SINOPSIS:No puedes poner freno al futuro.Ni reescribir el pasado.La única forma de revelar los secretos es... darle al «Play».Una caja, trece caras de casete, trece culpables y una víctima.Apenas han pasado dos semanas desde el suicido de Hanna, cuando Clay encuentra una misteriosa caja en la puerta de su casa. La caja contiene unos casetes que serán el comienzo de un perverso juego que involucrará a todos los responsables de la muerte de Hanna.GOODREADS
OPINIÓN PERSONAL - LUCÍA:Este es uno de esos libros que marca, una historia que me ha enganchado desde la primera hasta la última página: por el tema tan sensible que toca y la maravillosa forma en la que lo hace, por el amplio abanico de personajes, por la crítica social y la pluma de un autor que me ha conquistado.Con motivo de la llegada de la adaptación de Netflix (de la que ya os he hablado aquí), empecé a leer esta novela, que salió en España hace años bajo el extinto sello Ámbar y ha sido reeditado ahora por Nube de tinta.Hay varias diferencias entre la serie televisiva y el libro, pero todas ellas ayudan a que la historia llegue a los jóvenes del 2017 y, además, añade elementos que la completan y dan una perspectiva más amplia de lo sucedido. Las redes sociales aparecen en la ficción televisiva, también se modifican algunos detalles; se cambian el orden de los factores pero no se altera el producto.
Una de mis portadas favoritas.
El libro es ágil, está narrado en primera persona e intercala lo que Hannah cuenta en sus cintas y las reacciones y pensamientos que genera en Clay, el protagonista, que debe enfrentarse a ese macabro legado sin saber de qué manera ha influido en la muerte de la chica, y, lo que es peor, consciente de que es agua pasada, una pérdida que ya no puede remediar, por mucho que lo desee.A lo largo de los capítulos acepta que ella significaba más para él de lo que deseaba admitir en un principio.
Novela y adaptación nos enseñan cómo un rumor nacido desde la inconsciencia puede convertirse en la emponzoñada punta de una flecha, el daño que los cotilleos, los desplantes y las malas actitudes pueden hacer en otras personas, chicos y chicas que quizá nunca lleguemos a conocer del todo, pero a los que, con nuestra ignorancia, podemos hacer mucho daño. Libro y serie reflejan una realidad social que yo misma he tratado en mi última novela (Oh My Gothess): el acoso escolar. ¿Quizá os suene más el término bullying? Porque ahora tendemos a etiquetarlo todo, mentalmente y en las redes sociales. Incluso las personas reciben etiquetas, algunas de las cuales pueden marcarlas para siempre.Por eso es tan importante la prudencia, el ponerse en el lugar de los demás, el pensar antes de señalar con el dedo o excretar veneno en un comentario, más todavía cuando todo ello acontece entre las paredes de un instituto y a unas edades en las que cada suceso puede resultar determinante.Si algo alabo de la novela es el tono. El autor no resta importancia ni dramatismo al suceso alrededor del cual gira toda la trama, el suicidio de Hannah, y, sin embargo, es capaz de arrancarnos alguna sonrisa cuando la historia nos roba el aliento.Acompañar a Clay en esa espiral de dolor y descubrimiento a lo largo de las 13 caras de las cintas de casete es duro e intenso, pero también gratificante. Nos da la oportunidad de ver las cosas desde distintas perspectivas, el autor sabe cuándo darle al botón de pausa y dejar la narración de Hannah en stand by para acercarnos a la reacción de Clay y su análisis de cuanto descubre.
Por trece razones es, en definitiva, una novela que debería leerse y comentarse en institutos. No deja indiferente, incluso llega a abrumar, se cuela insidiosamente en nuestro subconsciente y nos invita a la reflexión y la autocrítica.
Lo mejor: la voz de Hannah y cómo el autor nos enreda en una maraña de sentimientos.Lo peor: que faltan detalles y que las trece caras de esas cintas se enfrenten a sus acciones, algo que en la serie han subsanado.
VALORACIÓN: