Año de publicación: 2015
Cuando me enteré de que McGarry iba a publicar un libro como este: contemporáneo y sobre un MC, no pude dejarlo pasar. He tardado en leerlo -ha pasado mucho desde que lo tengo en pendientes-, pero eso me pasa con todos los libros. El caso es que lo cogí con muchísimas ganas y, lamentablemente, con unas expectativas muy altas. Ya había leído otros libros de la autora y todos ellos me parecen una joya única en el género al que se adscriben; por lo que esperaba un poco más de este.
Una de las cosas que, sin duda, hacen que todos los libros de la autora merezcan ser leídos es que todos sus personajes tienen una personalidad trabajada. Los problemas a los que deben enfrentarse siempre son más de lo que te quiere mostrar McGarry, y lo que sucede siempre es mucho más profundo que una historia de amor adolescente. Ella da prioridad a las relaciones familiares, a la reparación de los lazos fraternales de los protagonistas o a la superación de algún miedo o trauma. No obstante, logra hacer esto sin que se pierda la perspectiva del romance en ningún momento. La evolución de los dos tipos de relaciones es una caricia tierna y lenta. Tanto es así que uno no logra darse cuenta de que se ha enamorado de los personajes hasta que algo amenaza con destrozar su corazón.
"Do you know why Eli has all those stars tatooed on his arm?"
My muscles lock up as I become paralyzed by the silent stares of the room. I'm crippled by this moment.
"There's one star for each year of your life. The shaded-in ones are the years that he saw you. The ones that have no color represent the years that his life was empty without you [...]. Don't let him go another year tattoing an empty star on his arm."
En cuanto al estilo de autora, no hay nada reseñable. Lo que hará que un lector se enamore de las historias que cuenta no creo que sea su forma de escribir, sino la forma en que, con palabras, moldea los cuerpos de unos personajes inolvidables y únicos. Con una prosa sencilla y limpia consigue algo que pocos logran con un estilo abigarrado.
Por último, habría que comentar algo la relación entre los dos protagonistas. No obstante, yo siempre cojo las novelas de McGarry por el drama familiar, la cercanía y la forma realista de retratar una situación cotidiana; por lo que, en lo que a mí respecta, el romance está para agilizar el ritmo de la lectura. Eso no quiere decir, por supuesto, que no esté bien llevado, que encariñe al lector y que aporte nuevas conversaciones y tópicos al género Contemporáneo. Con el New Adult parece que el romance se ha convertido en un pretexto para escribir escenas de cama. No con McGarry. Sus libros no van sobre sexo, sino sobre sentimientos.