En un internado femenino dirigido por religiosas se ha cometido una falta grave: un chico ha estado de noche en la habitación de una alumna de COU. Como no se sabe de qué alumna se trata, la directora reúne a todas las chicas del pabellón y amenaza con expedientarlas si no aparece la culpable. La amenaza surte efecto, y al día siguiente hay una delación anónima y una expulsión.
Desde que descubrí la pluma de este autor he decidido leer todo lo suyo (Culpa de Arale de La taberna del Cruce) así que cuando me topé con este libro no dudé en llevármelo a mi casa y desde que tuve ocasión lo leí pues me pareció un tema bastante diferente a lo que estoy acostumbrada a leer.
Ha llegado a los oídos de la superiora que un chico ha entrado de noche a la habitación de una de las chicas, es una falta muy grave y no está dispuesta a que esto pase por alto así que intenta averiguar quien ha sido, amenazando con expedientar a todas las chicas si no aparece la culpable. Así comienza esta novela de la que no voy a desvelar mucho más pues podría ser un spoiler además que es tan corto que esto se acentúa más.
Aunque este libro tiene muchos ingredientes para gustarme lo cierto es que pasó sin pena ni gloria, algunos detalles no me agradaron, incluso y no terminé de disfrutarlo. No quiero contar mucho más así que dejo esta reseña aquí, estoy segura de que le puede gustar a mucha gente porque tiene cosas que gustan, pero no me terminó de llegar.