Martín se está convirtiendo en un adolescente, y esos cambios propios de la edad son los que nos mostrará Solís en esa obra, llena de nostalgia y con gran capacidad evocadora.
Estructurada en capítulos (6), comienza con un Martín más niño, y sus recuerdos principalmente sobre los tebeos, una relación que a veces era intermitente. Martín irá creciendo y descubrirá otros intereses, el ordenador, la música, el porno.. y también que tiene que ayudar a su padre a trabajar haciendo chapuzas.
A través de estos detalles veremos la evolución del personaje, de la persona, y podremos intuir quizás un poco, como es Fermín Solís, en base a qué se ha formado su personalidad. Mientras, iremos disfrutando de unas páginas excelentemente dibujadas, de trazo suelto y con colores poco estridentes y con unas historias que, sobre todo, a los treintañeros, nos encogerán un poco el corazoncito...