Reseña: Memorias líquidas

Publicado el 25 noviembre 2013 por Despiram @FrikArteWeb

Memorias líquidas es el primer libro publicado por la joven editorial Jot Down Books. Un periodista veterano repasa en él su trayectoriay reflexiona sobre la profesión. Se trata del camaleónico Enric González, que ha tocado todos los palos periodísticos (política, economía, deportes, cultura) y ha ostentado algunas de las corresponsalías más importantes de El País.

Enric González empezó a ganarse la vida como periodista a los diecisiete años. Tras pasar por diversos diarios catalanes dio el salto al ámbito nacional con El País, donde adquiere el reconocimiento que hoy sigue atesorando en la profesión. En octubre de 2012 abandona el periódico de forma voluntaria tras el anuncio del ERE por parte de Prisa y actualmente es columnista en El Mundo. Su inmersión en el diario de Pedro J. le ha valido el desprecio de un sector de sus antiguos lectores, una respuesta que el periodista ha atribuido al usual sectarismo del público en diversas intervenciones y entrevistas.

Con “memorias líquidas”, Enric González guía al lector en la evolución que ha vivido la prensa desde el tardofranquismo hasta la actualidad. No obstante, es un libro muy lejano a la historia del periodismo por su tono casi costumbrista, el contenido de opinión y una visión totalmente personalizada. La narración de su trayectoria profesional está salpicada en todo momento por extravagantes anécdotas que incluyen la invención de noticias por corresponsales de guerra, rescates en alta mar y, mucho, mucho alcohol.

Hay episodios para todos los gustos: trágicos, en el caso del genocidio de Ruanda, divertidos, como sus borracheras junto a Carlos Boyero y Oti Rodríguez Marchante en Roma, y también indignantes, como las “entrevistas” sin preguntas a diversas personalidades políticas. Pero lo realmente interesante es que todo sirve para retratar una profesión que, haya sido o no la intención de su autor, no sale muy bien parada. Enric González afirma en el libro que los periodistas suelen exaltar lo mejor de su oficio e ignorar lo peor, algo que no ocurre en este caso. Más allá de los reproches que puedan hacerse a quién crítica una dinámica de la que ha formado parte, lo interesante del libro es que nos introduce en las bambalinas del mundillo para confirmar lo que la mayoría ya intuye: el compadreo entre los medios de comunicación y el poder político y económico. Este libro cristaliza ese presentimiento con casos concretos de censura y autocensura a los que se pone nombre y apellidos.

La narración nunca pierde el tono desenfadado, sin pretensiones, aunque quizá se torna exageradamente áspera al referirse a la figura de Juan Luis Cebrián, presidente    del grupo Prisa y objeto de la crítica más agresiva de estas memorias. No obstante, el sentido del humor y la sencillez con la que el autor repasa su carrera ofrece a los lectores una perspectiva diferente de las grandes noticias que publican los medios y consigue despertar a menudo una sincera sonrisa. Lo mejor es que prescinde del carácter sentimentalista y grandilocuente que suele caracterizar el género de las memorias, sobre todo cuando las escriben quienes se toman demasiado en serio a sí mismos.

Memorias líquidashabla de forma muy liviana de cosas que no lo son tanto, y a veces tiene agradables golpes de ingenio. Su autor se mueve entre la moderada nostalgia hacia el periodismo de antaño y el desengaño hacia el “periodismo de empresa”.