La autora narra con una prosa sencilla y cuidada a la vez, con la justa cantidad de adornos, que hace de Quantic Love una novela perfecta para leer de una sentada, además de llena de preciosas citas sobre el amor. La trama, para qué negarlo, es más simple que el mecanismo de un chupete, pero Sonia consigue darle un toque único, y lo hace mediante la inclusión de anécdotas sobre científicos y experimentos. Esto nunca queda fuera de contexto, pues siempre encuentra el momento ideal para incoporporarlas, y tanto si te gusta la Ciencia como si no, estas pequeñas historias van a entretenerte, y esto último es algo en lo que me gustaría hacer hincapié. No obstante, todo ello no logra ocultar el fallido intento de triángulo amoroso, que no me ha convencido en absoluto por razones que explicaré más adelante. Por ahora sólo digo que es la causa de que el factor sorpresa quede anulado en este libro, pues la protagonista se encarga de recordarte en todo momento quién es el único que tiene hueco en su corazón. Sin embargo, el hecho de que sea tan previsible no impide que se trate de una lectura rápida y amena. Por último, hablemos del desenlace, el cual no me ha agradado en ningún aspecto. En primer lugar, me resultó demasiado forzado, pues los sucesos se dan bajo unas circunstancias poco habituales. Por otro lado, tuve la impresión de que fue muy precipitado, dado que todo sucede muy rápido sin apenas dar tiempo para respirar, además de que gran parte de la acción de la novela se concentra en las últimas páginas. En última instancia, no me resultó muy creíble, ya que todo es muy "idóneo".
Según mi impresión, los personajes tienen bastantes tópicos en su mayoría. Comencemos por la protagonista, Laila, prototipo perfecto de chica sencilla y discreta de la que se prendan dos chicos. Su personaje, pese a haber conseguido empatizar conmigo en varias ocasiones, me ha llegado a exasperar en otras. Para empezar, no para de acomplejarse de sí misma, y sus comparaciones con Angie llegan a hacerse insufribles. Además, siempre cede ante ella, como si careciese de voz y voto. Y, por si esto fuera poco, utiliza a Alessio como su marioneta para llamar la atención a Brian, sabiendo que el primero está enamorado de ella. Angie, sin embargo, es un personaje más original, pues no encaja con el típico cerebrito; es alocada y desenfadada, y aporta el toque de diversión que toda novela necesita. No obstante, en ocasiones actúa de forma soberbia. Alessio vuelve a ser un cliché en toda regla: extranjero, atractivo, mujeriego, saca su faceta más romántica y sensible para impresionar a Laila. No me he identificado con él, pero no me ha caído mal. Y, por último, vayamos con Brian, un cerebito que también parece estar cañón bajo su atuendo de "empollón". Reservado y distante, ha causado en mí un efecto similar al de Alessio, aunque hemos congeniado un poco más. El triángulo amoroso, como mencioné antes, no me ha gustado para nada. Partamos de la base de que no lo he llegado a considerar como tal, dado lo obvio que es el hecho de que para Laila sólo existe uno. Por otra parte, no vi justificado su irremediable y perdido enamoramiento por él, pues nada y menos saben el uno del otro y son contadas las ocasiones en las que han quedado -y poco han tenido de románticas-. Para concluir, ella dice estar fascinada por el impenetrable muro que le rodea, y él, aparte de sus ojos, no ha aportado ningún indicio de esconder un secreto.
-Una vez, en una entrevista le comentaron lo mismo que has dicho, y puso este ejemplo: si estás al lado de una chica bonita durante dos horas, creerás que ha pasado un solo minuto. Pero si te sientas encima de una plancha candente, creerás que han pasado dos horas. Esto es la relatividad.
En definitiva, Quantic Love es una novela juvenil en la que amor y ciencia van juntos de la mano. Con una bonita prosa y enormes cantidades de preciosas citas románticas, la autora narra una historia cuya parte amorosa que, además de previsible, no me ha convencido en absoluto por su poca credibilidad y razón de ser. Los personajes, estereotipados salvo algunas excepciones, no han conseguido calarme hondo. Un libro fresco y entretenido que recomiendo para leer en una tarde de verano en la que no sepas qué hacer. Disfrutarás con los continuos vaivenes de los protagonistas y los curiosos relatos científicos.