Finalmente, terminé de leer Landline. Segundas oportunidadesde Rainbow Rowell.
¿Me gustó?
Sí.
¿Era lo que esperaba?
No.
A decir verdad, empecé la novela con muchísimas expectativas. Eleanor & Park se encuentra entre mis lecturas favoritas, así que esperaba toparme con algo similar (a nivel impacto) con Landline. Y ese fue mi gran error.La pluma de Rowell nunca decae. Siempre nos deleita con diálogos graciosos y con mucho espíritu, pero hubo algo que le faltó. No sabría explicar exactamente qué, pero mi inclinaría a decir que la falla estuvo en la protagonista. Si bien por momentos pude conectar con ella, en otros pensaba: “Vamos, flaca, se supone que sos madre, tenés dos hijas, ¿qué estás haciendo?”.Por otro lado, sí pude entender a Neal, ¡pobre tipo! Aunque a veces sentí era algo exagerado, como lector me podía poner en su lugar. En cambio, con Georgi no me ocurrió lo mismo. Me dejó la impresión de que tenía una actitud muy teen, cuando estaba leyendo una novela que es para adultos (o crossover). Si ella hubiera tenido diez años menos, probablemente, la crítica no sería esta.
Bueno, en términos de argumento, me pareció interesante.Les hago un resumen: Georgi es un profesional del mundo de la TV, perfil alto, algo irresponsable, no sabe lo que quiere y trabaja hasta muy tarde. Neal es perfil bajo, se encarga de cuidar a las nenas mientras su mujer trabaja y la consiente todo el tiempo. ¿Qué pasa? Neal quiere ir a pasar la Navidad con sus padres, pero Georgi necesita quedarse porque tiene una gran oportunidad en el mundo de la TV que siempre esperó, y tiene que escribir los guiones de unos capítulos con Seth, su mejor amigo de toda la vida. ¿Qué decide hacer Georgi? Quedarse y dejar que su marido se vaya con las nenas. Luego, en lugar de escribir el guion, cae en una profunda crisis existencial (al mejor estilo teenager) y no sabe qué hacer de su vida, de su relación con Neal y, encima, también coquetea con Seth.Como verán, se trata de un lindo drama familiar, que la autora supo llevar muy bien. Pero lo importante de la novela es el factor mágico: durante esos días que Georgi se queda en casa de su madre, regresa a su vieja habitación y utiliza el teléfono que tiene allí para llamar a Neal. ¿Y saben qué pasa? El teléfono la comunica con el Neal del pasado, cuando recién comenzaban su relación.Este factor “mágico”, por llamarlo de alguna manera, fue lo que más me gustó de la novela. Capítulo a capítulo, Rowell nos hace viajar de pasado a presente y nos permite conocer más sobre la relación entre Neal y Georgi. Hubo escenas muy lindas, conmovedoras y otras con mucho humor. Este balance entre drama y comedia me pareció muy atinado e hizo la lectura mucho más fluida.
Dictamen: me gustó. El concepto de la historia es bueno, pero no es lo mejor que ha escrito Rowell y les recomiendo que no tengan demasiadas expectativas porque pueden acabar decepcionados.¿Alguno la leyó? ¿Qué les pareció?