Opinión:
«Los de abajo» de Mariano Azuela es una historia de revolución y de lucha por los derechos de los oprimidos, en donde el campesino y el hombre del común se ve obligado a pelear porque no soporta más la vida de carencias, incertidumbre e inconformidades que han acabado con sus ideales y sueños, dejándolos a una vida de miseria que el poder les ha arrebatado.
La lucha establece entre los federales y el pueblo, donde los primeros tienen por labor acallarlos y evitar que se revolucionen y atenten contra los intereses de los poderosos. Sin embargo, el escritor no sólo muestra a un pueblo desvalido que quiere dejar de ser humillado, sino que también muestra la naturaleza humana que se deja llevar por el poder, y es interesante notar que la lucha por los principios e ideales de los campesinos se desvía y relata que también pueden convertirse en igual o peor que las personas contra las que luchan, mientras los federales causan caos, humillan y maltratan al pueblo, el campesinado revolucionario no se queda atrás y llega el momento en que también se convierten en saqueadores y vándalos que no les importa más que el poder que les da las armas y la revolución, y terminan por olvidar la razón de su lucha.Otro punto que importante que trata el autor es el tratamiento que se tiene para la mujer, y es que el hecho de ser del sexo femenino da pie para que se les trate de la peor forma. La mujer no es tomada en cuenta para nada, y no se le permite participar en las decisiones, dejada únicamente para ser un objeto de placer que puede ser manipulada por los hombres cuando se quiera, lo que demuestra el pensar y actuar de las personas de aquella época en que México se revolucionaba.El personaje de Camila es el fiel reflejo del trato a la mujer, acostumbrada a obedecer las órdenes de los hombres sin tener derecho a cuestionarlas. Aunque se muestre al hombre como el generador de guerra y violencia, también es cierto que personajes como Demetrio Macías, muestran la valentía del pueblo que quiere dejar de ser humillado, aunque en el camino revolucionario los objetivos se pierdan, el final de la obra propone eso, al mostrar al protagonista como si aún siguiera apuntando al enemigo eternamente, como símbolo de que la lucha no termina con la muerte de las personas sino que continua con la esperanza que da el defender los ideales.
(Lagos de Moreno, 1873 - México, 1952) Escritor mexicano que con su novela Los de abajo (1915) y un conjunto amplio y diversificado de narraciones dio forma a la llamada «Novela de la Revolución Mexicana», de la que fue el iniciador y principal exponente junto con Martín Luis Guzmán.
Estudió medicina en Guadalajara, Jalisco. Tras la caída del gobierno de Francisco I. Madero a consecuencia del golpe de estado de Victoriano Huerta, Mariano Azuela se sumó como médico militar a la causa constitucionalista liderada por Venustiano Carranza, que pretendía restaurar el estado de derecho. Su participación en el conflicto le dio amplio material para escribir Los de abajo (1915): un impresionante fresco, más por los hechos narrados que por la técnica empleada, sobre la Revolución Mexicana.
A esta obra la habían antecedido novelas menores de corte costumbrista, como Fracasados (1908) y Mala Yerba (1909), en las que retrataba la tensión social que precedió al estallido de la lucha armada. Por su claridad para presentar hechos, su innegable tono de denuncia social y su oposición a la dictadura de Huerta, Los de abajo marcó las pautas de un género cuya práctica se extendió hasta muy avanzado el siglo XX, con títulos como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. La novela fue traducida a varios idiomas por su intenso contenido testimonial.
Tras la publicación de esa obra, Azuela avanzó en su estudio de la vida mexicana en los ámbitos rural y urbano, en los medios políticos, agrarios y familiares. Las obras de ese período son amargas y nunca están exentas de una ironía cruel. Entre ellas pueden citarse Los caciques (1917), Las moscas (1918), Las tribulaciones de una familia decente (1918), La luciérnaga (1932), Avanzada (1940) y Nueva burguesía (1941). Para cerrar su carrera escribió La marchanta (1944), La mujer domada (1946) y La maldición (publicada en 1955).