Los robots gigantes siempre han sido un recurso muy utilizado en el anime como Neon Genesis Evangelion o Code Geass, aportan espectacularidad, pero hasta ahora no había leído nada que lo tuviera como centro de su trama. La novela de Sylvain Neuvel iba ser autopublicada tras un año de intentos editoriales, pero tras una reseña en Kirkus reviews su éxito se viralizo, una gran editorial apostó por ella y se alzó con el premio a mejor novela independiente en 2015, así como la compra de los derechos cinematográficos por parte de Sony. La trama arranca con el onceavo cumpleaños de Rose Franklin, cuando tras salir a estrenar su nueva bicicleta en el bosque cercano a su casa un extraño resplandor la ciega, perdiendo el conocimiento hasta la mañana siguiente cuando aparece metida en un enorme agujero encima de una mano metálica de dimensiones gigantescas. Casualidades del destino, veinte años más tarde una Rose ya doctorada en física se meterá de lleno en la reapertura de la investigaciónsobre dicha mano, descubriendo la existencia de más partes anatómicas a lo largo del planeta.
El primer punto fuerte a destacar de la novela es el ritmo se imprime durante toda la historia, ya desde las primeras páginas. Para ello articula toda la novela a partir de una serie de documentos (entrevistas, grabaciones, entradas de diario o expedientes) que ocupan muy pocas páginas pero que nos permiten avanzar por este thriller de ciencia ficción a pasos agigantados, yendo siempre al grano y sin andarse con rodeos. Es de gran valor lo que hace, no creo que sea para nada fácil hacer que lleguemos a conocer a los personajes así como seguir con la trama solo siendo testigos de algunos acontecimientos clave. Aunque esto tiene un claro defecto, carecemos de una gran profundidad de personajes pese a que Sylvain hace un gran trabajo con los diálogos, y un par de veces los sucesos son demasiado convenientes, pero nada que no podamos pasar por alto en el disfrute de la lectura.
La mezcla de géneros también es algo muy presente en toda la historia. No solo tendremos el misterio que rodea a todo el robot gigantesco, sino también el entrevistador que se encarga de ir dándonos los puntales durante toda la novela. Realmente terminamos sin saber nada sobre él, siempre está jugando con nosotros y nunca desata sus intenciones, es de lo más desquiciante pero a la vez de lo que más me curiosidad me despierta aparte de la robot. Así como el componente especulativo político, rozando la superficie de los conflictos entre las grandes potencias ante un hecho histórico como este. Por último, tenemos el componente de ciencia ficción, dando pequeñas explicaciones científicas sobre el robot pero que se quedan en la mera superficie, supongo que con las reservas guardadas en las dos novelas restantes.
Algo que me llamo desde el inicio a la novela era el nombre de la trilogía, Los archivos de Temis. En la mitología griega Temis es una de las seis hermanas y seis hermanos hijos de Gea y Urano, una de los doce titanes y titánides de la primera generación. Me encanto por ello encontrarme la referencia a lo largo de la novela y como va especulando a través de este concepto, esto desata mi pasión mitóloga para los posteriores volúmenes y como puede jugar con ello. Y es que la historia termina por todo lo alto, dejándonos boquiabiertos y a la expectativa de que será lo que este por venir tras esta buena y sólida primera parte. Yo ya he leído la sinopsis de la segunda parte Waking Gods que sale en abril de este año, y solo estoy rezando por que no tarde mucho en llegarnos por aquí.
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