Reseña: La tienda de la felicidad, Rodrigo Muñoz Avia (ALFAGUARA, 2021).

Publicado el 24 enero 2022 por Carmen Nicolás Martínez @carmenensutinta

La tienda de la felicidad de Rodrigo Muñoz Avia es un fiel retrato de la vida de todos, o casi todos, nosotros. ¿Quién no recibe más correos electrónicos de los que debería? ¿Y quién dispone del tiempo necesario para gestionarlos? Yo a veces me siento sobrepasada por la cantidad de correos que recibo y me agobio por tantos y tantos a los que tengo que contestar, personales y profesionales. Pero también soy de las que prefiere este medio para comunicarme y para que se comuniquen conmigo. Ay, qué rarita soy. 

Nada, que me identifico con Carmelo (el protagonista de la novela) y me paso el día pegadita a las pantallas. 

FICHA TÉCNICA.


Argumento

Carmelo Durán necesita pocas cosas en la vida: un ordenador con internet, un supermercado online donde comprar comida en cantidad y unos cuantos interlocutores cibernéticos con los que discutir. Pero todo cambia cuando un error en un pedido le pone en contacto con Mari Carmen, la encargada de atención al cliente del súper.

La tienda de la felicidad es una novela epistolar, escrita en forma de mensajes de correo, con un protagonista inolvidable, mezcla quijotesca del Ignatius de La conjura de los necios y la Helene de 84, Charing Cross Road. Una historia de personas reales, con sus peripecias diarias, que se ganará un hueco en el corazón de los lectores.

Mi opinión personal (sin destripes)

En esta novela lo único que leemos es la bandeja de entrada y la bandeja de salida del correo electrónico de Carmelo Durán, el protagonista. Su historia arranca con una serie de desencuentros con la atención al cliente de un famoso hipermercado, ocasionados por no recibir los productos pedidos en una compra online. A través de estos correos, con un divertido tono irónico, percibimos lo bien que se lo pasa Carmelo y lo inteligente que es.

«Las palabras me persiguen y no consigo escaparme de ellas. Otras veces aparecen en mi mente compulsivamente»

Lo primero que me ha sorprendido es comprobar que tan solo leyendo el correo electrónico de una persona podemos saber todo lo que le ocurre y todas sus emociones. La elección de este formato es acertada a pesar de que actualmente nos comuniquemos más por otras redes sociales de mensajería; proporciona una maravillosa agilidad narrativa aunque también tenemos acción, suceden acontecimientos ante los que Carmelo tiene que responder abandonando la pantalla y entonces el lector se ve inundando por el ruido que genera el spam, quedando con la intriga de la desaparición de Carmelo.

Los lectores tenemos que ir reconstruyendo la historia de Carmelo a partir de las voces de todos los personajes que aparecen en la novela. Y esto ayuda a entender la comunicación y la sociedad en que vivimos, reivindicando el derecho a la soledad elegida.

«Lo abierto venera lo cerrado»

Carmelo con su encanto, con su humor y con su brillantez conquista a todos los que le rodean. Su carácter gruñón ante acontecimientos vecinales, sugerencias de ventas, errores en pedidos, relaciones familiares... resalta su sinceridad y su buen fondo para que todos nos encariñemos con él.

«... a los que no forman parte del mundo feliz. Esto es algo que no se perdona»

Cuanto tenemos todos de Carmelo Durán, un hombre permanentemente cabreado con el mundo, un hombre aislado con más relaciones vividas a través de la pantalla de su ordenador que las vividas físicamente. Un hombre que es un reflejo fiel de nuestra sociedad. Todos somos un poquito carmelos, ¿verdad? Y más hoy en día por la situación sanitaria que sufrimos. 

La historia de Carmelo sucede antes de marzo de 2019 y curiosamente se autoconfina voluntariamente, pero percibo que esa soledad elegida le pesa ya que él es una persona con una gran necesidad de comunicación. Leyendo sus correos observé las señales que manda al exterior y las que espera recibir. Carmelo se muestra asocial, rarito, cabezota, irónico y muy sincero; y todo esto creo que no es más que una forma de comunicarse e intentar seducir a los demás. Carmelo demuestra que sabe salir de su autoconfinamiento cuando la vida le da la oportunidad que espera.

La tienda de la felicidad no la he sentido como es una novela de humor, para mi es una novela de buenos personajes. Personajes que saben utilizar el humor y saben también ser serios. Personajes que reflejan un aspecto del mundo en que vivimos: un aislamiento cada vez más exagerado. Y creo que la intención de su autor es que a través de estos personajes reflexionemos, ¿se puede comprar la felicidad? 

La tienda de la felicidad no es solo el título de la novela, en el libro aparece una tienda online llamada así y os sorprenderá averiguar los productos que vende. No se puede vender la felicidad, no se puede estar permanentemente bien y debemos aceptar las carencias de este mundo para saber vivir con ellas.

Quiero terminar resaltando que la relación que Carmelo tiene con su madre me ha emocionado muchísimo y a lo largo del libro se va intensificando para reflejar su amor sincero.

Recomiendo leer La tienda de la felicidad de Rodrigo Muñoz Avia para saborear una excelente novela epistolar y para conocer a Carmelo, un hombre que decide vivir su vida sin obligaciones sociales ni ningún tipo de condicionamientos, un hombre que busca la felicidad sin molestar ni que lo molesten. 

«... cada día me maravilla más como se parecen las palabras libertad y soledad»

Rodrigo Muñoz Avia Nace en Madrid en 1967. Licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense, se formó como escritor en la Escuela de Letras de Madrid. Es autor de las novelas Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos (Alfaguara, 2005), acogida con notable éxito por los lectores y reeditada en múltiples ocasiones, Vidas terrestres (Alfaguara, 2007) y Cactus (Alfaguara, 2015). Recopiló una antología de entradas de su blog personal en el libro El gato de guardia (Punto de Lectura, 2008). En el ámbito de la literatura infantil y juvenil ha publicado siete novelas y una obra de teatro, por las que ha obtenido importantes galardones. También ha escrito guiones de cine y diversos artículos y estudios de arte contemporáneo. En este terreno presta especial atención a la obra de sus padres, los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia, a los que dedica La casa de los pintores (2019). Ha sido traducido a numerosos idiomas.

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