Fidel Centella se va de casa sin saber qué busca, y quizás por eso todo le llegará por sorpresa: el dilema de si Bárbara, la chica que roba y silba, o Diana, la que tiene mucho y lo ofrece todo; las hazañas en el ruinoso piso compartido que apenas duerme; las leyendas urbanas de un barrio con casi tanto color como sombras; los brindis con su padre enfermo. Siempre rebotando entre la memoria gallega de su familia emigrante y la promesa de muchas vidas posibles. Cuando quiera orientarse, mirará los rayos de luz que nacen en la montaña de su ciudad. Esos que, como Justo, Iu y Brais, siempre han estado ahí. Los que, como sus amigos, brillan más cuando todo está oscuro. Los que le muestran el camino a casa.
Rayos es la novela más íntima y poderosa de uno de los mejores narradores del panorama literario nacional. Otero retrata una realidad compleja con una mirada luminosa. Caleidoscópica, sutil y, sobre todo, viva.
Hay novelas que nos llegan muy adentro y no por el tema de tratar temas verdaderamente duros o llenos de un dolor insoldable que te hace desquebrajar por dentro sino por relatarnos las cosas que con el paso del tiempo y al darnos cuenta, vemos que han conseguido que nos vayamos alejando de lo que era importante en el pasado y ahora no tanto.
Esta es la historia de Fidel Centella, un chico que un día para otro y por un accidente tan fortuito como olvidarse las llaves en casa, decide independizarse con su grupo de amigos, los Rayos, en el barrio del Raval. Fidel tendrá que convivir con sus amigos y seremos testigos de las aventuras y las desventuras de todo el grupo así como de sus diferentes personalidades. Un grupo de amigos que coge el nombre de Rayos porque es lo que ellos por las noches a lo lejos desde el parque de atracciones del Tibidabo. Además, el papel más importante y que cogerá mucha fuerza es el proceso en el que Fidel tendrá que "hacerse mayor" para convertirse en el adulto que es pero sin perder el toque de juventud que quiere tener.
Ser testigos de lo que le sucede a Fidel a lo largo de todo el tiempo que lo acompañamos en el libro me ha gustado muchísimo y no por el hecho de que nos narren todo lo que está viviendo sino por lo que he denominado anteriormente, el proceso de hacerse mayor. Es sumamente interesante como Fidel es capaz de darse cuenta que en su vida tiene que tomar decisiones para su futuro y que no puede quedarse al margen para que otros decidan por él, sabe que tiene que tomar las riendas de su vida.
Me ha parecido interesante como en la historia mezcla la propia historia del hoy con el pasado de Fidel y de sus idas y venidas a Galicia, tierra de sus padres y abuelos. Ese comportamiento tan gallego de ellos hace mella en su forma de ser y es lo que rige en cierta parte su vida porque el pasado también tiene sus consecuencias en el futuro y todos lo saben.
No es una novela de un ritmo trepidante y lleno de muchísima acción sino que es un libro con sus pausas pero no por ello denso o que se deba leer con espacios de por medio porque una vez que entres en la vida de Fidel, necesitas saber mucho más y continuar su historia.
Tengo que confesar que he llorado con el final y no por el dramatismo sino por el mensaje que me ha impactado de lleno en la cara, como ha sido posible que unas cuantas páginas, unos diálogos y un par de frases lo haya convertido en una bomba de sentimientos que ha explotado directamente en mi. Es pensar en todo lo que conlleva ese final y venirme a la mente todo lo que hemos dejado en el pasado, lo que hemos dejado en el camino de la vida que irremediablemente va hacia adelante y nunca para atrás.
En defintiva, Rayos es una historia que pese a partir de algo tan sencillo como narrarnos la vida de Fidel Centella, nos adentra en un mar de pensamientos, reflexiones, sentimientos... para llegar a un final en el que es capaz con cuatro pequeñas cosas, hacernos llorar o al menos, conseguir que repasemos el camino que estamos recorriendo en este momento: la vida.
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