Venecia 1908. Gian Carlo Montalbano y su hija Silvana instalan su juguetería, La Grotta della Fenice, frente a la antigua y emblemática juguetería de los Corsini. Los juguetes de los Montalbano son la última generación de autómatas que se pueden encontrar en el mercado y sus muñecas son tan perfectas que parecen de carne y hueso. Mario Corsini, decidido a averiguar los secretos del arte de los Montalbano, se adentra en la juguetería y entabla amistad con la fría e inteligente Silvana. Sin embargo, lo que Mario descubrirá en La Grotta della Fenice desafiará los límites de su imaginación y hará estremecer los cimientos de la sociedad veneciana, sumiéndola en una espiral de horror y muerte.
Con la llegada de los Montalbano, sin embargo, sus vidas darán un gran giro. Padre e hija. Gian Carlo y Silvana. Llegan casi sin previo aviso y se instalan al lado de Ca'Corsini, inaugurando la increíble La Grotta della Fenice, una juguetería magnífica. Cualquier novedad creada por Mario se convierte en un simple aparatujo pasado de moda comparada con los complejos mecanismos que manejan la familia Montalbano.
Muñecas que parecen tener vida propia, que responden de manera cuerda e incluso parecen sentir o pensar, artefactos incomprensibles y demasiado complicados para la mente humana... Y es que La Grotta della Fenice no será una simple juguetería. No será la-competencia-y-punto. Y es que tanto Gian Carlo como su preciosa hija, de la que se prenderá Mario, esconden muchos secretos...
Opinión personal (sin spoilers) Soy culpable. Lo acepto. Me declaro total y absolutamente culpable. Y es que no haber podido saborear todavía la primera novela de Victoria Álvarez me parece una desfachatez; una auténtica locura, un sinsentido, algo atroz, un pecado contra la literatura juvenil... Porque con las maravillosas reseñas que he leído sobre Hojas de dedalera y tras haber devorado su segunda novela, no sé cómo no ha caído en mis manos un ejemplar de su libro anterior.
Bienvenido a Venecia. Abrid la oscura y misteriosa portada y adentraos en la más realista Venecia del siglo XX que os podáis imaginar. Dicen que leer es viajar, y sin duda alguna, Las Eternas le hace justicia a esta afirmación. Trasnochadores, todavía no he tenido la oportunidad de regresar a tiempos remotos, pero la forma de escribir de Álvarez ha conseguido que me imagine cómo debía de ser la vida en esta famosa ciudad bañada por canales a principios del siglo pasado. He estado en Ca'Corsini, he recorrido las oscuras calles de Venecia a medianoche, me he quedado embelesada con las sorpresas de La Grotta della Fenice, he acariciado la muñeca de porcelana del escaparate de Mario... Señores, señoras, dad un paso y meteos de lleno en esta máquina del tiempo con solapas, tapa blanda y hojas llenas de letras. Como podréis deducir, lo que me ha enamorado ha sido la narración de la autora. Este es indudablemente el aspecto más destacable de la novela a mi parecer, aunque los demás elementos también están perfectamente bajo control, que no cunda el pánico.
Sobre la extensión, creo que es la adecuada. No se me ha hecho para nada largo, pero tampoco he considerado que le falten páginas. Como bien os decía antes, la narración os absorbe, así que sin que os deis cuenta llevaréis devorado la mitad del libro. Un punto fuerte para mí es el hecho de que se trata de un libro autoconclusivo. Y el final... ahí lo dejaré.
Una novela oscura, profunda. Una máquina del tiempo. Una guía de viajes a las zonas más impresionantes de Venecia. Y miles de apuntes, esquemas y garabatos de una tecnología con un pie en lo posible y otro en lo imposible.
Nota final: