La sospecha eterna de Pablo Alaña es la novela ganadora de el premio Valencia Nova 2022 de narrativa en castellano y esta novela fue para mi un deseo lector irresistible para volver a leer una buena intriga en el marco de la abogacía española. Me ha gustado muchísimo y espero volver a leer pronto un nuevo trabajo de su autor.
Confieso que leer una nueva investigación de la abogada protagonista estaría muy, pero que muy bien pensado.
Argumento
Una abogada asume la defensa de una amiga acusada de homicidio. Cuando todas las pistas apuntan hacia ella, ¿qué pesará más: la amistad o la justicia?
Santander, 13 de noviembre de 2019.
Nada más iniciar su jornada laboral, la abogada penalista Clara Caballero recibe una noticia perturbadora: su amiga Irene, una dulce profesora universitaria, ha sido detenida en el pueblo cántabro de Comillas. Es la única sospechosa del asesinato de un hombre al que nadie parece conocer.
Convencida de que se trata de un error, Clara asume su defensa. Sin embargo, su confianza no tarda en desvanecerse cuando descubre que el marido de Irene la sorprendió en el jardín del domicilio familiar arrodillada junto al cadáver y empuñando el arma del crimen. La situación se complica todavía más cuando advierte que el asunto podría estar relacionado con la muerte violenta de la anterior pareja de Irene hace casi seis años, un caso que no se consiguió resolver. A partir de ese momento, Clara no podrá evitar preguntarse quién es realmente Irene.
Atenazada por las circunstancias, deberá investigar por su
cuenta para averiguar la verdad. Ya no se trata de defender
a su amiga, sino de encontrar al responsable de los asesinatos.
Una novela ambientada en un entorno en el que las apariencias son, a menudo, más importantes que la realidad.
Mi opinión personal (sin destripes)
Novela negra con una abogada de protagonista, una abogada ajena al mundo de la investigación que tan solo por amistad con la sospechosa principal investigará por su cuenta para librar a su amiga de un crimen o dos crímenes que amigos, pareja, compañeros y vecinos creen con seguridad que ella ha cometido.
«Esa tarde de noviembre todo el mundo hablaba del caso Pedro Ortega. Habían transcurrido varias horas desde la detención de mi amiga y, pese a ello, las especulaciones no dejaban de sucederse. Eran pocos los que creían en la inocencia de Irene Arias, y, en realidad, ni siquiera yo sabía qué pensar al respecto»
Así comienza La sospecha eterna y así comienza la sospecha de la penalista Clara Caballero.
La novela está muy bien construida. Logró despertar mi atención lectora desde las primeras páginas por introducirme en la montaña rusa propia de estas novelas por arrancar con un crimen inicial impactante y por contener ingredientes clásicos de la novela negra. Ingredientes bien ejecutados para dar un toque personal realizando una crítica social y mostrando lo que Pablo Alaña quiere que sea un buen escaparate para él y para su novela.
Y me encantó que despertará también mis sospechas eternas en muchos momentos de la narración. Yo disfruto muchísimo de este juego de despiste en novelas de este género, creo que es esencial. Y me apasiona que me sorprendan con una solución final inesperada.
Sí, ha sido delicioso encontrar lo que me gusta de este género en esta novela. Añadiendo una excelente combinación de novela policial y novela jurídica en toda la narración.
El abogado se encuentra entre el ciudadano y la administración de justicia y esto está resaltado y presente en la novela mostrando en esta historia en todo momento los sentimientos de la abogada y de la sospechosa. El autor sabiamente me ha guiado en todo momento para no aburrirme ni perderme con aspectos técnicos propios de la abogacía y de la justicia, todo lo contrario. Yo logré entender procesos y términos sin ninguna dificultad y eso se lo agradezco a Pablo Alaña ya que me ayudo para meterme mejor en la historia y para entender una profesión que admiro y respeto.
Y le agradezco enormemente las reflexiones que me ha suscitado sobre las apariencias, la confianza, los perjuicios, la sospecha y sobre como debe reaccionar la sociedad ante estas realidades para que cualquier persona que se vea en una situación inesperada y con su vida destrozada por ser sospechosa de un crimen no sufra más de lo que debe sufrir.
Me ha impresionado encontrar personajes bien construidos, TODOS. Con diálogos muy de verdad, en los que ellos mismos se autodefinen. Las descripciones son las adecuadas para pincelar al personaje sin cansar al lector. Y lo mismo ocurre con el lenguaje, es directo, claro y concreto. Un lenguaje que no te enreda a la hora de intentar entender términos jurídicos, policiales y de abogacía.
La historia está ambientada en el pueblo de Comillas, en Cantabria, y en Santander. Me gusta Santander y Comillas, los he visitado personalmente y con la lectura de La sospecha eterna he sentido de nuevo su aire, su belleza y su actividad cultural. Y disfrutar de la universidad de Comillas y de la filología hispánica es un lujazo lector que como filóloga he degustado con placer.
Leed La sospecha eterna de Pablo Alaña y disfrutad tanto como yo de esta historia judicial y policiaca. Descubrid la verdad sobre un crimen y sobre la sospecha, saboread la intriga y llenaros de acción con un rico e intelectual argumento.
Pablo Alaña (Castelló de la Plana, 1991) vive desde los ocho años en la ciudad de Santander, donde trabaja como abogado.
Ha publicado dos monografías de temática jurídica y dedica parte de su tiempo libre a su auténtica vocación: la escritura.
La sospecha eterna, ganadora del Premio València Nova en su edición de 2022, es su primera novela.
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