356 páginas || Papel y ebook
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Natalia Miranda, intrépida periodista de misterio, no cree que la mujer que la ha citado para una entrevista sea, como ella afirma, la legendaria Moira Estrella, tristemente conocida por ser la única superviviente en uno de los casos más sangrientos de la historia de España. No obstante, parece poseer cierta información que merece la pena escuchar.
La historia de Moira comenzó de forma parecida a la de Natalia, cuando fue citada para una entrevista con Álvaro de Molina, dueño de La Colina, la finca maldita testigo de crímenes y horrores durante décadas.
Aquella podía ser su gran oportunidad como periodista, aunque pasar un fin de semana en La Colina también podía suponer un reto para alguien como ella, acostumbrada desde niña a convivir con espíritus. Especialmente, cuando pronto la realidad demuestra ser infinitamente peor que todas las leyendas que había escuchado.
Como le ocurrió a Moira veinticinco años atrás, Natalia se verá dividida entre lo que su corazón le susurra y lo que su cerebro le grita. ¿Hay algo de real en la historia de la supuesta Moira Estrella o solo se trata de una persona trastornada? ¿Y qué hay del misterioso Álvaro de Molina? ¿Era una víctima más de la maldición de La Colina o, por el contrario, también él formaba parte de la pesadilla
A Estefanía la conocí hace años en un foro de literatura. Tiempo después organizó la antología 'Ládrame un cuento' en la que yo participé, y siempre ha sido una autora a la que he querido leer escribiera lo que escribiera, porque me encanta como lo hace. Sin embargo, creo que si no hubiera sido por Fransy, que habló tan bien de este libro, pese a no ser su género, quizá no me habría animado a leerlo, o no me habría enterado siquiera de que existía, porque, reconozcámoslo, estoy muy perdida cuando salen novedades y más si soy del Premio Literario de Amazon. Pero no sabéis cuanto me alegro de haberle hecho caso y haber leído este libro porque es una pasada. Y sí, la historia te pone los pelos de punta como podéis imaginar con esa sinopsis.
Las palabras cobran un significado diferente dependiendo de quien las pronuncie.En este libro nos encontramos con una historia espeluznante, como ya he dicho, de esas que, en ocasiones, te pone los pelos de punta, y piensas que no puede haber nada más horrible. Además, Estefanía no escatima en descripciones, ni siquiera en los momentos más sangrientos, detallando con sumo cuidado cada crimen y asesinato, y bueno, al menos a mí, eso es algo que me encanta en este género. Porque sí, se podría decir que es un libro de terror, aunque a mí, los libros, miedo como tal no me dan. Pero está escrito con tanta delicadeza y tan bien, que da igual lo que Estefanía te esté contando, te gusta. O bueno, quizá lo hace si eres como yo y te gusta un poquito lo gore, lo reconozco. El caso es que estamos ante una historia de asesinatos, crímenes, maldiciones y fantasmas, porque nuestra protagonista, Moira Estrella, ve espíritus desde niña. Visualmente el libro es una maravilla, porque puedes imaginártelo gracias a Estefanía, como si se tratara de una película de terror. Y creedme, sería una muy buena película.
En cuanto Moira empieza a relatar su historia, y lo que ocurrió durante los días que pasó en La Colina, nos introducimos de lleno en la trama del libro, con pocas interrupciones en las que vuelve a aparecer Natalia haciendo algún apunte. Lo importante es lo que ocurrió en la finca, y lo que Moira sintió y vivió junto a su dueño, Álvaro de Molina. Al conocerlo, sentimos mucha atracción hacia él, como le ocurre a ella. Y queremos que se salve de la maldición, como le pasa a ella. Estefanía nos relata tan bien todo lo que ella siente, y más siendo en primera persona, que nos vamos encariñando con el personaje masculino a la vez que ella, y es que no puede ser más atractivo, de verdad. Pero si algo hace especial esta historia es que ni Moira, ni Álvaro, ni todo lo que ocurre, es lo que parece. Y a mí, que me vuelvan loca hasta el final, dudando y haciéndome cambiar de opinión cada minuto, me encanta. Y por eso este libro me ha encantado.
Era hermoso, a falta de un calificativo mejor en el vocabulario, y se veía radiante bajo la tormenta, como si perteneciera a ella. Era eléctrico como el relámpago que arañó el cielo sobre nosotros, poderoso como el trueno que rugió tras él, revitalizante como el sabor de la lluvia en mi boca.Eso sí, debo reconocer que ha habido un par de detalles que no me han convencido del todo, y por eso el libro no tiene más nota. Y una de los principales motivos es que me ha faltado tiempo entre la pareja para comprender sus sentimientos, o quizá el llevarlos al límite. Y eso lo digo yo, que tanto defiendo el instalove, sí. Pero aunque su conexión me ha gustado, quizá hay ciertas cosas que no puedo comprender, ni aceptar que pasen como pasan, o que se normalicen por parte de uno de los personajes como se normalizan. Y ojo, que sé que la autora lo hace así a propósito, como he dicho antes, en la nota final lo remarca. Pero me habría gustado quizá de otro modo, aunque el desenlace fuera el mismo.
La ambientación también está muy bien construida y creada, haciendo que nos sintamos parte de la finca de La Colina, sintiendo que pasamos por cada rincón junto a Moira, y que vivimos cada momento que ella vive como si estuviéramos allí presentes. La autora ha creado una historia casi perfecta en un solo lugar, aunque también conozcamos un poco el pueblo más cercano, al comienzo, y algún detalle más entre medias y al final, pero toda la acción transcurre en esa casa enorme propiedad de Álvaro, y creo que todos podemos imaginarnos la situación en alguna finca que conocemos, aunque sea de vista.
Siempre he encontrado una belleza única en los jardines en invierno. Algo meláncolico y triste, pero repleto de esperanza. En ningún lugar hay más esperanza, porque, a pesar de la oscuridad, de la muerte, tarde o temprano la luz volverá a brillar y traerá de regreso la vida, la hermosura.