Título: Robinson Crusoe.
Autor: Daniel Defoe (1660-1731) fue un escritor, poeta, periodista y polemista inglés. Defoe es uno de los autores más importantes de la literatura universal, a él se le atribuye el mérito de ser uno de los primeros cultivadores de la novela como genero literario, de concederle el honor de ser "padre de todos los escritores ingleses" y ser pionero de la conocida como prensa económica. La participación activa en los sucesos de su tiempo le deparó una vida agitada, tanto que en el año 1703 fue arrestado y exhibido en la picota debido principalmente a un panfleto en el que parodiaba a los tories de la iglesia, un hecho que inspiró uno de sus más conocidos poemas: Himno a la Picota. Además de Robinson Crusoe, sin duda su novela más importante, Defoe es autor de obras como Moll Flanders, Diario del año de la Peste o Roxana o la amante afortunada entre otras.
Editorial: Alianza Editorial.
Idioma: inglés.
Traductor: Martha Eghía.
Sinopsis: inspirada en un suceso real, esta novela se convirtió desde el mismo momento de su publicación en un éxito de público. Clásico de aventuras por excelencia, la novela narra el naufragio de un marinero que, único superviviente, se ve arrojado a una isla desierta. Allí, con la sola ayuda de su capacidad y de su ingenio habrá de enfrentarse a la naturaleza, a la soledad y a los peligros que acechan en las islas vecinas.
Su lectura me ha parecido: excelente, impresionante, imprescindible, única, reflexiva a rabiar, intensa, importante, totalmente recomendable...Antes de adentrarnos en la reseña de este libro tan especial, me gustaría confesaros una cosa, muy pocas veces, por no decir que se pueden contar con los dedos de una sola mano, he releído un libro. Se que es una práctica muy común entre los amantes de la lectura y de la buena literatura, lo se, y en los blogs muchos dan cuenta de ello. Sin embargo, una servidora no ha sido hasta fechas muy recientes de esa clase de lectores. Si bien es cierto que me he sorprendido a mi misma releyendo pasajes de libros que me han entusiasmado o que, por cuestiones puramente académicas, he tenido que volver a acudir a la lectura de ciertos libros insertos en la literatura universal, como contrapartida no he sido de esas personas que se ha adentrado de nuevo en las páginas de un libro por mero placer o gusto, sin duda, era un espécimen algo raro, para que nos vamos a engañar. No obstante, y desde hace unos meses, a raíz de la reelectura de éste y otros títulos, he descubierto que, las segundas lecturas son más enriquecedoras si cabe, mucho más que cuando lees un libro concreto por primera vez. Durante este retorno te fijas más, eres mucho más exigente, más crítico con lo que lees, incluso puedes apreciar detalles que antes, ni te habías percatado que estaban ahí. Este libro que hoy tengo el inmenso placer de reseñar tuvo dos lecturas, la primera, de la que atesoro un buen recuerdo, y la segunda, en la que fui consciente del partido que se le podía sacar. Y sin enrollarme más de la cuenta, os presento a Robinsone Crusoe: el mito literario, la novela perfecta.
La historia de como Robinson Crusoe se convirtió en, más que un imprescindible, en uno de mis libros de cabecera, es doble. Como ya he comentado en la introducción, ésta novela tuvo dos lecturas, en dos edades diferentes y en dos momentos completamente distantes en el tiempo. La primera de ellas fue durante aquel difícil curso de tercero de la ESO, cuando en la clase de Lengua Castellana tuvimos que escoger un libro para el correspondiente examen de lectura. No recuerdo si la elección fue por sorteo, por una recomendación del profesor o por mi curiosidad de entonces; lo que esta claro es que de aquella sesión salí con Robinson Crusoe en la mochila. Recuerdo su portada, gruesa y estropeada, en cuya portada había una ilustración muy parecida a la que antecede este párrafo. Sus hojas teñidas de un color amarillento, reflejaban el paso del tiempo y evidenciaban que aquella edición tenía más años que Mathusalén. Por no hablar de la letra, ¡maldita letra! Más pequeña no podía ser. Aún así, decidí darle una oportunidad, y el libro, desde cada uno de sus poros, me la devolvió en forma de una experiencia inolvidable. Tras su lectura, tenía claro que aquel examen lo bordaría, pues tenia la sensación de que los personajes todavía no habían abandonado mi mente inquieta. Y así fue, de hecho, fue la primera y la única vez en el instituto que saqué un 10 en un examen. En aquellos instantes me sentí tan orgullosa que pensé que todo había sido gracias a Robinson Crusoe y a su magnífica lectura. El libro y su recuerdo me han ido acompañando a lo largo de todo este tiempo, hasta hace unos meses, tal vez invadida por la nostalgia, cuando tuve el privilegio de volver a leer tal magna obra de la literatura universal gracias a Alianza Editorial, a la cual, no pude evitar pedirles un ejemplar. Tenía la necesidad de releer aquel libro que tanto me había aportado y que, además, quería que formase parte de mi adorada estantería. El resultado: el retorno de bellos recuerdos y el descubrimiento de inquietantes temas de reflexión.
En lo que respecta a la critica propiamente dicha, comenzaremos apuntando que Robinson Crusoe, para mi más absoluta sorpresa, presenta una lectura ágil, tensa, y muy personal. La verdad es que antes de adentrarme en su lectura pensaba que me hallaba, como me había sucedido con otros libros de la época, con una lectura densa y tediosa, sin embargo, lo sorprendente fue toparme con una frescura y una retórica nada complicada, que incluso puede llegar a enganchar al lector, algo que conmigo consiguió. Por otro lado, al estar narrada en primera persona, nos permite mejor conocer al personaje de Robinson en todas sus facetas, desde la más luchadora y optimista, hasta la más derrotista y pesimista. Pasamos de este modo por muchos estados de animo que sólo pueden apreciarse con un lenguaje adecuado, además de con la importancia que juega la primera persona para conocer su personalidad y sus pensamientos a partir de la paleta de colores y matices que conforman al ser humano, y al fin y al cabo, a nosotros mismos. Seguidamente, vemos como el autor da muchas pistas descriptivas del entorno en el que se va a mover el personaje, y como éste, se ve irremediablemente condicionado por el mismo. La verdad es que sería un tema de debate bastante interesante, y que si lo pensáis, se anticipa a en formular las tesis del determinismo, en este caso, del determinismo del hombre con respecto a su entorno. Seguidamente, lo que de verdad creo que acaba enganchando al lector, lo que al final provoca que alguien pueda compadecerse y sufrir con el personaje de Robinson es el instinto de supervivencia, el ingenio y los las situaciones desastrosas cuando los planes no salen como él había previsto. Esos pasajes, son sin duda, los que hacen de Robinson Crusoe una obra maestra de la literatura. Finalmente, sólo apuntar la gran influencia que esta novela ha tenido sobre otras que se han ido publicando desde entonces, las cuales, pretenden superar al Robinson Crusoe, El Marciano de Andy Weir casi logra al menos igualarlo en genialidad, pero no en lenguaje ni en literatura, pues dicho libro carece por completo de ella. No ha habido ningún libro que haya logrado hacerle sombra Robinson Crusoe, y de seguro, vamos a tener que seguir esperando mucho tiempo en vista del panorama literario que actualmente tenemos.
Finalizando esta reseña con la reflexión pertinente, la cual, pretende captar o exponer uno de tantos pensamientos, suposiciones e interpretaciones que a una servidora se le ocurren o ha escuchado nombrar. Como era de esperar, y viendo que éste es uno de mis libros favoritos, he decidido decantarme por una interpretación, la cual no es nueva, pues el pasado fin de semana escuché hablar de ella con sumo interés, y la verdad, es del todo interesante e inquietante. Si de algo va sobrada la obra de Daniel Defoe es de ingenio y de capacidad para generar opinión entorno a sus novelas, por lo que el Robinson no iba a ser menos. Lo cierto es, que tras meditarlo unos días, probablemente Robinson Crusoe sea una de las novelas en las que mejor se ejemplifique la idea de "El buen salvaje" de Rousseau, esa que dice que el hombre es bueno por naturaleza, que es la sociedad la que acaba pervirtiéndolo y que todo lo que no pertenece a la naturaleza sólo puede llevar al desorden físico y moral. En el caso de la novela, Viernes, sería el ejemplo y el símbolo del buen salvaje, mientras que Robinson representaría la sociedad, un hombre acostumbrado a una forma de vida determinada, corrompido irremediablemente por ella y que se encuentra fuera de lugar, tratándose de adecuar a una atmósfera natural, hostil y salvaje; con la que no esta plenamente familiarizado. Si extendemos el argumento de Rousseau en el tiempo, podríamos hablar de una critica por parte del autor al incipiente colonialismo que ya estaba produciéndose por parte de algunas potencias de la época, incluyendo Inglaterra. ¿Podría ser éste libro, Robinson Crusoe, un aviso a navegantes? ¿Un ejemplo de lo qué pasaría si la civilización irrumpiese de repente en territorio virgen, sin explorar, sin colonizar? ¿Estaríamos ante una novela de superación, o ante algo más? Robinson Crusoe: una historia de supervivencia, esperanza, ingenio, perseverancia, hostilidad, desanimo, coraje...Una novela que no podéis dejar escapar.
Frases o párrafos conocidos:
"En este sentido, y desde entonces, he observado lo incongruentes e irracionales que son los seres humanos, especialmente los jóvenes, frente a la razón que debe guiarlos en estos casos, es decir, que no se avergüenzan de pecar sino de arrepentirse de su pecado; que no se avergüenzan de hacer cosas para las que, legítimamente, serían tomadas por tontos, sino de retractarse, por lo que serían tomados por sabios."
Película/Canción: la primera versión cinematográfica que se conoce de la novela es de 1902 y dirigida por nada menos que Georges Meliès. Seguidamente encontramos adaptaciones de Luis Buñuel en 1952, la de la interpretación de Peter O´Toole en 1973 o la de 1997 con Pirce Brosnan como protagonista. Sin embargo, la más recordada sin duda es Naufrago, de Robert Zemeckis en el año 2000 y en la que podemos disfrutar de una de las mejores interpretaciones de Tom Hanks.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)