Título: Lais.
Autor: María de Francia, fue una poeta nacida en la Isla de Francia que vivió en Inglaterra a finales del siglo XII. No se sabe prácticamente nada de su vida, aunque escribió en anglo-normando, una lengua hablada entre las élites de Inglaterra. Aún así, lo que muchos expertos coinciden es en calificarla como la primera poetisa en lengua francesa, siendo sus obras las primeras en las que se aborda el tema del amor cortés. Culta y con un dominio del latín tradujo a esta lengua el Purgatorio de San Patricio y se le atribuyen dos obras originales: Yosep, una adaptación de las fábulas de Esopo y los famosos Lais bretones. En los últimos años se le ha atribuido también una Haigografía llamada La vie seinte Audree.
Editorial: Alianza Editorial.
Idioma: anglo-normando.
Traductor: Carlos Alvar.
Sinopsis: escritos por María de Francia, los Lais son el resultado de una larga elaboración artística en la que intervienen no sólo la amplia cultura de la autora, sino también una fina sensibilidad que afecta a los matices psicológicos y a los detalles constructivos del ambiente que rodea a los personajes, dando lugar a una atmósfera característica de estas narraciones, en las que se mezclan trama cortés, motivos folclóricos, ingenuidad propia del cuento, rasgos fantásticos, etc.
Su lectura me ha parecido: sencilla, lineal, envolvente, cautivadora, sin intención moralizante alguna, para nada aburrida, todo un descubrimiento...Queridas lectoras y estimados lectores, todos creemos conocer la Edad Media. Todos tenemos en nuestra cabeza una idea de lo que fue aquella época de la historia, en la que aparecen juntos pero no revueltos personajes como el típico y musculoso caballero fardando de espada, la típica y tímida noble dama, el típico monje cantando Canto Gregoriano todo el día, al típico monarca sabio que siempre sabe lo que hay hacer, el típico tabernero feliz, la típica y exuberante prostituta, el típico y famélico campesino, el típico y estridente bufón de la corte o la típica mujer acusada de brujería a la que están a punto de quemar en la hoguera. Pero además, en nuestra concepción de la Edad Media también aparecen escenarios como el típico torneo de justas en donde el honor siempre está en juego, las típicas coronaciones en las que la corona es más grande que la cabeza de los monarcas, el típico y rimbombante rito para nombrar caballeros, las típicas y siempre sangrientas batallas entre asquerosas ciénagas y praderas interminables, el típico castillo que tomar a la fuerza, el típico pueblo situado a las faldas del castillo o la típica catedral gótica cuya épica construcción se recordará por los siglos de los siglos amén. Todos esos "típicos" nos conducen directamente a estereotipos creados por la literatura en primer lugar y por el cine posteriormente. Muchos de lo que hoy consideramos como Edad Media es fruto de una mezcla entre el romanticismo del XIX, las novelas históricas de Walter Scott (especialmente Ivanhoe) y películas tan diferentes entre si como la El Cid, El séptimo sello, El Reino de los Cielos, las sucesivas cintas de Robin Hood, las erótico festivas adaptaciones de Los Cuentos de Canterbury y El Decamerón de Passolini, Braveheart, Destino de caballero o Los caballeros de la Mesa Cuadrada. Un potaje condimentado con un poco de novela histórica de ambientación medieval como El nombre de la rosa o Los pilares de la tierra y unas gotitas, ¿por qué no?, de fantasía medieval como toda la obra de Tolkien (gran parte de ella adaptada al cine) y las siete (a falta de la octava) temporadas de Juego de Tronos. La mayoría de aspectos que aparecen en los libros que he nombrado y en las películas citadas no son propios de la Edad Media. Una vez tengamos claro esa obviedad, aunque a algunos les cueste asumir que no existieron magos a lo Gandalf o Dragones a los que entrenar, debemos irnos al origen. A esos textos verdaderamente medievales, cuyo atractivo ha inspirado todo lo anterior. A escritos como los que hoy tengo el placer de reseñar y que se ha convertido en una joya dentro de mi biblioteca particular. Lais: doce ejemplos de creatividad e inteligencia más allá de los tópicos sobre la Edad Media.
En lo que respecta a la reseña propiamente dicha comenzaremos aclarando una importante cuestión. Al tratarse de un libro de cuentos es posible que me deje muchas cosas en el tintero, pues aunque me gustaría tirarme horas y horas exponiendo los pormenores de cada uno, por experiencia os digo que en estas lides la brevedad, cuanto mayor sea, mejor. Así que dentro de mis posibilidades, intentaré hacerlo lo mejor que pueda. En primer lugar, no podría empezar de otra forma esta reseña sin comentar lo fácil que me ha resultado su lectura. Rápida, sencilla, ágil. Cuando el lector se enfrenta a este tipo de libros tiende a pensar, y con razón, que será un aburrimiento o por lo menos que va a necesitar emplear mucha parte de su tiempo en leer cada uno de sus capítulos. Y es cierto, pues por ejemplo La ciudad de las damas nos se caracteriza precisamente por su lectura voraz ni por su sencillez en el estilo. Por eso sorprende que un libro como Lais, escrito según los expertos en algún momento del periodo que va de 1170 a 1250, sea tan fácil de leer. Probablemente, el hecho de que los cuentos sea uno de los géneros más universales que hay, su extraordinaria brevedad y el que durante los últimos años el lector de a pie se ha habituado a la lectura de estos textos facilitan en gran medida la lectura de estos relatos tan particulares. Pero ojo, los lais no son igual que los cuentos que todos y todas conocemos, al menos culturalmente. Para los que no lo sepáis, los lais son narraciones breves sin intención moralizante ni didáctica, cuya trama gira entorno a una aventura, en otras palabras, al rededor de un héroe que tiene que enfrentarse a una prueba de carácter excepcional. En definitiva, el lector está ante lo que se podría calificar como el germen del relato fantástico y de aventuras. De hecho, en los Lais de María de Francia, aunque ambientados en una atmósfera real (la Bretaña Francesa), están plagados de elementos inventados y que posteriormente serían muy usados en la literatura fantástica. Por citar algún ejemplo, estoy pensando en el caso de lai titulado Lanval, que narra la lucha entre un caballero y una criatura sobrenatural, en Milión, donde un cisne se convierte en el mensajero de las palabras de amor entre dos enamorados o Bisclavert, lai en el que aparece la licantropía, es decir la creencia en la presencia de hombres-lobo. También, y esto si que es importante, en los Lais de María de Francia aparecen las primeras tramas de amor cortés de toda la Edad Media. Por si no lo sabíais, el amor cortés es tal vez la trama y temática más extendida en toda la literatura del periodo, estando especialmente presente en los poemas y en los cuentos. Es más, me atrevería a decir que ésta ha sido el germen de muchas grandes obras de la literatura universal que se escribieron posteriormente. Sin ir más lejos, Romeo y Julieta no deja de ser una actualización teatralizada del amor cortés medieval por ejemplo. También hay que comentar algo muy importante, y es que los Lais no nacieron de la privilegiada imaginación de María de Francia, sino del interés por estas historias orales que la autora ha escuchado, recopilado y reestructurado según su criterio. Así se lo hace saber al rey al que va dedicado este libro, que según los expertos podría tratarse de Enrique II Plantagenet o por el contrario de su hijo Enrique el Joven, en un prologo muy breve y de obligatoria lectura. Por último, y ya para finalizar la redacción de este tercer párrafo, me gustaría desde la distancia de los siglos agradecer a María de Francia el que haya tenido la lucidez de recoger todas estas historias, nacidas en verso y concebidas en un principio para ser cantadas con acompañamiento musical, para destacar el contenido de las mismas. Gracias a ellas el lector podrá adentrarse en una parcela semi desconocida de la historia cultural de la Edad Media en lo que a las letras se refiere y descubrir a una autora tan interesante como misteriosa.
¿Quién es María de Francia? Sí, no es ninguna broma. Va en serio. Os lo estoy preguntando de verdad, pues, según parece a día de hoy no se sabe a ciencia cierta quién fue la autora de los famosos lais que acabamos de reseñar y los expertos por desgracia no han consensuado ningún nombre definitivo. Lo que si que existen son suposiciones, opiniones, discusiones, sospechas de quién pudo ser María de Francia. Varios son los nombres que se han puesto sobre la mesa: la abadesa de Shaftesbury llamada María y medio hermana de Enrique II, la abadesa de Reading también llamada María, la abadesa de Barking María de Boulogne, la hija de Galerán VI Marie de Meulan y esposa de Hugh Talbot, la condesa María de Champagne (hija de Enrique II Plantagenet y Leonor de Aquitania y mecenas de Chrétien de Troyes) o simplemente algún miembro de la corte real durante el reinado de estos dos reyes (formando parte del círculo más cercano a la culta reina Leonor de Aquitania). Tras esta breve pero exhaustiva exposición de las posibles candidatas he sacado tres conclusiones. La primera, que fuese quien fuese esta claro que tuvo que ser una mujer con un elevado nivel intelectual y dominio de lenguas como el latín y el anglo-normando. La segunda, que esta mujer debió de disfrutar de bastante tiempo para poder dedicarlo al noble oficio de la escritura. La tercera y más importante, que por desgracia a nadie le importa quien fue María de Francia. Sí, no es ninguna barbaridad lo que acabo de decir, es más, si existiese un mínimo de interés, los expertos se habrían afanado en ir en busca de su identidad bajo el pseudónimo y no quedarse en nombres que llevan a los lectores más comprometidos a la confusión. Incluso es probable que actualmente supiéramos al menos más datos de su biografía en el caso de que, por los avatares de las investigaciones históricas, nunca se sepa quien fue en realidad. Pero seamos sinceros y observemos este caso desde la mirada de la historia de género, ¿a nadie se le ha ocurrido pensar que nos encontramos ante un nuevo caso en donde la vara de medir no es la misma si el objeto de investigación es un personaje del sexo femenino? Para corroborarlo no hay más que ir a los innumerables estudios que se han hecho sobre los grandes personajes masculinos de la historia, que en el ámbito estrictamente literario son desbordantes. Pero ya no solo podemos evidenciar el desigual interés en los trabajos académicos, también, por poner un ejemplo, el lector lo puede comprobar a través de las fotografías de la época. Todos conocemos las instantáneas que se tomaron los componentes de la Generación del 27, es más, conocemos a todos y podemos identificarlos en un solo vistazo. Pero ¿y ellas? ¿Dónde estaban? ¿Quiénes eran? ¿Por qué salen tan pocas junto con sus compañeros en estas fotografías? ¿Dónde estaban entonces? Yo os lo diré, escondidas, no por voluntad propia, sino por el machismo de su tiempo y que, por desgracia se ha prolongado hasta nuestros días. Afortunadamente, la obra de muchas de aquellas grandes mujeres está siendo por fin reconocida o viendo la luz en la mayoría de los casos, al igual que sus nombres. ¿Qué quiero decir con todo esto? Que las mujeres han estado ahí, aunque muchos pretendan ignorarlas, ningunearlas o desprestigiar su trabajo. Y que personalidades como María de Francia merecen ser más promocionadas, y aunque esta bien que se hayan puesto manos a la obra en tratar de averiguar su identidad, el interés por su figura no debe ser frenado y menos por el hecho se ser mujer. Una mujer que, por si fuera poco, escribió sobre el amor cortés mucho antes que otros autores coetáneos o posteriores a su obra. Algo que debería tenerse en muy en cuenta en los círculos académicos. Lais: doce historias de amor, fantasía, pruebas del destino, valor, leyendas, superstición...Una luz en medio de la oscuridad.
Frases o párrafos favoritos:
"Quien quiere defenderse del vicio debe distanciarse y verse libre de un gran daño. Por esa razón empecé a pensar en escribir alguna buena historia y ponerla de latín en romance; pero me habría sido de poco valor, ¡tantos son los que lo han hecho ya! Y pensé en los lais que había oído. No dudaba, bien sabía, que los primeros que empezaron con ellos los hicieron recuerdo de acontecimientos que habían oído y luego les dieron difusión. He oído contar muchos, que no quiero ni olvidar, los he rimado y puesto en verso ¡a menudo he perdido el sueño con este trabajo!"
Película/Canción: en esta ocasión, y ante una falta de interés por la figura de María de Francia en el ámbito de las ciencias cinematográficas y televisivas, he optado por adjuntar la pieza de música medieval que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial