Enero de 1945. Cuatro jóvenes. Una historia llena de humanidad y esperanza sobre la mayor tragedia marítima de la historia.
«Una prima de mi padre estuvo a punto de embarcar en el Wilhelm Gustloff y me pidió que diera voz a aquellos que murieron creyendo que sus historias se habían hundido con ellos».
Este es el origen de la novela, en palabras de la autora. El Wilhelm Gustloff ha quedado asociado para siempre con la mayor tragedia marítima de la historia. En él viajaban más de 10.000 pasajeros, entre refugiados, personal de abordo y militares alemanes. Debería haberlos llevado hacia la libertad y lejos del asedio al que estaba siendo sometido el este de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero nunca llegó a su destino, pues fue el blanco de varios torpedos lanzados desde un submarino soviético el 30 de enero de 1945. Apasionada por los capítulos ocultos de la historia, Ruta Sepetys da voz en esta ocasión a cuatro jóvenes protagonistas cuyos caminos se cruzan cuando son evacuados en el Wilhelm Gustloff, como los más de 5.000 niños y adolescentes que lo hicieron para ir al encuentro de su futuro. Nunca llegaron, pero sus historias no se hundieron con ellos.
Descubrí esta novela años antes de que se publicase en España, y teniendo en cuenta lo mucho que me gustó «Entre tonos de gris» y que había leído muy buenas opiniones de esta novela, saber que por fin la traían a España fue una de las mejores noticias literarias que pude tener ^-^ Es cierto que he tardado bastante tiempo en animarme a leerla, pero creo que para leer a esta autora hay que estar preparada y elegir el momento adecuado precisamente por la carga dramática y real que encierran sus historias. Y una vez más, ha vuelto a hacerlo. No conocía la historia del Wilhelm Gustloff pero me ha conmovido tanto que dudo que algún día me olvide de ella, así que sí, cumple con lo que promete: las historias de los que fallecieron no se hundieron con ellos :')
Entre los personajes secundarios que intervienen en la novela, cabe destacar a Eva (una mujer conocida como «la perdones», pues siempre habla pidiendo perdón), Heinz (un señor mayor conocido por todos como el poeta de los zapatos), Klaus (el niño perdido) e Ingrid (una chica ciega).
"Fui pasando de un cuerpo a otro, curando ampollas, heridas, congelaciones. Pero no tenía ningún remedio para lo que más atormentaba a la gente. El miedo".
Este variopinto grupo despertó en mí un sinfín de emociones, y es que todos ellos me parecieron tan adorables, cercanos y humanos que me emocionaron en innumerables ocasiones. Y lo primero que tengo que destacar de esta novela son, obviamente, sus personajes. Están tan bien trabajados y pulidos y se empatiza tan rápido y fácilmente con ellos que es imposible no cogerles cariño (excepto a Alfred, el marino alemán, que no me hizo ninguna gracia desde el principio y tampoco entendía mucho su actitud). Mis personajes favoritos han sido, sin duda alguna, Joana (la enfermera), Florian (el prusiano con secretos) y Heinz (el poeta de los zapatos).
La trama, como ya adelanta la propia sinopsis, de sencilla tiene más bien poco y gira en torno a la mayor tragedia de la historia: el naufragio que sufrió el Wilhelm Gustloff. Todo el mundo conoce la historia de grandes barcos como el Titanic o el Lusitania (que fue torpedeado por un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial), pero pocos nos hicimos eco de la historia de este otro barco y os aseguro que a mí se me quedará grabada para siempre por lo mucho que me ha impactado y emocionado.
"El Wilhelm Gustloff estaba preñado con almas perdidas concebidas durante la guerra. Se amontonarían en el vientre del barco, que los pariría soltándolos en libertad. Pero ¿alguien se había dado cuenta? El barco había sido bautizado con el nombre de un hombre, Wilhelm Gustloff. Mi padre me había hablado de él. Fue el líder del Partido Nazi en Suiza. Y fue asesinado. El barco había nacido de la muerte".
Como ya he comentado varias veces, yo no conocía esta historia, pero me ha conmovido de una forma increíble y me ha hecho empatizar de una forma muy dura y cruel con todas esas personas que subieron al barco. Y ya no hablo solo de la travesía en barco, que al fin y al cabo no llega hasta bien avanzada la novela, pero se hace más que palpable el miedo, la culpabilidad, la compasión, la ternura, la furia, la duda y el dolor desde la primera página hasta la última.
Como bien recoge la guía de lectura que se encuentra al final de la novela, «Lágrimas en el mar» no es solo una novela que entretiene, sino que educa, sobre todo emocionalmente, y transmite unos valores que todos deberíamos conocer. Desde luego que a mí me ha hecho reflexionar durante su lectura y me ha conmovido. Ha sido una montaña rusa de emociones y sentimientos, desde el principio y hasta el final. Así que sí, para mí ha merecido la pena sufrir unas horas por descubrir la trágica historia de aquellos que fallecieron o sobrevivieron con la esperanza de ser libres.
Y llegamos al final de la novela. ¡Qué pena me dio llegar hasta aquí! T_T En el último capítulo tenemos una carta a modo de epílogo que nos sitúa más de veinte años después de la tragedia y que resulta reveladora a la par que emotiva. Ofrece algunas respuestas sobre lo que ocurrió con algunos de nuestros protagonistas y al menos a mí me dejó con un nudo en la garganta y los ojos vidriosos. Y no sé cómo animaros a que le deis una oportunidad a esta historia porque, obviamente, no a todos nos gusta lo mismo, pero tanto si ya habéis leído a la autora como si aún no lo habéis hecho y queréis hacerlo, espero que «Lágrimas en el mar» esté entre vuestras próximas lecturas porque ya digo... no decepciona :)
Y vosotros,¿habéis leído esta novela? ¿Os gustaría leerla? Contadme :)¡Nos leemos en la próxima entrada!