Tyen, un joven estudiante de arqueología en la Academia, se ha embarcado en una expedición donde encuentra un objeto que parece carecer de valor, pero que le cambiará la vida; un extraño libro en el que se encierra el espíritu de Vella, una hechicera cuya sabiduría se ha acumulado a lo largo de los años e incluye información sobre el fin de la magia en este mundo. Rielle es una joven que vive en un mundo donde el uso de la magia está regido por los sacerdotes, la cual está totalmente prohibida para el resto de los habitantes. Ella siente que tiene habilidad para la magia desde que ha es una niña, y una persona en la ciudad puede estar dispuesta a enseñarle.
Por fin llego la hora de probar a la conocida autora australiana de “Crónicas del mago negro”, Trudi Canavan. Me ha resultado una novela entretenida pero irregular, muy irregular. El estilo de Canavan hace que la lectura sea ligera y rápida pese a sus 600 páginas, con una prosa bastante fluida y con muchos cliffhanger al final de cada parte, aunque algunos momentos creo que cae en una sobre información un tanto exagerada durante la narración, sobre todo al principio, haciendo que todo el relato se empantane un poco. A lo largo de todo el libro iremos conociendo que les sucederá a nuestros jóvenes protagonistas alternando una y otra historia en bloques de aproximadamente un centenar de páginas, y si bien yo esperaba que ambas historias terminarán confluyendo, se ve que de momento no es así. Y este es el problema principal, que una historia me enganchaba y me gustaba, y la otra no tanto. La historia de Tyen es la más interesante, sus aventuras con viajes y huidas alocadas, con magia y personajes interesantes, con revelaciones y cavilaciones atractivas. En cambio, la historia de Rielle no deja de ser más que un drama romántico de telenovela predecible desde los primeros momentos y donde se me hacía difícil avanzar en sus tramos, excepto en los capítulos finales, donde deja de lado ese romance.
Me ha gustado bastante la idea de los diferentes mundos a los cuales se puede viajar, y que además comparten una magia que en esencia es similar, pero que tiene diferentes usos. El sistema de magia es algo difuso, pero se basa en que la magia habita en los mundos y esta debe canalizarse a través los sentidos para proyectándose y absorbiéndola, para después poder utilizarla. De nuevo el mundo de Tyen era el que más me atraía, un paraje en plena revolución industrial en las que las maquinas se alimentan de magia, lo cual está terminando con toda la existente. Me atraía mucho la idea de la Academia, de cómo enseñaban a usar la magia a los jóvenes de forma restrictiva, aunque me quede con ganas de asistir a alguna clase. Sin embargo, el mundo de Riellees menos atractivo, pero más conocido para nosotros, una tierra con clara inspiración árabe en el uso de velos, formaciones sociales, parajes desérticos y un poder plenamente machista encarnado en los sacerdotes. Eso sí, la religióncreada en torno a los Ángeles sí que me pareció interesante durante el cuarto final, y espero que se ahonde más en posteriores volúmenes de la trilogía.
En cuanto a los dos personajes principales, Canavan utiliza un par de inocentes e ingenuos protagonistas que irán creciendo con el curso de los acontecimientos. No es algo que me suela desagradar, aunque hubo momentos de Rielle donde he sufrido por este defecto y puse los ojos en blanco. Pese a eso, están bastante bien construidos, son coherentes y su evolución es palpable con el paso de los acontecimientos. Ambos huirán de todo lo que conocen para enfrentarse a cualquier peligro a consta de conservar aquello que quieren. En cuanto a secundarios, yo destacaría alguno como Vella, el espíritu del libro del que me encantaban y deseaba leer sus conversaciones con Tyen en cada momento; o el dúo Sezee y Veroo que lo ayudan en su trayecto. Los antagonistas de la historia también son bastante interesantes, sobre todo porque Canavan se empeña en hacerlos “malos” que tienen sus propias motivaciones, y únicamente estas van en contra de nuestros protagonistas. Una historia entretenida, un mero pasatiempo y en cuyo tercio final se vuelve bastante trepidante e interesante. La autora se esfuerza por mostrarnos un volumen introductorio cocinado a fuego lento en el que conocer su universo, su magia y un par de protagonistas que nos servirán de guía durante la trilogía. El epílogo deja la historia en un punto álgido que da ganas de continuar leyendo, aunque gracias a la edición de Fantascy podemos gozar de un fragmento de El ángel de las tormentas, la segunda parte.
¡Muchas gracias a Fantascy por el ejemplar!