RESEÑA: Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad.

Publicado el 07 mayo 2019 por Jimenada
MAMÁ DESOBEDIENTEUNA MIRADA FEMINISTA A LA MATERNIDAD
Título: Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad.
Autora: Esther Vivas (Sabadell, 1975)Licenciada en Periodismo y Máster en Sociología, desde que Esther Vivas se convirtió en madre ha escrito numerosos artículos sobre maternidades, parto y lactancia. Es autora y coautora de diversos libros sobre sistema agroalimentario y movimientos sociales, entre ellos El negocio de la comida (2014), Planeta indignado (2012), En pie contra la deuda externa (2008) o Supermercados, no gracias (2007). Colabora como analista política en varios medios de comunicación, forma parte del consejo asesor de la revista Viento Sur y fue galardonada en 2015 con un Premio Biocultura al periodismo comprometido con la ecología. (Fuente: Editorial).

Editorial: Capitán Swing.
Idioma: español.
Sinopsis: ser madre no es una tarea fácil. Vivimos en una sociedad hostil a la maternidad. No es sencillo quedarte embarazada, tener un parto respetado, dar de mamar donde y cuando quieres, compaginar la crianza y el empleo. Todo el mundo se cree que puede juzgarte. Parece que tenemos que escoger entre una maternidad neoliberal supeditada al mercado o una maternidad patriarcal sacrificada. Pero ¿dónde queda nuestro derecho a vivir sin imposiciones la experiencia materna? Si tomamos el principio feminista de que lo personal es político, el reto consiste en politizar la maternidad en sentido emancipador. No se trata de idealizarla, sino de reconocer su papel fundamental en la reproducción social, otorgarle el valor que le corresponde. Una vez las mujeres hemos acabado con la maternidad como destino, toca poder decidir cómo queremos vivirla. En este libro, Esther Vivas habla de temas invisibles como la infertilidad, el embarazo, la pérdida gestacional, el parto, la violencia obstétrica, el puerperio, la lactancia, el negocio del biberón… Lo hace a través del ensayo, la literatura y su experiencia personal. Una mirada feminista y desobediente a la maternidad.
Su lectura me ha parecido:
   Interesante, ameno, revelador, extraordinariamente completo, feminista, honesto, impactante en algunas partes, con un riguroso y accesible número de fuentes citadas... Cuando un día de febrero me escribieron desde la redacción de À Punt para preguntarme si estaba interesada en aportar una lectura para un artículo que publicarían en su página web con el motivo del 8 de Marzo me hicieron la persona más feliz del mundo. Recuerdo que estaba en Soria, esperando a que mi hermano saliera del teatro donde acababa de representar una obra de danza dedicada a la vida y obra de Antonio Machado. Entonces, entre el frío de la noche y la alegría, me pareció el mejor momento para dar la noticia (la cual conocía desde aquella misma mañana). A la vuelta, lo primero que hice fue ponerme manos a la obra, pensar en todos aquellos libros escritos por mujeres que habían sido determinantes en mi vida desde una perspectiva intelectual así como en la órbita más personal. Tras una criba lo tuve claro, envié dos propuestas a la periodista que había contactado conmigo, de las cuales se escogió finalmente uno, el de mi queridísima y amada Charlotte Perkins Gilman. De ese modo, contribuía a que El papel pintado de amarillo se difundiera un poco más. En aquella lista de mujeres feministas del ámbito cultural valenciano (sí, es muy fuerte que me incluyeran entre tanta profesional con mayor prestigio que yo) se encontraban nombres como los de la escritora María Bastarós, la periodista Laura Bellver, la presentadora Victoria Maso, la divulgadora literaria Irene Rodrigo, la subdirectora de La Veu Ingrid Lafita, las traductoras Núria Molines y Carla Bataller, la librera Alodia Clemente, la editora Mercè Pérez y mi querida compañera de instagramsfera Paloma Martínez. Una de ellas (Alodia Clemente en concreto) recomendó el libro que hoy me dispongo a reseñar. Un ensayo que, con el paso de los meses, ha conseguido cierta repercusión mediática, tanto es así que su segunda edición, así como las constantes recomendaciones por parte de un sector muy concienciado, parecen totalmente justificadas. Mamá desobediente: la maternidad desde una sincera lente morada.
   Ahora bien, ¿qué hace una chica como yo leyendo un libro como éste? La respuesta más rápida sería, precisamente, no responder. Pero lo cierto es que fueron varios los factores que influyeron en mi toma de decisión. Uno de ellos fue, sin duda, mi nulo interés por este tipo de ensayos. En lo que al terreno literario se refiere, he leído infinidad de novelas en las que se aborda el tema de la maternidad desde todas las miradas posibles (desde la más patriarcal hasta la más feminista). De hecho, en los últimos años, las relaciones familiares, en particular con las madres, se han convertido en una inquietud dentro de mi faceta como escritora. Y no a partir de una perspectiva idílica precisamente (ya me conocéis me apasiona el drama y lo siniestro). No obstante, en lo que a ensayos que abordan el tema de "ser madre" siempre me han repelido, ¿será por mi poca disposición a ser madre, al menos por el momento? ¿Será porque aún no estoy en la edad de pensar en esas cuestiones? ¿O simplemente un cúmulo de prejuicios, totalmente justificados, derivados de esa literatura de autoayuda relacionada con la crianza que nos vende la idea de que las madres deben ser súper heroínas inquebrantables? Sinceramente, es un cúmulo de todo eso. Y por si fuera poco, ni siquiera a nivel histórico (de investigación y crecimiento intelectual) me ha atraído lo suficiente como para adentrarme en textos más especializados. Eso si, que yo recuerde, las únicas aproximaciones que he hecho a este tema siempre han sido puntuarles y a las cuales no he vuelto a regresar. Como cuando, durante una clase de prehistoria, dedicamos media hora a analizar el fenómeno artístico de las llamadas venus (como la de Willendorf) de las cuales se decía que podían representar a diosas de carácter maternal o la vez que, en un momento de distensión en historia antigua, el profesor nos habló de los amuletos que les colgaban a los recién nacidos en la antigua Roma (que casi siempre eran figuritas de penes erectos). Pero sin duda, la mayor aproximación que tuve a temas de maternidad fue cuando ahonde en un ensayo histórico La mística de la feminidad de Betty Friedan. Ahí si me enfrenté a los problemas de ser madre, sus dificultades, los modelos de feminidad y maternidad, así como a los diferentes canales de difusión de estos roles. Uno de ellos, el de las enseñanzas del Doctor Benjamin Spock (no, no es el de Star Trek) en El libro del sentido común del cuidado de bebés y niños - ¡ojo! Sigue siendo uno de los best sellers más importantes de todos los tiempos - no podían ser más terribles. Como adentrarse en una pesadilla de terror. En definitiva, entre que la maternidad no es mi campo de investigación y que nunca me ha atraído, normal que tuviese al principio reservas cuando, hace unos meses, de dieron la oportunidad de poder reseñar Mamá desobediente. No tenía claro que aquel libro, escrito por Esther Vivas, pudiese aportarme algo más que unas semanas de distracción lectora. Reconozco que me costó entrar, hacerme con su estilo, pero una vez superado, Vivas me soltó una bofetada de realidad que me obligó a cerrar la boca, despedirme de los prejuicios y dejarme llevar.
   Mamá desobediente no es un libro de usar y tirar, ni muestra una simplona visión de la maternidad, ni siquiera una lista de requisitos a seguir si se pretende abordar el tema desde una perspectiva feminista. Nada de eso. El libro de Vivas resulta ser un completísimo ensayo, y además crítico, que expone de manera ordenada y temática como los tentáculos del capitalismo más salvaje han llegado hasta lo privado, hasta eso que consideramos una decisión propia, como es el tener o no tener descendencia. Y por si fuera poco, para mi sorpresa, el lector podrá encontrar en él una retrospectiva con tres ejes fundamentales: el sanitario, el antropológico y el histórico. Vivas, desde una honestidad pasmosa, nos expone una a una las etapas del proceso reproductivo, desde la concepción a la crianza, pasando por el propio parto, el aborto y su correspondiente duelo (tema que, por desgracia, aún sigue siendo un tabú en nuestra sociedad) a lo largo de la historia hasta llegar al presente más inmediato. Según Vivas, las mujeres hemos sido manipuladas, incluso sin darnos cuenta, en favor de los avances médicos - tendemos a depositar toda nuestra confianza en los profesionales al considerar que nosotras no tenemos ni idea de como proceder, o más bien, de hacernos creer que somos unas totales ignorantes respecto al tema - o simplemente debido al desconocimiento de nuestro propio cuerpo - fundamental en lo que al campo del feminismo se refiere.
   Esta desinformación da lugar a que, en ocasiones, la experiencia del parto sea difícil, abrumadora, terrorífica, incluso con el paso del tiempo traumática para la madre; y es que tras sufrir el desaliento de un sistema que no consiente ni un momento de debilidad y que tiende a infantilizarlas, las mujeres se ven desamparadas en un supuesto "estado de bienestar" que en lugar de echar una mano, parece echarla directamente al cuello. Sin ayudas, sin apoyos, sin empatía, con unos permisos de maternidad insuficientes, con una baja paternal irrisoria (aumentados en los últimos meses pero sin posibilidad de ser transferidos) y sin la comprensión de una sociedad que no cesa en su empeño por hacer sentir a estas mujeres culpables por no sentir felicidad ante la maternidad. Si hubo un apartado que me produjo escalofríos ese fue el apartado de la violencia obstetricia, en donde la autora no se corta en hablar de ésta como la última frontera de la violencia de género. Aportando casos, datos y algunos de los párrafos más inquietantes - negligencias médicas, profesionales machistas, maniobras prohibidas que se siguen poniendo en práctica sin el consentimiento de la madre, violencia verbal... -. Sin duda, la parte más instructiva y por desgracia silenciada de la cadena que desemboca en el alumbramiento. Por otro lado, esa crítica al llamado matriarctivismo - término del que hasta este mismo momento jamás había hablar - que pretende llevar a cabo una vuelta al conservadurismo de las madres confinadas en sus hogares cuidando a sus hijos como único objetivo de sus vidas, no puede ser más certera y actual. Así como esa asociación entre lactancia y control patriarcal con un doble rasero - si das el pecho te van a criticar al igual que si tomas la decisión de no hacerlo - y la capitalización de la misma, haciendo que las madres se sientan inseguras e incapaces. Como si se tratase de una prueba para dictaminar si eres mejor o peor madre.
   Una de las mayores virtudes del presente ensayo - pues lo es con todas las letras - es esa crítica a las instituciones (y por extensión al capitalismo en general) desde la propia biografía de la autora. Dicen que la experiencia es la madre de la ciencia, algo que no siempre es cierto, pero que en este caso, Vivas parece aplicar - o valerse de ella - para desarrollar todas sus inquietudes sobre las distintas fases del proceso maternal. Mención especial merece esa extensa documentación (a la cual se puede acceder fácilmente y en algunos casos al momento) perfectamente citada, como todo buen ensayo, algo que sin duda la distancia de otros textos que pretenden ser más decálogos que libros con una buena base sobre la que, con posterioridad, ir construyendo el edificio correspondiente. En este caso, llamado maternidad feminista. Con todo esto sólo me quedan por comentar dos cosas al respecto. En primer lugar, que os adentréis en él. Independientemente de si tenéis hijos o no - aunque va directamente dirigido a las madres, su academicismo hace que trascienda esa barrera a priori irrompible - os recomiendo su lectura. Sobre todo porque aprenderéis, os instruiréis, os nutriréis intelectualmente incluso. Y ya puestos, en el caso de que alguna de las lectoras que me esté leyendo tiene el deseo de ser madre, tendréis las herramientas suficientes como para enfrentaros al hecho de serlo y de tener más autonomía en la toma de vuestras propias decisiones al respecto. En segundo lugar, y creo que también es importante, porque el "día de la madre" son todos los días y no sólo el primer domingo de mayo. Jornada en la que proliferan los regalos - muchos de ellos atendiendo a los roles de género tradicionales - los ramos de flores, los cursis mensajes que nos petan el Whatsap y una tradición anual: los anuncios machistas. Anuncios que nos lanzan el mensaje de que las madres tienen que ser un 97% entregadas, un 3% egoístas y tener 0% quejas. Anuncios a los que deberíamos dar una patada para mirar al futuro de forma combativa, enarbolando siempre la bandera de la igualdad.
   Mamá desobediente: un libro sobre historia, antropología, sanidad, sociología, etnografía, economía, política, feminismo... La historia de millones de mujeres dentro del planeta llamado "capitalismo".

Frases/párrafos favoritos:
"La violencia obstétrica es la última frontera de la violencia de género, una violencia física y psicológica ejercida contra las mujeres por el solo hecho de serlo. (...) Se trata en definitiva de una violencia silenciada, aceptada y justificada por la sociedad y las instituciones y, a menudo, también por sus propias víctimas, mujeres que son insultadas, maltratadas, agredidas, engañadas, infantilizadas en centros médicos, normalmente durante el parto, pero también en el embarazo y el posparto."
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Capitán Swing