Título: No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas
Autora: Laura Norton
Editorial: S.L.U Espasa
Número de páginas: 352
ISBN: 9788467041583
Precio: 19,9 €
Puntuación: 7
Sinopsis:
Si estás leyendo estas líneas es que te ha llamado la atención el título.
¿Te gustaría decírselo a alguien? ¿Serías capaz de decírtelo a ti mismo? Y lo más importante: ¿te gustaría mantener durante un buen rato la sonrisa que se te ha quedado en la cara? Pues esta es tu novela.
Te podríamos contar con más o menos gracia de qué va la cosa, para que te hicieras una idea: que si la protagonista, Sara, es muy maja, que si tiene un trabajo muy interesante (es plumista, ¿a que nunca lo habías oído?), que si es un pelín obsesiva y alérgica a los sobresaltos...
Por supuesto, la vida se le complica y se encuentra con que su piso se convierte en una especie de camarote de los hermanos Marx cuando en la misma semana se meten a
vivir con ella su padre deprimido, su hermana rebelde y su excéntrico prometido y, sobre todo, el novio al que lleva mucho tiempo sin ver...
Pero mejor no te lo contamos porque te gustará leerlo. Lo único que necesitas saber es que, desde el título, te garantizamos unas cuantas horas de descacharrante diversión como hacía tiempo que no disfrutabas.
Opinión personal:
No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas es un libro que, desde el título, está pensado para contar una historia divertida, ágil de leer, con una buena dosis de humor y muy light.
No pretende ser un novelón con una gran trama ni unos grandes personajes: el objetivo de este libro es hacerte pasar un buen rato, arrancarte sonrisas y unas cuantas carcajadas para que cuando lo cierres hayas podido evadirte de la realidad durante un tiempo y poder ponerte a otra cosa.
Es esa típica lectura de verano que la disfrutas mientras la estás leyendo pero que un par de semanas más tarde ya se te ha olvidado y no te acuerdas ni del nombre de la protagonista (que es lo que me ha pasado a mí).
El libro comienza contándonos cómo fue el gran amor de la adolescencia de Sara, más que nada para ponernos en situación y para que no nos perdamos un poco más adelante.
Dejando de lado los primeros capítulos en los que Sara es una adolescente más, durante el resto del libro es una chica que ronda los treinta años, con un novio en París desde hace un año, una hermana de veinte años con ideas disparatadas y su prometido, que mejor no hablemos del prometido... y también con unos padres que cada cuál es peor que el anterior.
Sara es plumista. Sí, una profesión rarísima: ella es diseñadora de ropa que vende en su pequeña tienda, pero sobre todo su gran arte reside en las plumas. Hace tocados, relojes, pulseras, pinzas del pelo, mangas y cuellos... todo lo adorna con plumas.
Esto es sin duda una de las cosas que más me han gustado del libro y que es uno de los pilares más importantes, ya que su profesión es una de las muchas tramas de esta historia.
Ya digo que las tramas son varias y que van convergiendo y separándose a lo largo del libro. Me encantaría hablar sobre ellas lo que pasa es que cualquier cosa que diga se convertirá en spoiler.
El estilo de la escritora es fresco y directo, desenfadado, con muchas expresiones coloquiales fruto de los pensamientos y de las idas y venidas de la protagonista. En definitiva: es el estilo perfecto para un libro rápido de leer y sin demasiadas complicaciones.
Bien. Sin duda estos son los aspectos positivos y que hacen de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas una lectura divertida, pero no todo es paz y felicidad:
Los personajes, por ejemplo, no es uno de los puntos fuertes de este libro. Bastante planos y sin estar demasiado bien construidos, el lector no consigue conectar con ninguno de ellos.
Los amigos de Sara están demasiado estereotipados, son tipiquísimos. Sara, Aarón, Roberto, Lu, el Vikingo... todos ni fu ni fa. Te pueden caer mejor o peor, pero en general te serán bastante indiferentes. El único que ha conseguido despertar algún sentimiento en mí fue el padre de Sara, y fue el sentimiento de querer pegarle un par de bofetones bien dados, que yo comprendo que lo está pasando mal y todo lo de su depresión, pero de verdad que este personaje me ha tocado las narices de sobremanera. Aunque fue él quién más me sacó de quicio, algo que he de mencionar es que todos los personajes son terriblemente egoístas en este libro. Sólo piensan en sí mismos y en sus problemas. Como Lu: la vida de su hermana colándose por el desagüe y ella preocupada por si le hará o no el vestido para su boda. Es que manda narices.
Las situaciones y los líos en los que se metía Sara, que sí, que a veces eran muy divertidos y te reías, pero otras veces ya era FRUSTRANTE, Que es que a la pobre le salía todo mal, pero lo que es TODO. Si una vez casi me pongo a llorar de rabia, por favor.
Y por último, el final. A ver, ya sé que es el típico libro sin grandes giros argumentales y que desde el principio sabes que va a terminar bien, pero aún así me pareció bastante forzado y precipitado, y algunas cosas poco creíbles.
No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas es una comedia que te hará pasar un buen rato, que no pretende ser un libro memorable y que no lo es. Flojeando de personajes y de algunas situaciones extremistas, es un buen libro pero sin duda no es el mejor en su género.
Puntuación: 7 / 10
-A lo mejor un día te compongo una canción. Sí a ti: a la chica que sabía hacer magia con las plumas pero prefirió ser química.