Argumento
Londres, Berlín, San Salvador, Kigali, Pekín, Sarajevo, Asunción de Popayán, Bagdad… ¿Qué tienen en común estas ciudades? Quizá que en algún momento de sus historias todas han sido víctimas de atentados, bombardeos, asedios o, en mayor o menor medida, todas han sufrido los perturbadores rigores de la guerra.
Pero también son ciudades por las que ha transitado Zbigniew Czajka —o Big, como se le conoce a lo largo y ancho del orbe gracias a su nombre artístico—, el tenaz e incansable protagonista de esta novela, un mimo trotamundos que va saltando de guerra en guerra con el propósito de llevar un poco de alegría a los niños que sobreviven bajo el fuego cruzado de conflictos bélicos.
A través de los testimonios de más de una veintena de personajes, el lector de Me llaman Big seguirá los pasos de su protagonista durante el trascurso de siete décadas y se sumergirá en siete emblemáticas guerras de los siglos XX y XXI. Sin embargo, no todo será horror, ruido o muerte, también habrá tiempo y espacio para la risa, la solidaridad y la belleza, porque no todo está perdido mientras un grupo de niños juegue en el rincón más apartado, triste y hostil del planeta.Mi opinión personal (sin destripes)
Big es un mimo que pretende llevar la alegría a niños que sobreviven en distintos conflictos bélicos y Big logra además con su arte salvar vidas totalmente destruidas por las atrocidades de adultos inhumanos.El gran mensaje que queda claro en la novela es que los adultos tenemos la obligación de proteger la niñez, protegerla por haber sido niños y por tener la necesidad de volver a esa niñez para evolucionar con responsabilidad. Protegerla con esmero no olvidando nunca al niño que todavía queda en nosotros.
También nos queda claro con esta lectura el poder sanador de la risa y la necesidad de disfrutar de ella. Su importancia para iluminar oscuridades. Reír, reír, reír... reír es natural, reír es curativo, reír alivia problemas de depresión, angustia, falta de autoestima... REÍR fortalece nuestro corazón. Big llevará risas en silencio, conseguirá iluminar las caras de los niños con pantomimas creadas por él mismo. Y con estas pantomimas, reproducidas algunas de ellas en la novela, nos enseña a todos a leer y a amar los silencios. Silencios que nos trasmite el autor con palabras.
«De repente, el soldado alemán cae en cuenta de que no es él el que ha estado jugando con Big, sino Big el que ha estado burlándose de él todo el rato. Se levanta enfurecido, vuelve a sacar su arma y apunta al prisionero.
Big se arrastra hasta él y, como una fiel mascota que quiere ser perdonada, reconquistar a su amo tras una travesura, le lame las botas.El soldado alemán se siente otra vez superior, complacido, y enfunda el arma. Luego, de una patada, se deshace del «zalamero perro inglés» y, aprovechando su aturdimiento, le amarra los ies con el pedazo de cuerda sobrante que cuelga de sus manos. Al terminar, con sumo desprecio, dice algo entre dientes y escupe a Big, se mueve a un extremo y se acuesta a dormir.
Desde el suelo, doblemente maniatado, aturdido e inmóvil, Big dirige una larga mirada al público en la que pareciera decirle con la expresión asustada de su rostro: «¿Y ahora qué?»
La historia de Big nos la cuentan otros personajes, aunque tendremos gracias a la presencia de un narrador omnisciente el privilegio de conocer los pensamientos de nuestro protagonista a través de reflexiones que realiza sobre su arte, conociendo de este modo su modo de ver la tremenda realidad del mundo que nos rodea y su capacidad para comprender a la sociedad.
Si me ha gustado y emocionado la historia, mucho más la estructura de la novela, construida con tres niveles narrativos para que el lector sienta como ven los demás a Big, como quiere él ser visto y como realmente es. A lo largo de la historia el autor alternará estos niveles narrativos logrando conmover y sorprender al lector por su maravillosa manera de narrar y por conseguir llegar a nuestros corazones.También me ha gustado la alabanza que se hace en la novela a el silencio, silencio para saber lo que ocurre dentro de nosotros y fuera de nosotros. Silencio para relajarnos, silencio para afrontar con valentía los riesgos que nos impone la vida.Recomiendo leer Me llaman Big de Víctor Vegas, una historia que nos enriquecerá y nos hará sonreír aplaudiendo el arte de saber contar con silencios, arte capaz de dar esperanza a niños que viven inmersos en crueles tragedias; aplaudiendo también la genialidad de un autor que nos enseña a amar la mímica a través de sus palabras.Agradecer a 360 teatro el ejemplar de la novela que me ha facilitado. ¡Me ha encantado!Podéis comprar Me llaman Big de Víctor Vegas aquí:
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