Reseña | La vida simplemente - Oscar Castro

Publicado el 20 junio 2015 por Luaryai
Titulo: La Vida Simplemente
Autor: Oscar CastroEditorial: Andrés BelloPáginas: 165
Sinopsis
La dolorosa historia de un niño solitario sumergido en la atmósfera nocturna y miserable de un prostíbulo. Una historia que-según sus críticos- cualquier persona con menos talento narrativo habría convertido en un mar de lagrimas o de amarguras. Pero la prosa de Oscar Castro, eminente narrador, fluye como fluye la poesía, como la inocencia y la pureza en la vida del niño desposeído.

Quiero cambiar un poco, el formato de las reseñas, hacerlas más cercanas y menos frías, como en la vieja escuela, decir todo lo que quiero respecto a él, sin soltar spoilers o qué sé yo.
Como a principio de año me hice un TBR Jar, o sea, en realidad lo tenía hecho desde hacía un tiempo, pero lo ocupé mucho tiempo después. La cosa es que me salió este libro y no tenía muchas ganas de que saliera... pero en fin. Lo dejé pasar por harto tiempo y me decidí a tomarlo porque tenía estos libritos viejos demasiado abandonados, estaba leyendo sólo contemporáneos y extrañaba lo antiguo. La cosa es que es uno de los mejores libros que he leído en mi vida.
El libro básicamente cuenta una etapa en la vida de Roberto, un niño chileno que se crío a pie pelado y a moco tendido.
Se sitúa, o parte, como en 1927, no sé en que lugar de Chile, pero en en la parte más baja de la sociedad de aquella época. Totalmente en un ambiente criollo, a rebosar de las dificultades jerárquicas que por inicios del siglo XX se vivían en el país, Oscar Castro retrata a través de los ojos de su niño, un paisaje inocente y juguetón, sin temor, algo malicioso, como sólo un chiquillo podría verlo, lleno de cosas horribles, que se vivían tan cotidianamente que no existía otra perspectiva de la realidad, entonces me sorprendía mucho con todo. La banalidad con la que está narrada es tan... ¿rica? que es súper grato leer el libro.
El niño del suburbio no necesita preguntar a nadie las cosas. un día se haya brutalmente enfrentado a la verdad de la vida y de la muerte, y nada le produce asombro.
La historia de Roberto, es la historia de todos los niños que, silenciosos, pasan siempre desapercibidos en los libros de historia. Sin ningún tipo de educación más que el de la casa, Roberto sólo se guía por lo que ve, construye sus ideales viendo a la gente poderosa que de vez en cuando aparecía por el prostíbulo dónde se centran gran parte de sus aventuras y vivencias. Hace lo que le dicta la conciencia, con toda la inocencia que un niño podría tener. Pero no es cabro leso, no es tonto, es avispado y hace maldades, roba duraznos, le pega a las niñas y tiene rabietas ¿pero cómo juzgarlo si nunca se le ha explicado lo que es la justicia? ¿cómo le hablas de justicia a un niño que nunca la ha tenido? 
Lo terrible de este libro es que es sólo un pedazo de vida, vida vivida a la mala, rasguñando, no por tener más, sino por tener algo, por sentir algo y saber qué es. No hay climaxs en este relato, hay un montón de sorpresas narradas con una belleza muchas veces metafórica, por un Roberto grande, del que en realidad no sabemos nada. Pucha, a ver, pasan un montón de cosas que llegan al alma, pero está todo contado tan bonitamente que el hablante lírico desconcentra un montón, entonces en verdad quería saber que pasaba actualmente por la cabeza del Roberto que narra ahora, no del cabro chico que la pasó tan mal sin saberlo.
Para finalizar... es un libro genial. Vi en Gr que ha mucha gente no le gustó porque lo encontró poco realista, muy extremo, muy imposible, pero por favor, vayámonos a 1927 historia de Chile, en cualquier conventillo, dónde la gente perdía la esperanza a cada minuto, donde las madres veían a sus hijos crecer en la inmundicia y esperaban con ansias el regreso de sus maridos o a veces, por contraparte deseaban nunca más volver a verlos, donde las mujeres comenzaban a trabajar a los catorce años y de ahí no paraban hasta la muerte. O sea, sí, tal vez a este niño le pasaron demasiadas cosas, pero nada fuera de lo extraordinario, que eso quede bien claro.Azul