicos, nobles y villanos; un Madrid que se rinde a la pasión que emana las voces y bailes de esa raza de príncipes descalzos.
Su lectura me ha parecido: aburrida, densa, demasiado ambiciosa, larga, nada atrayente, si bien algo acertada en algún aspecto, pero treméndamente tediosa....Queridos lectores y lectoras, los que hayáis leído mi reseña anterior, sabréis que el tema de reflexión que escogí para la ocasión versaba acerca de la "chiripa"o la dedicación, del "pelotazo" o el sacrificio, en definitiva, de la suerte o el trabajo, pues, como ya comenté, mientras unos por ciencia infusa, y con historias poco curradas, logran un éxito arrollador, otros con paciencia y esfuerzo, escriben novelas, que en muchos casos suelen ser muy buenas, y que por desgracia, no obtienen la recompensa merecida por parte de la editorial y como consecuencia, por parte de los lectores. El autor de la reseña que hoy tengo el placer de reseñar posee un poco las dos cosas, por un lado, encontramos a un escritor superventas, cuyo respaldo editorial y de público es bastante importante, y por otro lado, encontramos que sus novelas presentan mucha información, y por consiguiente, muchas horas de lectura y de visitar algún que otro archivo. Sin embargo, bajo mi punto de vista, lo que falla, lo que me chirría, lo que mis ojos aprecian cuando se sumergen en alguna novela de Ildefonso Falcones es falta de personalidad literaria. Ya lo dije en su momento en la reseña que elaboré sobre La Catedral del Mar, Ildefonso Falcones pretende, y lo digo muy sinceramente, ser el Ken Follett español, y tal vez lo consiga a base de repetir una y otra vez el mismo patrón con cada novela que escriba, una decisión tan válida como cualquiera, pero preocupante para el cada vez más deteriorado panorama literario. Sin extenderme más de lo necesario, lectores y lectoras, os presento La Reina Descalza: el intento fallido de marcar un antes y un después.
Para seros sinceros, la historia de cómo La Reina Descalza llegó a mis manos aconteció como cualquier otra, sin más artificio ni florituras. Fue un día, antes de las vacaciones del verano de 2014, un día en el que por cierto en la biblioteca de mi barrio había más gente de lo habitual, lo cual me alegró bastante, un día en el que podías llevarte seis libros a tu casa con motivo de una promoción de préstamo especial para verano, un día en el que, como ya habréis intuido, acabé escogiendo La Reina Descalza como compañera de aventuras durante aquel verano. La verdad es que resultó una cosa improvisada, y aunque hacía tiempo que lo había visto en la estantería correspondiente a la "Novela Histórica", no tenía pensado en ese momento llevármelo a casa. Recuerdo que fue La Reina Descalza fue la lectura que siguió a la primera entrega de la saga Juego de Tronos, la cual, me dejó bastante decepcionada, por no decir algo peor. En fin, pensaba que La Reina Descalza, a pesar de que había tenido mis más y mis menos con La Catedral del Mar, iba a lograr quitarme ese mal sabor de boca que me había producido Juego de Tronos. Sin embargo, ocurrió lo contrario. Todavía me acuerdo, estando el el pueblo, en la puerta de la casa, sosteniendo aquel pesado lomo entre mis manos y preguntándome qué había echo yo para merecer tal lectura. Os confieso que estuve a punto de abandonar su lectura, sin embargo, decidí seguir adelante, costase lo que costase, manteniendo un poco la esperanza de que aquel culebrón se arreglase. Pero a pesar de que conseguí leerme el libro, no fue así. El resultado: las sinceras impresiones que a continuación os expondré.
Aprovechando este tercer párrafo para plasmar mis más honestos pareceres, comenzaré retomando lo que dije al finalizar la primera parte de la reseña, y es que la lectura de La Reina Descalza podría definirse perfectamente de esta forma: "el intento fallido de marcar un antes y un después". Tanto la ambientación como la elección de las localizaciones era la acertada, totalmente acertada, de echo, se iba a abordar desde una perspectiva totalmente novedosa, lo cual, era un autentico aliciente para que el lector habitual de novela histórica se animase a leer esta novela. Sin embargo, y siempre para desgracia del que se atreve con su lectura, la historia en si y la forma en la que está escrita acaba por decepcionar, pues, sigue un estilo pesado y altamente aburrido, y que no sale de ese estilo al que nos tiene acostumbrados. Por eso hablo de un "intento fallido", porque teniendo todos los elementos adecuados a su disposición, acaba por escribir más de lo mismo, lo cual, no le hace ningún bien. Por otro lado, pienso que La Reina Descalza presenta una lectura lenta, pausada, que tiende a recrearse en las escenas y que parece más un culebrón sensiblero que una historia humana. Además, en mi caso, no sentí a penas apego hacia los personajes, los cuales, me parecieron demasiado pasionales y estereotipados en muchos casos. Y si, les pasaban cosas fuertes y terribles, pero yo no sentía compasión ni apego, lo cual también es terrible. Finalmente, si algo se salva dentro de esta crítica es el echo de haber escogido como protagonistas a dos mujeres, es siempre de agradecer que en la literatura se le preste voz a personajes femeninos, aunque es poco probable que en la época en la que se ambienta la novela las mujeres pudiesen tomar sus propias decisiones. Pero bueno, es una licencia que la literatura histórica puede permitirse de vez en cuando sin entorpecer para nada la narrativa.
Centrándonos en este punto en abordar las principales reflexiones que La Reina Descalza puede dejarnos para la posteridad, lo cierto, lectores y lectoras, es que en esta ocasión he encontrado una cuestión bastante interesante, aunque ya predecible si lees la sinopsis de la novela, y es que todavía, a día de hoy, seguimos siendo igual de intolerantes 267 años después. Es cierto que las cosas han cambiado, si, y para bien, no obstante, todavía encontramos pequeños grupos residuales en los que predominan los prejuicios y el rechazo hacia uno de los pueblos que nos ha acompañado durante largos siglos, que no es otro que el pueblo Gitano. Ya Pósper Merimeé en su famosa Carmen, retrató a estas mujeres con todos los estereotipos posibles y que desgraciadamente, algunos han perdurado hasta el día de hoy. Muchos piensan que ser gitano es sinónimo de barbaridades como ladrón, violento, rencoroso, sucio, inculto...Y que ser gitana es ser arrabalera, verdulera, mal hablada, ignorante...En fin, muchos de los que piensan de este modo se lo tienen que hacer mirar. Sin embargo, y a pesar de que a nosotros nos puedan parecer aspectos de la cultura gitana bastante chocantes, como es el tema del machismo imperante (aunque a decir verdad en la nuestra también lo hay), no debemos olvidarnos de que a lo largo de la historia siempre ha sido el considerado como "diferente" el que ha pagado las consecuencias de los actos de los gobernantes de turno. El caso de los Gitanos en la España del siglo XVIII es significativo, pero ¿y el de los Judíos en el siglo XV? ¿o el los Tutsis en la Ruanda de los años 90? ¿o el de los propios gitanos durante la Segunda Guerra Mundial? En definitiva, lo que quiero haceros ver con estos ejemplos y con lo nombrado antes es que no podemos asentarnos en una intolerancia permanente siempre, debemos luchar contra ella, y procurar una sociedad mejor, sin discriminaciones ni prejuicios, conviviendo en paz y aprendiendo unos de otros, que es cómo más se llega a comprender y a ser mejores personas. La Reina Descalza: una historia de amor, pasión, lucha injusticia, flamenco, discriminación, amistad, solidaridad...Una novela frustrada y mal aprovechada de un tema que podría haber dado mucho juego.
Frases o párrafos favoritos:
"Nací descalza y moriré descalza."
Película/Canción: todavía no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica o televisiva, en su defecto, he adjuntado el book trailer de la novela, el cual, sinceramente, está bastante bien.
¡Un saludo y a seguir leyendo!