Título: ¿Qué me quieres amor?
Autor: Mauel Rivas (La Coruña 1957) fue Premio de la Crítica por el libro de relatos Un millón de vacas (1990), originalmente escrito en gallego, al igual que el resto de su producción literaria. Con posteridad publicó la novela Los comedores de patatas (1992). En su obra poética destacan Balada nas parais do oeste, Mohicana y Ningún cisne. En salvaje compañía (Alfaguara 1994) confirmó su extraordinaria capacidad para la fabulación, lo que le ha llevado a convergirse en uno de los escritores mas importantes del panorama actual de las letras españolas. Escribe habitualmente en el diario El País y dirige la revista crítica Luces de Galizia. Con ¿Qué me quieres amor? obtuvo el Torrente Ballester de 1995, y aunque ésta sea su obra más importante, Rivas también es autor de El lápiz del carpintero, Los libros arden mal o Voces bajas. Recientemente ha publicado El último día de Terranova, cuyo éxito de público y crítica es unánime.
Editorial: Alfaguara.
Idioma: castellano.
Sinopsis: la incomunicación personal en un mundo saturado de información y hechizado por una nueva cacharrería, el gran misterio de las relaciones humanas, es el hilo conductor de ¿Qué me quieres amor?, con el que Manuel Rivas obtuvo el Premio de Narrativa Torrente Ballester. Son relatos duros, algunos de una dureza extrema, encaramados al dolor y a la soledad, pero donde emergen la ternura y el humor como los mejores amuletos y reductos de la humanidad.
Su lectura me ha parecido: intensa, poderosa, sorprendente, dolorosa, sencilla, sensible, importante, grandiosa en su concepción, humilde a pesar de todo...Queridos lectores y lectoras, hoy, como lleva siendo costumbre desde hace cuatro años, me propongo presentaros la crítica de un libro con la mayor sencillez y profesionalidad posible. Sin embargo, en esta ocasión me veo en la obligación de hablar de cine. Si, de cine, ese séptimo arte que todos adoramos y que en los tiempos que corren es más necesario que nunca. Pero no voy a hablaros del cine en general, sino del cine que se hace en un país llamado España. Allí ocurre una cosa muy curiosa, pues, posee una industria llena de talento: guionistas, actores, actrices, fotógrafos, compositores, productores, directores, maquilladores, diseñadores de vestuario, expertos en montaje, en sonido, en efectos especiales, en asesoramiento histórico...Un talento que se refleja en muchas películas que salen a la luz a lo largo del año, pero que sin embargo, son muy pocos los que saben apreciarlo. He conocido, sobretodo durante mi etapa universitaria y actoral a mucha gente que no es que no le guste, sino que odia el cine español. La razón: "que si hay muchas escenas de sexo", "que si dicen muchos tacos", "que si las historias son absurdas"...En fin, para gustos los colores, eso esta claro. No obstante, hay que aprender a valorar lo que tenemos aquí, pero sobretodo, que una película española puede contar historias impresionantes que igualan a las que se puedan estar rodando en Estados Unidos por ejemplo, y que por supuesto, no merecen ese descredito que parece generalizarse a medida que pasan los años. Sin ir más lejos, una de las historias mas potentes, estremecedoras, tiernas y lacrimógenas que ha dado el celuloide español en los últimos años tomó como base uno de los relatos recopilados en el libro que hoy tengo el placer de reseñar. Hay que amar al séptimo arte despojándonos de estereotipos, y saber, que la literatura, ha servido de inspiración para películas, algunas de ellas ya convertidas en clásicos universales. ¿Qué me quieres amor?: corazón, delicadeza, sencillez y crudeza reunidos en 16 relatos cortos.
La historia de como ¿Qué me quieres amor? llegó a mis manos y a mi vida tiene mucho que ver con la magia del cine. A muchos, sobretodo a los de generación, nos ha tocado ver en clase una película relacionada con algún apartado del temario de asignaturas como Historia, Lengua Castellana, Inglés o Filosofía entre otras. Una servidora, sin ir más lejos, se ha chupado en horas de clase cintas como Tiempos modernos, La Ola, Te doy mis ojos, La casa de Bernarda Alba, una película de los Hermanos Marx, muchísimas en versión original para aprender la lengua anglosajona y por supuesto, La lista de Schindler. Sin embargo, hay que ser sinceros, esas que he nombrado, son las más comunes, y que todos habremos visto entre las cuarto paredes del aula, el caso de La lista de Schindler es todo un clásico en este sentido. Pasado el tiempo y a medida que una se va culturalizando en el mundo del cine, se da cuenta que películas que ilustrarían alguna enseñanza adquirida en clase pasan totalmente desapercibidas. Este es por supuesto, el caso de La lengua de las mariposas, esa cinta española que todos hemos visto alguna vez en la televisión de pasada o inserta en algún monográfico sobre la II República o sobre los maestros de la II República. Puede que no sea la película más importante del género, pero, lo que si que posee es un claro mensaje nostálgico, de como la educación por aquellos tiempos distaba de la que tenemos hoy en día y de como los maestros de ese tiempo empleaban las técnicas de la Institución Libre de Enseñanza, obteniendo una educación más práctica y en permanente contacto con el conocimiento, que en ocasiones podía tocarse con los dedos. Y también, todo hay que decirlo, como todo ese logro y dedicación desapareció de un plumazo tras la Guerra Civil Española. En mi caso, vi La lengua de las mariposas hace unos cuantos años con gran interés, admiré todavía más el trabajo actoral de Fernando Fernán Gómez, cogí cariño a Moncho, casi lloré con ese trágico final y me pregunté por qué razón no se veían películas sobre la II República o la Guerra Civil en clase para que los alumnos la comprendieran mejor. Años más tarde entendí el absurdo por qué, es mejor y más conveniente conocer más a fondo el nazismo que nuestra propia historia. En cuanto a ¿Qué me quieres amor? apareció ante mi en uno de aquellos mercadillos de libros que desde hace un tiempo organiza la biblioteca de mi barrio. La portada, en la que aparecía La lechera de Vermeer, ya me cautivó de por si. Sin embargo, lo que no me esperaba era encontrarme La lengua de las mariposas en forma de relato. Eso sin duda, fue lo que en última instancia me empujó a adquirirlo y leerlo posteriormente. El resultado: un imprescindible en toda regla.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, debemos decir en primer lugar que ¿Qué me quieres amor? presenta una lectura ágil, dinámica y que, lo mejor de todo, deja espacio para la reflexión. Es muy curioso pues, cuando uno se topa con relatos de este estilo, que no son excesivamente largos, uno tiende a pensar que no va a encontrar ese margen de meditación. Sin embargo, y contra todo prejuicio, Manuel Rivas, con su especial habilidad para contar historias, logra, aunque la palabra más adecuada sería "obliga", al lector a detenerse ante lo que acaba de leer hace escasos minutos. Seguidamente, apreciamos como este volumen de relatos no responden a un orden determinado, ni por cronología o por aspectos más relacionados con la autobiografía del propio autor, no, el hilo conductor más bien se encuentra en la temática de los propios textos. Es la incomunicación, el misterio de las relaciones humanas, y muy especialmente, el humor y la ternura como reductos para combatir la soledad lo que de alguna manera engarza todos estos relatos cortos con precisión milimétrica, hasta el punto de que el lector tiene la sensación de estar ante un libro no sólo reflexivo, sino también de gran contenido social. Por otro lado, ¿Qué me quieres amor? está plagado de referencias al amor en todas sus vertientes y desde distintas épocas sociales, lo cual hace de este libro una lectura más interesante. Desde el amor adolescente, pasando por el amor a la naturaleza y finalizando por el amor a los ideales. Y afortunadamente, no se hace desde lo empalagoso, sino desde una mirada más contemporánea, más actual y más directa. Relacionado con ello, creo que es importante destacar que en ¿Qué me quieres amor? Manuel Rivas consigue tocar la fibra sensible del lector y en ocasiones ir incluso más allá, llegando a tocar con las palabras las vísceras de quienes leen cada uno de los relatos, unos con más intensidad que otros, pero que en resumidas cuentas, es necesario comentarlo. En este sentido, La lengua de las mariposas, puede que sea el relato que más se aproxima a esa sensación, a esa impresión de que algo ha cambiado en tu interior, capaz de remover las tripas y las conciencias de los lectores más impasibles. Por destacar otros relatos, me han gustado especialmente también los de Un saxo en la niebla o el de La lechera de Vermeer, en los que se ensalza el arte como vía de comprensión, de comunicación y de reconciliación entre las personas. Simplemente fascinantes. Para acabar, sólo apuntar que en ¿Qué me quieres amor? se empapa de una clara influencia proveniente de la cultura popular gallega. Si leemos un poco la biografía de Manuel Rivas y su propia producción literaria, apreciamos como las raíces y el lugar de nacimiento inspiran gran parte de su obra, algo que puede resultar para unos reduccionista, pero para otros una forma de homenajear o de lograr un estilo muy personal.
En lo que respecta a la crítica puramente personal, he de confesaros que hasta hace unos días no sabía exactamente qué plasmar en este ya habitual cuarto párrafo. Son tantos los temas que aparecen en ¿Qué me quieres amor? que una servidora se vio un poco desbordada al respecto. Todo eso cambió hace unos días, cuando asistí a la primera clase de un curso de escritura creativa organizado por la universidad al que me he apuntado. En aquella primera clase, la profesora nos introdujo un poco en la historia del relato corto, en sus máximos exponentes y en las distintas formas de redacción y estilo. De aquella primera sesión extraje dos cosas importantes. La primera, que el relato corto es tal vez una de las cosas más difíciles de escribir y la segunda, la poca fama que ha tenido a lo largo del tiempo. Existen muchos escritores, muchos, algunos de ellos han pasado a la historia y serán para siempre recordados por sus novelas largas. Pero muy pocos saben que muchos de los escritores que hoy se sitúan en el olimpo de las letras fueron en su inicio escritores de cuentos y relatos cortos. Conrad, Fraubert, Melville, Cortázar...La lista es enorme. Sólo unos pocos, entre los que podemos encontrar a Poe, Borges o Kafka han pasado a la posteridad por su amplia producción de relatos cortos o novelas cortas. Dejando de lado los nombres y las celebridades literarias, para centrarnos en la reflexión que nos ocupa, sólo diré que basta con adentrarse en la lectura de un relato corto para poder comprobar la precisión y el estilo de un autor en cuestión. Creo que en ellos es donde de verdad el lector comprueba en primera persona el talento literario y los temas principales que el autor va a usar con más asiduidad. El relato corto es un texto construido al milímetro, con precisión, poniendo más atención tal vez tanto en la forma como en el contenido. Con esto no estoy quitando méritos a la novela, cuya elaboración es igual de compleja, sólo pretendo destacar y dar visibilidad a otras formas de hacer literatura que a veces pasan completamente desapercibidas. Hay que reivindicar el relato corto, ya sea a través de críticas literarias, de tertulias, de debates, de cursos especializados...Pero sobretodo leyéndolos, esa es la mejor forma de revitalizarlos y de que nunca desaparezcan del panorama literario, y ya de paso, de nuestras vidas. ¿Qué me quieres amor?: un compendio de historias de amor, tragedia, humor, ternura, inocencia, soledad, giros inesperados...Un canto a nosotros mismos desde el talento de uno de los escritores españoles más originales.
Párrafos o frases favoritas:
"Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en medio de la Alameda, con los puños cerrados, sólo fui capaz de murmurar con rabia: "¡Sapo! ¡Tilonorrinco! ¡Iris!"".
Película/Canción: de todos es conocida la adaptación que en el año 1999 dirigió José Luis Cuerda. Compuesta por tres de los relatos que aparecen en ¿Qué me quieres amor? y con las brillantes interpretaciones de Fernando Fernán Gómez, Willy Toledo y el jovencísimo Manuel Lozano que logran ponerte la piel de gallina con discursos tan memorables como el que abajo os adjunto. Simplemente admirable:
¡Un saludo y a seguir leyendo!