Cada uno tendrá su opinión sobre las series emitidas hasta ahora en la plataforma de vídeo bajo demanda, pero a grandes rasgos podemos decir que Daredevil y Jessica Jones han sido las más alabadas, mientras que Luke Cage ha sido la que ha recibido las opiniones más mixtas y Iron Fist se ha coronado como la peor de las cuatro. Así que, con un simple cálculo matemático podríamos decir que Los Defensores, al menos en lo que a sus cuatro primeros episodios respecta, está algo por encima de la serie de Luke Cage, pero sin llegar a los altos niveles de la del Diablo de la Cocina del Infierno.
La reunión superheroica peca de lo mismo que las series de Cage y Danny Rand: su lentitud. Es entendible que el comienzo requiera de una cierta puesta en escena, algunas de las temporadas individuales de los personajes quedaron muy abiertas y juntar al grupo de buenas a primeras habría sido precipitado. Sin embargo, en los primeros episodios parece que estamos viendo continuaciones de las series individuales, pasando de un personaje a otro sin llegar a confluir. Incluso la música y la iluminación varía, retrotrayéndose a las respectivas series individuales. Siempre es bueno volver a ver a Matt Murdock, Jessica Jones, Luke Cage y Danny Rand, pero cuando estamos ante la serie de Los Defensores, puede ser un poco desesperante ver que, después de cuatro series y cinco temporadas, todo tarda aún más en confluir. Por ello, el entretenimiento está ahí, la acción se mantiene, pero no es lo que se nos promete. Y da aún más rabia cuando uno sabe que la serie solo tiene ocho episodios.
Cuando los personajes se juntan, la cosa mejora notablemente. A nadie pillará por sorpresa ver que ninguno de los personajes está muy dispuesto a colaborar con los otros. Después de todo, ninguno se ve como un héroe. Existe una divertida tensión, un rechazo a la colaboración. Pero también existen momentos que muchos fans de los cómics admirarán. Y es que, de lo que llevamos visto, la relación entre Danny y Luke quizás sea lo mejor.
En el bando contrario, las cosas transcurren igual de lentas. Pero al menos en este caso está más justificado, pues no conocíamos a la villana, Alexandra, de antes. De modo que se agradece ese desarrollo del personaje, aunque no llega al mismo nivel de detalle ni efectividad del Kingpin de la primera temporada de Daredevil.
Quizás se quede un poco escueta esta reseña, pero poco más hay que decir. Hasta este punto, mitad de la temporada, poco ha pasado. El tono de la serie es el mismo al que ya nos tienen habituados estas series de Netflix, variando ligeramente entre personajes. De modo que, cuando estamos siguiendo la historia de Matt Murdock, el estilo es el mismo que en su serie, y así con los demás. Incluso cuando los cuatro están juntos en escena, la iluminación de los héroes detrás de ellos varía con sus respectivos colores: rojo, azul/púrpura, amarillo y verde. Un ejercicio que, aunque sirva para hacer referencia a los personajes, puede fallar a la hora de dar cohesión a esta serie crossover.
En definitiva, con un inicio tan lento y alejado de lo que se nos prometía, es difícil hacer una crítica más amplia. Aunque la trama queda clara, así como el camino a seguir por nuestros héroes, cuesta no temer porque la resolución se vea muy acelerada en los cuatro episodios restantes.