Reseña Primera tumba a la derecha y Segunda tumba a la izquierda – Darynda Jones

Por Perdidas Entre Páginas @LasPerdidas

¡Hoy estamos que lo tiramos! ¡Un 2x1 en reseñas! Primera tumba a la derecha y Segunda tumba a la izquierda. Leí el primero hace ya un tiempo, pero por una cosa o la otra nunca lo había reseñado. Ahora que he terminado el segundo (después de tenerlo que dejar a medias tropecientas veces), aprovecho y hacemos camino.

Charley Davidson es detective privado ocasional y ángel de la muerte a tiempo completo. Es decir, ve a los muertos. En serio. Y su trabajo es convencerlos de que vayan hacia la luz. Pero cuando estos difuntos han muerto bajo circunstancias poco ideales ?dígase asesinados?, en ocasiones quieren que Charley enchirone a los malos. Y luego están los sueños. Sí, esos sueños intensamente calientes que le han impedido dormir en semanas y que están protagonizados por una entidad que la ha acompañado durante toda su vida y que parece que no está tan muerto después de todo. De hecho parece que es algo completamente diferente a lo que está acostumbrada a ver. Pero ¿qué es lo que quiere de ella? Y ¿por qué ella es incapaz de resistirse? Y sobre todo ¿qué puede llegar a perder si se rinde a su deseo?

Cuando abrí Primera tumba a la derecha me topé con una protagonista de cuidado (y unas “citas” sobre cada inicio de capítulo como nunca antes he encontrado). Charlotte, o Charlyne para los amigos, se me presentó (ella y las dos compañeras que reposan sobre su caja torácica) como El ángel de la muerte: una especie de portal al cielo para aquellos que vagan perdidos entre los dos mundos. Resulta que Charlyne, que tiene cuerda para rato, ¡también es detective! Una detective que ayuda a la poli a resolver casos un tanto complicados (por eso de que tiene poderes y tal, su tío, que es encargado en comisaría, se “aprovecha” de la pobre muchacha).

Entre estas que me veo envuelta en un caso y viendo como para Charlyne, eso de ver muertos y hablar con ellos es el pan de cada día. Aunque hay un ente en especial que…Aaaaahmigas… aquí es cuando entra Reyes, el maromo hooot del momento, un personaje masculino que tendrá mucho que decir (más de lo que una puede imaginar cuando empieza el libro).

Sabéis que me pirran las urban fantasy de este estilo, en las que encontramos a una prota con un par, divertida e inteligente,  y a un guaperas siniestro, sombrío y reservado, que cuando se juntan… entra el libro en combustión. Este tipo de libros suele tener escenas que suben la temperatura, pero no es aquello tan ordinaro de pasarse todo el día con el mismo rollo. Estos libros así son lo mejor, dan un poquito de todo al lector para que no se agobie y para dejarle con la miel en los labios y que quiera seguir con la serie.

Un estilo a la saga Fiebre, pero en esta ocasión tengo que quitarme el sombrero ante la protagonista, pues en cuanto a carácter y desparpajo le da mil vueltas a McKyla Lane (ooooh, no quiero imaginar qué ocurriría si conociera a Barrons…); aún con sus dudas existenciales y rollazos que se suelta a ella misma, no llega a hacerse tan pesada como Mac cuando se ponía en plan discurso interior. Charlyne es una bomba, os puedo asegurar que cada frase suya me parece mejor que la anterior y que marcaría todos los diálogos que tiene con cualquier personaje. Es ingeniosa donde las hayan y la tía tiene para todos, mordaz como ella sola. Me encanta su carácter y ese humor ácido con el que se las gasta. Reconozco que es de las mejores protas con las que me he cruzado.

-Hola, Taft –lo saludé, dando las formalidades por terminadas antes de dirigirme al fantasma de la niña de nueve años que le pisaba los talones, también conocida como Niña Demonio-. Hola, calabacita.
-Hola, Charley –contestó ella con voz dulce, como si no fuera la encarnación del mal.
Igual que el diablo, Niña Demonio tenía muchos nombres. Niña Demonio sin ir más lejos, pero también estaban Engendro Infernal de Satán, Ojito Derecho de Lucifer, Tarta de Fresa o, para abreviar, una de mis favoritas, TF, que coincidía con “Toda una Fiera”. Era la hermana pequeña de Taft y había fallecido cuando ambos eran unos críos. Taft había intentado salvarla de morir ahogada y había pasado una semana en el hospital con neumonía a consecuencia de ello. Ella no lo había abandonado desde entonces. Hasta que dio conmigo. E intentó sacarme los ojos sin motivo.

Lo malo, pero, de estos libros, es la poca claridad de la trama policíaca. Es genial que resuelvan un caso en cada libro (y que vayamos conociendo a personajes poco a poco, me encanta Tarta de fresa), da la sensación de que estás viendo una serie tipo Bones en la que hay una trama continua pero que en cada capítulo resuelven un caso. Bien, no sé si es que le he prestado poca atención a los nombres, si es que soy un tanto inepta o es que realmente es así, pero en según qué momentos me he perdido lo que no está escrito. Charlyne no se concentra solo en resolver el caso y es que da tantas vueltas entre medio y la autora quiere añadir tantos elementos al suceso, que perder el hilo de aquello que están resolviendo es fácil, por no decir que hay un montón de nombres distintos relacionados con los asesinatos; que quizá se mencionan una vez nada más, pero que ya hay bastante para dejarte en blanco.
Eso y que bueno, aun teniendo una prota genial, el libro es original hasta cierto punto, pues ya hay historias como esta por ahí… había leído reseñas positivísimas sobre la saga y recuerdo que cuando terminé el primero dije “sí, vale, está bien, pero ya…”. El estilo de la autora es rápido y fluido y el ritmo no decae, pero quitando la gracia que le da a la prota, es tan normal como cualquier otro.

Así que al primer volúmen le daré la nota que en su momento creí que merecía.

Charley Davidson está encantada de la vida. Ha transcurrido una semana desde su encontronazo con la muerte y cree que se merece un descanso, pero Cookie, su vecina/recepcionista/ganga, ha recibido una nota de una amiga desaparecida y no tiene ningún reparo en despertarla en mitad de la noche para pedirle ayuda. Por si no tuviera suficiente con desentrañar este misterio, Charley cuenta con otra preocupación: Reyes le confiesa que oculta su maltratado cuerpo para evitar que lo utilicen de cebo para dar con ella. Antes de permitir que el ángel de la muerte caiga en manos del mal prefiere desaparecer para siempre. Pero Charley ha pasado demasiados buenos ratos con ese espléndido, maravilloso y escultural cuerpo para cruzarse de brazos y dejarlo morir. No te pierdas la segunda entrega de las aventuras de la detective privado más chispeante y de su alma gemela... y sobrenatural.

Diferente pasa con el segundo, a ver… no es que sea un cambio radical, pues la prota sigue en su línea y la estructura y el estilo de la autora no ha cambiado, pero es más que nada eso: que esta segunda parte es igual (o incluso un tanto mejor que la anterior) aun cuando las segundas partes de las sagas suelen flojear… aquí ya nos hemos familiarizado con los pocos secundarios que aparecen, y aunque en este tomo, por un motivo que no os pienso desvelar pero que es “quéfuertequéfuerte” Reyes aparece poco en escena, lo dará todo cuando lo haga. Charlyne tendrá que arreglárselas con otro caso mientras resuelve su propio misterio, siguiendo así la forma del primer libro y atrapando incluso más al lector con todo el tema relacionado con Reyes.

En este libro la autora ha jugado mejor, pues a parte de llevar excelentemente la trama de fondo, ha conseguido que en las últimas páginas haya entendido el caso en el que estaban trabajado y que con las últimas líneas me haya quedado ojiplática y salga corriendo a por esa tercera parte que en breve empezaré a devorar.

Merece mucho la pena conocer a Charlyne y ¿qué mejor que a precio de Bolsillo? Si estos libros fueran más caros os diría que sí, que están bien, muy divertidos, pero que pueden esperar… ¿pero a ese precio? yo no me lo pensaba, la verdad. Os animo a adentraros en los casos de Charlotte y a desentrañar el misterio que la envuelve como Ángel de la Muerte.