Sinopsis: Noches blancas es la novela sentimental de un soñador que persigue sus quimeras en medio de la soledad y la pobreza. La aparición de la bella Nástenka iluminará su existencia con un fulgor trágico. El hecho de haber presentido el amor en sus sinceras conversaciones con aquélla será suficiente para que el soñador se considere un bienaventurado pese al carácter siempre esquivo de la realidad. (extraída de x)
Noches blancas apareció por primera vez en 1848. Es una novela corta, o acaso un relato largo. Dostoyevsky es especialmente conocido por sus titánicas novelas Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov. Como lectora, no quería que mi primer contacto con el autor fuese saltar literalmente sobre Crimen y castigo (recomendado personalmente por mi profesora de lengua de 4º ESO) o, muchísimo menos, a la mastodóntica obra de Los hermanos Karamazov. Me quería aproximar con una de sus novelas cortas, por un lado porque parecía más apropiado para aproximarme a su estilo, por otro lado porque nunca he sentido gran aprecio por los libros largos. Este pequeño libro me llamó la atención, ya sólo con el título. Noches blancas… ¿quién no ha tenido noches en blanco? ¿Acaso se refería a noches nevadas? De modo que me aventuré en la lectura. Está libre de derechos de autor, por lo que conseguirlo fue muy sencillo.
¿De qué trata Noches blancas? Trata sobre la soledad, pero también sobre la amistad y sobre el amor. Trata sobre los sueños, y también cómo estos se esfuman. Trata sobre la timidez y cómo perderla. Es la historia de dos personas solitarias, miserables, que encuentran compañía, calor, el uno en el otro.
Se trata de un relato muy sencillo, más o menos arquetípico, que se precipita en un final presuroso y en realidad, predecible. Dos personajes se encuentran y se consuelan. Es una historia típica de corazones solitarios. Y es especialmente común desde que Dostoyevsky contase esta historia (no hay más que ver la cantidad de adaptaciones cinematográficas y retellings que se han hecho).
¿Qué tiene de especial, entonces? Tiene que ser la prosa del autor. Sabe construir una historia muy sentida a pesar de corta y sencilla. Los diálogos entre Nastenka y el narrador son algo artificiosos, muy literarios, un tanto recargados… Y de algún modo fluyen de manera bastante natural. Dostoyevsky sabe otorgar dos tonos, dos voces distintas a ambos personajes, y esto se les ve en la sola manera de hablar. Es una diferencia sutil pero apreciable que le aporta mucho al texto.
La narración es delicada, sobria, reflexiva. A mí, personalmente, me aterró porque el narrador me recordaba demasiado a mí misma. Y, sin embargo, no podía dejar de leer con ojitos tiernos, suspirando, sintiendo a la vez una ligereza en el corazón y, sobre todo a medida que pasaba la historia, un gran pesar. No acaba bien, no. Pero en realidad, no acaba mal. Es un final agridulce, pero no triste, no realmente. De hecho, en cierto sentido es un final alegre. En esto está la virtud de la novela. El autor sabe reflejar esos sentimientos vitales encontrados: la alegría y el pesar, el amor y el desamor, el deseo de tener una historia que contar, el deseo de ser escuchado, el paso inexorable del tiempo, la esperanza y la desazón.
Es una historia llena de matices, quizás algo más pesada de leer en ciertas ocasiones (culpo a la traducción que usé, que creo que no es la misma que he enlazado, con oraciones tan largas que a veces ocupaban un párrafo entero), pero que sin duda merece la pena. Es una historia que consigue más hacer sentir que describir, o que incluso hacer pensar.
Al leer, sólo podía pensar en un término: heartwarming (en castellano se traduce como reconfortante, pero esta palabra en inglés tiene unos matices que en castellano no tiene, por la propia naturaleza de la palabra. Es algo que, literalmente, te calienta el corazón). Sin duda la recomiendo. Se lee en menos de una tarde, hay ediciones muy bonitas en castellano, se consigue fácil y también hay multitud de audiolibros gratuitos a los que podéis acudir para “leerlo” en apenas un par de viajes de tren.