192 páginas || Papel y ebook
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Sam Waver es un chico solitario al que le cuesta hacer amigos, y sus padres están tan ajetreados que a veces se siente invisible. Por suerte, cuenta con su hermano mayor, Jason, quien parece tener una vida perfecta: no sólo es encantador y popular, también es la estrella del equipo de fútbol, y todas las chicas están deseando salir con él. Sam lo idolatra.
Sin embargo, un día, Jason reúne a su familia para contarle un secreto que lleva guardando mucho tiempo: en realidad se llama Jessica. Sus padres no dan crédito y Sam descubre que no son las personas abiertas y tolerantes que creía. Las vidas de todos dan un vuelco y parece que las cosas nunca volverán a ser como antes.
Con esta novela intensa y emotiva, escrita con empatía, ligereza e ironía, Boyne retrata el viaje de una familia hacia la aceptación. Mi hermano se llama Jessica es una lectura imprescindible para todas las edades.
Sam Waver tiene 13 años, es disléxico y solitario, y le cuesta mucho hacer amigos. Sus padres, sobre todo su madre, vive por y para el trabajo, porque su único deseo es llegar a ser primera ministra, así que no le hacen demasiado caso y se siente invisible. Por suerte, siempre puede contar con su hermano mayor, Jason, al que admira por su manera de ser, porque es la estrella del equipo de fútbol y todas las chicas le van detrás. Además es paciente y cariñoso con Sam, y siempre le ayuda con su dislexia. Por eso, cuando Jason aparece un día y le cuenta a toda la familia su gran secreto, Sam no llega a entender de qué habla, aunque lo que más le choca es la actitud de sus padres, que parecen rechazar por completo a su hermano. Y es que Jason asegura que ya no es un chico, y que ahora se llama Jessica. Para todos es un duro golpe, algo que no se esperaban, y Sam no sabe si las cosas llegarán a ser cómo eran antes, porque todo va de mal en peor. ¿Conseguirá aceptar la nueva situación? ¿Lo harán sus padres? ¿Podrá su hermano llegar a ser feliz?
Lo que quiero decir es que cuando echas la vista atrás, incluso las cosas que en su momento te parecían terribles no lo son. Y no puedes evitar preguntarte por qué se armó tal escándalo.
Tengo que reconocer que me cuesta mucho leer libros narrados por niños. Ya me pasó con 'El niño del pijama de rayas' del mismo autor, y es que es cómo si no lograra conectar del todo con ellos. Con adolescentes no me pasa, y eso que dejé de serlo hace mucho tiempo, pero cuando son personajes que aún no llegan a esa edad, sí. El caso es que, a pesar de ello, pude disfrutar mucho de este libro, si es que disfrutar es la palabra adecuada. Y es que no es una historia "bonita", al menos no todo el tiempo, y llegas a odiar mucho a los personajes, sobre todo a los padres de Sam y Jason, pero es que incluso al protagonista hay momentos que no lo tragas por su manera de reaccionar. Pero luego piensas en la edad que tiene, y en cómo son las cosas en la realidad, y puedes llegar a entenderlo. No tiene que ser fácil aceptar que las cosas cambien tanto, por mucho que quieras a tu hermano, las cosas como son.
Sam es un chico que ya de por sí, tiene sus propios problemas. Es disléxico, por lo que las cosas en el colegio no son fáciles para él, ni a la hora de estudiar, ni con sus propios compañeros. No lo tratan bien, y solo puede contar con su hermano. Por eso cuando él anuncia que no es un chico, y que quiere llamarse Jessica, Sam de primeras no lo entiende. Aunque lo acepte, o lo intente, no es capaz de entender por qué su hermano, al que todos idolatran y admiran, quiere cambiarlo todo. Pero al ver la reacción de sus propios padres, siente que debe estar al lado de su hermano, decida lo que decida. Y sí, los padres no son fáciles de entender, por muy tradicionales que sean, por mucho que su trabajo les haga estar pendientes todo el tiempo del qué dirán. Hablamos de sus propios hijos, y admito que si no hubiera una evolución en ellos, habría terminado el libro muy enfadada.
Aunque nos cuenta una historia dura, creo que es muy realista. Me imagino que no en todas las familias ocurre así, pero en la mayoría siento que sí. O incluso peor, porque habrá quien jamás acepte que de repente el que siempre fue su hijo, diga que es una chica. Y al menos aquí, como es lógico, se nos muestra una evolución por parte de todos. Y eso me ha gustado mucho. Por suerte no todo es duro para Jessica, porque cuenta con su tía Rose, que desde el primer momento está ahí para apoyarle, y para hacerle ver a los demás que no pasa absolutamente nada, que es su decisión y hay que respetarla y aceptarla, porque lo que importa es lo que sienta Jessica, y que ella pueda ser feliz. Pero este libro no va solo de cómo la familia acepta al nuevo miembro, también nos habla de la maldad de los niños, preadolescentes en este caso, y cómo usan algo tan personal para hacer daño. Y es que hay algún compañero de Sam casi más odioso que sus padres. Y no, no me vale eso de «es que son niños». Porque desde pequeños se nos puede enseñar a respetar lo diferente. Pero si los adultos no lo hacen, ¿cómo pretendemos que sus hijos lo hagan?
Algún día, cuando seáis mayores, tendréis vuestros propios problemas y algunos de vuestros amigos pasarán por momentos difíciles. Tal vez incluso alguno de vuestros hijos. Y cuando eso ocurra, recordaréis cómo os comportasteis y os preguntaréis cómo no fuisteis capaces de mostrar un poco más de amabilidad.
En resumen, 'Mi hermano se llama Jessica' nos cuenta la historia de una familia que debe aceptar los cambios que llegan cuando su hijo mayor, anuncia ante todos que ya no es un chico, ya no es Jason, ahora se llama Jessica. Contada desde el punto de vista de su hermano pequeño, Sam, iremos viendo cómo consigue él aceptar la nueva realidad, al mismo tiempo que lidia con sus propios problemas. Y es que es disléxico, y las cosas en el colegio para él no son fáciles, y por momentos cree que ha perdido a su único apoyo, su hermano. Poco a poco se irá dando cuenta de que nada ha cambiado entre ellos, al msimo tiempo que aprenderá que no debes confiar tus secretos a cualquiera, porque pueden usarlos en tu contra, y que los problemas, más adelante, quizá no lo sean tanto. Es un libro duro, porque vemos cómo reacciona la familia, nos ponemos en la piel de Jessica y sufrimos con ella, pero que nos muestra una evolución por parte de todos, convirtiéndola en una historia muy realista. Os lo recomiendo si queréis conocer una historia transgénero desde el punto de vista de aquellos que lo viven al lado de la persona que por fin es quien quiere ser. Y de cómo cuesta a veces aceptarlo, aunque al final todo salga cómo debe.
Gracias a la Editorial por el ejemplar.