Un matrimonio asesinado. Dos policías desconcertados. Un anónimo y generoso benefactor. Una inaudita desaparición de objetos de arte. Un misterioso documento calificado de "alto secreto". Un párroco obligado a guardar el secreto de confesión.
De no haber sido por Alejo Doménech, el hombre de vida oscura que aquella tarde de invierno se decidía a entrar en la parroquia de las Tórtolas para confesar un pecado cuyas implicaciones nadie alcanzaba a sospechar en aquel momento, Alicia Cepeda, inspectora de la Brigada Central de Investigación de Delitos contra las Personas, nunca habría sabido de Casimiro Santamaría, un joven subinspector adscrito a la Brigada de Patrimonio Histórico. Tampoco el padre Juan, hasta entonces un heterodoxo párroco preocupado por el bienestar de su comunidad, un siervo de Dios cuya vida iba a cobrar un nuevo significado tras escuchar la inaudita confesión, un conocimiento adquirido al amparo del secreto de confesión, pero también contrapuesto a los dictados de su conciencia.
Sin embargo, será la muerte de Alejo –acaecida a la salida de la iglesia– el desencadenante de una serie de acontecimientos aparentemente inconexos, hechos que un misterioso ladrón de objetos de arte terminará por dar sentido cuando Alicia y Casimiro descubran que los robos apuntan a uno de los secretos de Estado mejor guardados de la España de 1950. A un secreto… y al asesinato del humilde matrimonio Palacios a manos de un depravado que la Justicia de la época no dudó en condenar a la pena capital, una sentencia ejecutada en la lluviosa mañana del trece de febrero de 1973.
Leer un libro de un autor autopublicado es siempre una sorpresa. He leído algunos que son realmente malos y otros auténticas joyas pero el problema viene con ciertos egos de esos autores que se creen con el derecho de que tienes que obligarte a leer su libro. Rubén se puso en contacto conmigo y me habló de su novela, muy educadamente y sin obligarme a nada, ya con eso ganó bastante puntos y por si fuera poco, la sinopsis que me pasó de su libro me llamaba poderosamente la atención. Le dí una oportunidad y tengo que admitir que es de los libros que han entrado en la lista de pequeñas joyas que pasan desapercibidas.
En 1972 se cometió un terrible asesinato que las autoridades intentan ocultar sea como sea. Estamos en la actualidad, el padre Juan cofiensa a Alejo Domenech antes de morir atropellado, las pesquisas indican que puede ser un accidente pero lo que encuentran en la casa del hombre parecen indicar que ocultaba algo. El caso hace que se junten la inspectora Alicia y el subinspector Casimiro, de la Brigada de Patrimonio. Los dos policías piensan que puede haber cierta conexión entre el robo de unas piezas de arte que descubren cierto documento y la muerte de Alejo que intentaba ocultar algo. Dos historias que parecen que no tienen mucho en común, pero que se va enredando con el paso de las páginas, para que el lector pueda ver un entramado que lo dejará sorprendido.
En un principio el libro tiene tres tramas diferenciadas: las investigaciones de Alicia y Casimiro, el otro el robo de piezas y falsificaciones de arte y las aventuras del padre Juan con sus vecinos del barrio. Estas piezas que aparecen desperdigadas por el tablero se irán uniendo a lo largo de las páginas para formar una imagen completa y dar sentido a toda la historia. Eso sí, no será hasta casi al final cuando podamos ver sentido a toda la trama que encontraremos en el libro. Parece un poco lioso al principio pero con el paso de las páginas y estando atento a los detalles se puede formar la figura completa.
El ritmo que maneja el autor durante todo el libro son altibajos, esto no quiere decir que sea malo, al contrario, porque es una historia que lo necesita por sus explicaciones y pesquisas. El autor maneja al lector a su antojo y lo va llevando por los caminos que él quiere para que no pierda la atención de lo que está leyendo. Eso sí, si tiene que dar alguna explicación es mejor explayarse un poco para no perderse nada.
Los diálogos que encontramos a lo largo y ancho de la novela agilizan su lectura y más si vienen acompañados de capítulos con escasas tres o dos páginas, este efecto consigue que pasemos y nos enganchemos a la lectura. Lo mejor son los finales de capítulos que los dejan en puntos sumamente interesantes que consiguen que digas el famoso "un capítulo más y lo dejo", pero no seamos mentirosos porque nunca lo dejamos, siempre seguimos.
Es importante mencionar los grandes papeles que tienen los personajes. Pese a que tiene dos protagonistas principales, como Alicia y Casimiro, yo la clasificaría como una novela coral en el que todos los personajes tienen su importancia relativa. Lo que yo echo en falta es una mayor profundidad en su carácter y una mayor definición porque considero que si tienes dos personajes fuertes y bien hechos, la historia va rodada con muchísimas facilidad. De todas formas, tiene algunos que son memorables y que me han gustado.
En definitiva, Los renglones del Destino es una novela entretenida, que te dará para unos días y que jugará con el lector. Tramas diferenciadas pero con un nexo que dará el sentido a la historia, tensión constante a lo largo de la historia pero sin abusar del page-turner y unos personajes que pese a quedarse un poco superficiales, me han gustado como quedan todos en el conjunto de la historia. Sin duda, una historia que disfrutaréis y más en este época estival.
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¿Has leído el libro o algún otro que tiene publicado el autor? ¿Qué te ha parecido? Espero tus comentarios más abajo :)