¡Ni lo sueñes! es una novela más madura. Aunque los protagonistas son jóvenes, se adentra en temas profundos, como el del miedo: al amor, a no contar con él, a la enfermedad, a la muerte, al abandono, a no poder concebir… Pero en lugar de recrearse en los obstáculos, Megan Maxwell nos explica cómo su protagonista su pera todos esos miedos, con entrega, amor y solidaridad. En esta novela hay una gran historia de amor romántico con una protagonista que es toda una heroína cotidiana. Megan tiene la valentía de abordar un tema más delicado como el cáncer, tratando de quitar hierro al drama, "quiero que quien sufra por algo así, sepa que también puede soñar con un futuro y sobre todo con un ¡macizón! Porque ¡todas nos merecemos un yogurazo!". Daniela es una mujer joven y luchadora con un duro pasado y un futuro más incierto que el de la mayoría, por eso sabe que cada amanecer es un regalo y afronta la vida con una enorme sonrisa. Rubén Ramos, >, lo tiene todo: es un futbolista de éxito internacional, guapísimo y enamorado de las mujeres >. Cuando Rubén se lesiona, deberá ponerse en manos de Daniela, reputada fisioterapeuta. Sus caracteres no harán más que chocar, aunque ella siempre responderá a sus ataques con ironía y su perenne sonrisa. Daniela no cumple ninguno de sus exigentes requisitos físicos; y él, es demasiado prepotente y superficial para ella, que además, no está abierta al amor. Cualquiera de los dos podría responder con un ¡ni lo sueñes! si se les plantease una relación. Pero es que los sueños, cuando menos te lo esperas, van y se cumplen. Una historia, pasional, ardiente y muy emotiva, al más puro estilo esta exitosa autora.
Opinión personal:
En ¡Ni lo sueñes! nos cuenta la historia de amor de Rubén Ramos, futbolista de élite español que juega en el Inter de Milán y que solo se le ve con mujeres "técnicamente perfectas" y de Daniela, una chica de lo más normalita pero con una alegría y personalidad arrolladora.
La novela se me hizo pesada casi hasta la mitad, la autora nos mete en un bucle que se repite una y otra vez, Ruben se lesiona y Daniela es la fisioterapeuta encargada de su recuperación, primero en el hospital y luego en casa de él. Así nos pasamos demasiadas páginas, que transcurren en sesiones de rehabilitación con algún que otro diálogo ingenioso. Estuve tentada de abandonarla, pero mi obstinación de no dejar un libro a medias si se deja dar una oportunidad (porque hay algunos con los que he desistido) dio paso a una historia de amor que me ha gustado bastante en la que vivimos temas como el miedo a la muerte, a la enfermedad, al rechazo, pero no he encontrado nada original en esta novela que la diferencia del resto que ha escrito.
He acabado adorando a la protagonista. Daniela es joven pero tiene un pasado que hundiría a cualquiera, sin embargo es luchadora, con mucho carácter, solidaria, buena hija, positiva y adorable, todo el mundo la quiere. Pero en lo referente al amor es tan introvertida que cuesta entenderla. En el comienzo de la novela Rubén no me cae nada bien, es el típico protagonista tan tópico, pero a medida que avanza la historia de amor mi opinión cambia totalmente, el hombre superficial da paso a una persona enamorada que sabe lo que quiere y que lucha por conseguirlo.
La tensión sexual de los protagonistas me parece un punto fuerte de la novela, ese tira y afloja, "me gustas pero te odío" que tan bien le funciona a la autora en todas sus novelas. Los diálogos son frescos y divertidos.
Como conclusión voy a citar una opinión que he leído en el blog Inés y sus libros: que resumen perfectamente la mía personal: "Es la típica novela de Megan Maxwell: protagonista fuerte y con mucho carácter, galán malhumorado que cae rendido a sus pies, momentos algodonosos y bastante sexo". Hace algunos días en una de mis charlas literarias habituales con mi amiga Alicia comentábamos esto mismo, la autora ha descubierto un cliché que funciona y lo está explotando al máximo. Esto hace que las primeras novelas que lees de ella te gusten mucho pero que te canses pronto de "siempre lo mismo".
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