Título: Nada.
Autor: Carmen Laforet (1921-2004), estudia filosofía en Barcelona y derecho en la Universidad Central de Madrid, pero abandonó ambas carreras a los venitún años para casarse con el periodista y critico literario Manuel Cerezales, con quien tendría cinco hijos. En 1944 publicó Nada, novela con la que ganó la primera edición del Premio Nadal de la editorial Destino. Esta novela fue un éxito de crítica y de público, catapultando a una joven Laforet a la fama literaria. En 1950 publicó La isla de los Demonios, en 1955 La Mujer Nueva y en 1963 La Insolación, primer volumen de la trilogía Tres pasos fuera del Tiempo, los cuales, no llegó a publicar. Laforet también es autora de relatos cortos, artículos, ensayos y de un libro de viajes. Murió de Alzheimer en Madrid en el año 2004.
Idioma: castellano.
Sinopsis: Laforet nos narra los avatares de Andrea, una muchacha que llega a Barcelona y se introduce en el seno de una respetable familia de la burguesía catalana. Esta resulta ser un pozo de relaciones tormentosas, desencantos y bajas pasiones que da sentido al título "Nada": la vaciedad de la vida tras las apariencias y la decepción de las expectativas expresadas con una inusual frescura y capacidad de crear atmósferas en una obra que marcó la literatura española de su tiempo.
Su lectura me ha parecido: intensa, maravillosa, interesante, adictiva, irrepetible, completa, atrayente, excepcional, imprescindible... Durante estos últimos meses, una servidora, se los ha pasado de forma excitante pero agobiada, treméndamente agobiada a la vez. Entre unas cosas y otras y si le sumamos lo que supone hallarse en el último curso de carrera, con todo un horizonte de posibilidades ante ti, pero en el que vislumbras un futuro muy incierto por la coyuntura económica en la que nos encontramos, resulta muy difícil ser positiva. No obstante, y para mi alivio, algunas lecturas que he tenido el placer de leer recientemente, muy recientemente, han logrado que me recomponga moralmente. Reconozco que todavía no estoy al 100% de mis fuerzas y aún me encuentro en la recta final de ese largo y arduo proceso de cerrar una importante etapa de mi vida, pero tengo que decir que sin el apoyo de los míos y sin esas aliviadoras y sanadoras lecturas, una servidora no habría tenido la capacidad de escribir esta reseña. Una de esas reconfortantes lecturas, o en este caso sería más bien ligera reelectura, es la del libro que hoy tengo el inmenso placer de reseñar. Hacía un tiempo que llevaba dándole vueltas a cuál era el momento perfecto para publicar la reseña de esta novela tan imprescindible, pero nunca veía el momento apropiado. Hoy, 11 de julio de 2015, creo que ha llegado el momento de que vea la luz, no solo por lo que esta lectura ha significado para mi, también porque creo que, sinceramente, el libro que hoy reseñamos, merece ser conocido y leído por todos vosotros. Hoy, y sin enrollarme más de lo necesario, os presento Nada: la maestría y la valentía echas novela.
La historia de como Nada de Carmen Laforet llegó a mis manos fue fruto de las casualidades y de una incontrolable curiosidad. A finales de agosto del año pasado, principios de septiembre, no recuerdo muy bien cuando sucedió, quedé con mis compañeros y amigos de la facultad para comer en un italiano en el centro de la ciudad. Ese día, uno de mis amigos, cuando ya dimos por finalizada la comida y cada uno se fue hacia su casa, me comentó que tenía ganas de leerse Nada de Carmen Laforet, porque le parecía interesante ya que se sabe muy poco sobre la autora. En ese momento, comprendí que aquello no había sido una simple casualidad, sino una advertencia de que no debía postergar la lectura de dicho libro por más tiempo. Desde que yo recuerde, Nada ha estado en mi cabeza como uno de esos libros que te lo han nombrado de pasada en las clases de lengua al hablar de la literatura de la posguerra y en el que no se han detenido más de lo estrictamente necesario, lo cual es una pena y un tremendo error, y desde hace unos meses, Nada estaba entre mis posibles y más deseadas lecturas. Había algo que me atraía y que me decía que ese libro debía leerlo costase lo que costase. Durante un tiempo lo buscaba en las estanterías de las librerías a las que frecuento ir, pero la cosa no pasaba de ahí, hasta que por casualidades de la vida, ese libro quiso aparecer ante mi, como un apetecible caramelo, en una de las pobladas estanterías de la biblioteca de mi barrio. La edición era antigua y las páginas, tintadas de un amarillo viejo y hermoso, pero aquello no logró disuadirme y por fin, me llevé el libro prestado a casa. Meses más tarde, como ya os he contado al principio de esta reseña, volví a perderme entre sus páginas, y para mi fascinación, me encontré no sólo a mi misma, también las mismas sensaciones y experiencias que sentí la primera vez, cuando esas ansias por descubrir, eran inmensamente fuertes.
Centrándonos en este tercer párrafo a la tarea que nos ocupa, comenzaré diciendo que Nada es un libro cuya lectura es completamente ágil y rápida, algo que sorprende teniendo en cuenta el elaborado y ligeramente descriptivo estilo de algunos escritores coetáneos a la autora como Camilo José Cela o Miguel Delibes. Sin embargo, si que he logrado encontrar ese punto que hace a Nada formar parte de esa serie de libros, de esa generación de escritores que en aquella época se atrevieron a escribir, ese aspecto es la dureza y la contundencia de la forma, es decir, Carmen Laforet no se recrea más de lo necesario en describir la ciudad de Barcelona o las estancias de las habitaciones que conforman la famosa casa, al contrario, describe, pero solo lo estrictamente necesario para darle mayor protagonismo a la acción y a los personajes de la novela, algo que el lector agradece cuando lleva unas cuantas páginas leídas. Por otro lado, Laforet crea una interesante y excelente a nivel literario dimensión oscura, pequeña, agobiante, cuasi claustrófobica, representada por esa casa de los horrores en la que Andrea se ve obligada a vivir para poder estudiar en Barcelona. Un tremendismo que crea como consecuencia una intensa lucha interior, ese deseo de querer escapar pero no poder llevar sus deseos a cabo. Seguidamente, no puedo pasar por alto no hablar del personaje de Andrea, sin duda el alma de la novela y el que logra que el lector no pueda despegar los ojos de sus páginas. Es uno de los personajes más complejos y más interesantes de todos los libros que he leído hasta el momento, sintiéndome en ocasiones identificada, facilitando de este modo que pudiese empatizar con ella en muchos sentidos, compartiendo sus sufrimientos, su angustia y sus ganas de vivir la vida. Por último, quiero destacar el trasfondo profundamente reflexivo que envuelve esta novela. Como en muchos libros a lo largo de la historia de la literatura, vemos como el debate entre el bien y el mal se repite constantemente. En Nada, la lucha sería más bien entre lo correcto o moral y lo incorrecto o inmoral, algo que en la época en la que Nada vio la luz, durante los años más oscuros del Franquismo, estaba totalmente implantado en la sociedad. Un conflicto clásico donde los haya pero con una resolución totalmente sorprendente y que evidencia un claro punto de inflexión en una sociedad sometida y que había aprendido, a fuerza de represión, lo que estaba bien y lo que estaba mal.
Tras la crítica de todo libro, llega la reflexión por parte del lector, y de Nada tengo que deciros que ha supuesto todo un torrente de interesantes interpretaciones, no solo a nivel de estudios o de expertos que se ocupan de la materia, también por parte de los lectores. No obstante, y en lugar de ocuparme en por qué "Nada" y por qué no otro título o en la simboligía de cada uno de los personajes, creo más conveniente, y sobretodo para la sociedad en la que vivimos, que la reflexión discurra por otro cauce mucho más apropiado, urgente e importante, como es la mujer durante el Franquismo. Como la mayoría sabéis, y si no ya os estáis informando, la mujer durante la dictadura estuvo muy reprimida socialmente, a la merced del marido y cuya única preocupación debía ser el cuidado de la casa, el tener cuanto más hijos mejor y en satisfacer las necesidades y deseos del esposo de turno. Ésta debía atender a un canon de comportamiento que la dictadura establecía y debía evitar todo aquello que sonase a escándalo o que pudiese dar lugar a habladurías como estudiar en la universidad o inmiscuirse en ámbitos reservados a los hombres como la política, los negocios o los círculos intelectuales, entre los cuales, el mundo de la literatura y la escritura no era ninguna excepción. Por todo ello, resulta sorprendente que durante aquellos años, en los que la represión era más dura, una joven Carmen Laforet se alzase con el primer Premio Nadal de la historia con Nada, cuya protagonista representa las ansias de ser feliz y escapar de un ambiente sórdido en el que nadie parece preocuparse por ella y en el que pasa incluso hambre. La historia de una universitaria que ansía con ver mundo, hacer amigos, parecerse a ellos y conocer el sabor de la aceptación y de la amistad. Fueron muy pocas mujeres las que como Andrea, protagonista de Nada, trataron de aspirar a algo más en lugar de quedarse en el sitio que Franco quería que estuviesen, Carmen Laforet fue una de ellas, aunque desgraciadamente, el machismo de una época y las rencillas con los compañeros de profesión fueron condenándola poco a poco al olvido o a la anécdota en algunos libros de texto. Por todo ello, pienso que Andrea en cierto modo no sólo es Carmen Laforet sino todas las mujeres que en algún momento de nuestra vida hemos querido llegar lejos y tratar de cumplir nuestras expectativas, nuestros sueños. Desde aquí animo a todas las mujeres que sientan lo mismo que Andrea que no paren, que luchen y que no dejen que Nada os detenga. Nada: una historia de insatisfacción, sueños, pasiones terrenales, prohibiciones, vida, libertad...Una novela que gracias al despiste de la censura, ha llegado hasta nuestros días como un tesoro a preservar.
Frases o párrafos favoritos:
"Quizás me ocurra esto porque he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos. Estoy segura que mi madre y mis hermanos tienen la certeza de su utilidad indiscutible en este mundo, que saben en todo momento lo que quieren, que les parece bien...Y que han sufrido muy poca angustia ante ningún echo."
Película/Canción: existe una primera y única adaptación del año 1947 la cual se puede encontrar entera en el YouTube, sin embargo, en esta ocasión he decidido adjuntaros un pequeño corto de los muchos que he encontrado navegando por la red y que me ha parecido muy rompedor. Espero algún día que algún director/a se anime a adaptar de nuevo la novela.
¡Un saludo y a seguir leyendo!