Autora: Cristina López Barrio
Editorial: Planeta
Número de páginas: 320
ISBN: 9788408178958
Precio: 20 €
Puntuación: 6
El 24 de diciembre de 1951 Paul Dingle desapareció en el puerto de Tánger sin que se llegara a saber qué fue de él. Sesenta y cuatro años después, Flora Gascón sospecha que es el mismo hombre con el que ha tenido una aventura en Madrid y del que se ha enamorado. El nexo entre ellos: Niebla en Tánger, la novela que Paul tenía sobre su mesilla de noche.
Flora viajará hasta esta ciudad mágica y llena de secretos en busca de la autora de la novela, la única que puede decirle quién es en verdad su amante y cómo encontrarlo. Pronto se da cuenta de que es ella misma quien debe escribir el final de la historia, pues en esa aventura también está en juego su identidad; es un viaje al fondo de sí misma.
A lo largo de todo el libro eché de menos esa pluma, y no podía evitar pensar que habría ganado mucho -para mí, claro está- si hubiera estado escrito como antes.
Pero vayamos a la historia en sí. ¿De qué va Niebla en Tánger? Vale, es un poco lioso porque es un libro que abarca muchos temas. Tenemos a nuestra protagonista, Flora, una mujer cansada de su vida y de su matrimonio, que no es feliz, que necesita una excusa para escapar. La excusa se la proporciona Paul Dingle, con quien se acuesta en una noche loca. Después de eso, Paul desaparece misteriosamente y Flora, que tiene claro que esto tiene algo que ver con el libro que estaba leyendo aquella noche, Niebla en Tánger, decide ponerse a investigar y para ello se marcha a Tánger a conocer a la autora del libro, para ver si le puede arrojar un poco de luz sobre el asunto.
El arte, si es verdadero, toma la vida como materia bruta, la recrea, la inventa, la imagina, la sueña, dice Wilde.
El artista ha de crear la vida, no copiarla.
Por ejemplo, esperaba que se profundizara más en el personaje de Flora y tuviera más arco su evolución, que es cierto que la tiene, pero al final no tiene tanto peso en la trama y todo ocurre prácticamente al final. Esperaba más desarrollo. El personaje de Paul Dingle me fue completamente indiferente. El misterio final, no estuvo mal pero tampoco es que fuera el giro más asombroso del mundo. En fin, que al final como que esperaba más en algunos sentidos, y aunque es un libro que se disfruta, se lee muy rápido y entretiene, a la hora de la verdad tampoco me ha dicho nada. La ambientación es algo que sí quiero destacar. Se nota que la autora conoce Tánger de primera mano porque está muy bien recreado. De hecho, me han entrado unas ganas tremendas de visitar la ciudad, con sus casas blancas, su costa, sus mercados, sus tradiciones y sus gatos callejeros.
Niebla en Tángerha sido una lectura original, con multitud de temas y toques fantásticos y hasta detectivescos y una ambientación exótica, pero que al final no ha sido todo lo que esperaba.