Amelia Gray es una joven de 27 años que trabaja como restauradora de cementerios y tiene el don (o la maldición) de ver fantasmas. Amelia está enfrascada en un nuevo proyecto que pronto se complica cuando un asesino en serie empieza a dejar cadáveres en el cementerio...
La Restauradora es un libro que escogí para este Sant Jordi porque creí que incluía todo lo que me suele gustar. Y en realidad, así es: está ambientado en Charleston (Carolina del sur), tiene una trama repleta de misterio y también un toque sobrenatural, algo que me suele atraer mucho.
Como con mi anterior lectura, el libro empieza bien y es entretenido durante la mayor parte de la historia, pero al final termina decepcionando. Y me sabe mal, porque quería que me gustara. ¿Lo recomendaría? Sí, si te llaman este tipo de historias, pero con reservas.
Lo que menos me ha convencido, sin duda, ha sido la protagonista, Amelia Gray. No sé por qué, pero esperaba a alguien que contrastara un poco más con ese ambiente tan lúgubre, pero en lugar de eso, su personaje me ha parecido increíblemente soso y aburrido, en resumen: una pánfila de cuidado. Amelia se enamora a primera vista del misterioso-policía-alma-torturada Devlin, un hombre que aunque no lo parezca, todavía es más aburrido que ella. Amelia se pasa toda la historia suspirando por el policía, que encima es súper antipático y no de una manera entrañable para que le puedas coger cariño, no. La historia de amor me ha parecido muy forzada y poco interesante, la verdad. Estaba deseando que dejaran de mirarse y se centraran en la resolución del misterio.
Respecto al caso, lo cierto es que me ha interesado mucho desde el principio. En ningún momento sabía qué iba a pasar a continuación (excepto que Amelia seguiría obsesionándose por Devlin) y sospechaba de casi todos los personajes que han ido apareciendo. Además, los crímenes estaban relacionado con una trama del pasado de universidades y hermandades secretas, así que esa parte es lo mejor del libro en mi opinión.
Otro detalle a destacar es la información sobre cementerios y lápidas. Esta parte me ha parecido muy curiosa y se nota que la escritora ha investigado mucho sobre el tema: las descripciones estaban muy cuidadas y definitivamente aprendes sobre la temática.
Volviendo a los negativos, creo que muchos coincidirán en que el final es demasiado apresurado y deja mil cosas en el aire. Me parece bien que la autora pretenda que sigas leyendo los siguientes libros de la saga, pero una cosa es dejarte con la intriga y otra muy diferente es abrir mil tramas para no cerrar casi ninguna. Por ejemplo, tenemos lo del padre de Amelia, lo dl detective privado, incluso el colgante de Devlin. Pero es que aún quedan más cosas que no terminan de cuajar.En definitiva, La restauradora de Amanda Stevens es un libro que tiene mucho potencial, pero que, en mi opinión, no ha conseguido destacar.