Víctimas del declive económico, Stan y Charmaine se instalan en el coche tras perder su casa. Malviven gracias a los escasos ingresos que ella consigue en un bar de poca monta. Es entonces cuando llama su atención un anuncio acerca del Proyecto Positrón, un experimento social en el que los habitantes de la idílica ciudad de Consiliencia se dividen en dos grupos que alternan su modus vivendi cada treinta días: mientras el cincuenta por ciento se recluye en la Penitenciaría Positrón para mantener el sistema, la otra mitad disfruta de plena libertad y lleva un estilo de vida propio de la clase media. Al cabo de un mes, intercambian sus roles: los libres ingresan en prisión y los encarcelados se instalan en las viviendas que ocupaban los nuevos reclusos, haciendo uso común de todos los objetos, enseres y aparatos. Agotado el entusiasmo inicial, Stan y Charmaine no tardan en percatarse de que Consiliencia no es el paraíso que habían imaginado y pronto se ven envueltos en una serie de aventuras disparatadas, atrapados en un torbellino de lujuria que les hará cuestionarse sus valores y sentimientos más profundos.
OPINIÓN:
Yo la verdad es que me sorprendí mucho con dos de los personajes y con las escenas finales. Las dos mujeres que más salen en esta obra son cada una muy especiales a su manera, y me sorprendió su manera de pensar y la manera en la que queramos o no, muchos nos sentiremos identificados; hay cosas que aún hoy, un mes después de haber leído el libro, sigo dándoles vuelta y tratando de decidir si son buenas o no lo son. Y es que como ya mencioné, una de las cosas más especiales de este libro es la manera en la que la autora presenta la naturaleza humana, en muchos aspectos de ésta. Una naturaleza que muchas veces sale de lo común pero que debido a su anonimato, se mantiene en las sombras aunque sea más usual de lo que se cree. Por otra parte, el protagonista para mi, pasa sin pena ni gloria, comienza algo interesante, intentando dar de qué hablar, pero después de eso se vuelve un muñeco de la historia, en lugar de que el protagonista tome la historia, no digo que sea totalmente malo, pero por ejemplo, las dos mujeres que mencioné al inicio de este párrafo tomaron el control de toda la obra. Eso sí, no quita que los personajes masculinos sean fundamentales y que en pequeña y menor medida, hagan su contribución a la historia.
No sé cómo explicar el sentimiento de extrañeza y sorpresa que me causa este libro, maneja ciertos temas de una manera desenfadada pero con mucha presión, algunos de esos temas son sociales y otros muy personales. Hay escenas o pensamientos que hasta desagradables pueden parecer, y reconozco la manera en la que la autora pudo hacerme sentir parte de el entorno, aún con lo malo.
No decido si me gustó o no, estoy en un punto intermedio en el que admiro muchas cosas pero que deshecho otras, como el hecho de escribir escenas que para mi, pudo haberse ahorrado, y alargar la historia más de lo necesario, así como el tono monótono y aburrido que se apodera del libro en un buen porcentaje de páginas.
Si han leído algo más de la autora y tienen el interés de conocer más la pluma de la autora, anímense, pero no vayan creyendo que creen saber lo que encontrarán. Pueden decepcionarse o puede que no. Lo que sí, es que pueden plantearse nuevas cosas, poniendo en perspectiva sus propios valores.
Antes de terminar, quiero mencionar dos cosas. Lo primero es que odio a Charmaine, un poco. Lo segundo, que los últimos dos giros de la historia, ya en las últimas paginas, fueron muy geniales y creativos, me impactaron más de lo que hubiera creído, ¡bien hecho, Atwood!.