Opinión personal: Si Playya me había dejado un sabor de boca muy muy bueno, Show a conseguido mejorarlo y hacer que me enamore aún más de la historia de los hermanos Serafín. Show comienza con un solitario Aarón en Nueva York, tras la vuelta de Leo a Madrid. Las cosas han cambiado muchísimo desde que Leo y Aarón llegaron, y las promesas de fama se han convertido en una especie de cárcel para los hermanos, sobre todo para el pequeño, que no está acostumbrado a estar de cara a los focos. En esta situación, aparece Zoe, una joven violinista que es el nuevo fichaje de Develstar. Pero el punto fuerte de la obra llega cuando Aarón participa en un reality show muy a lo Gran Hermano. ¿Qué pasará? Una de las cosas que más me ha gustado de esta obra es la evolución que se puede notar en los personajes. Aarón es el que experimenta una evolución menor para mi gusto, podemos notar el cambio en su personalidad, pero si en Play me había gustado bastante, ahora me parece un pelín repetitivo (aunque haya pequeños detalles que me hagan pensar que aún hay esperanza para él en la tercera parte). Por otro lado, Leo ha cambiado bastante. Si bien no consiguió atraerme con su punto de malote en Play, aquí se le ve un poco más maduro (tampoco vamos a empezar a tocar las campanas, pero sí más maduro). Eso es algo que ha hecho que la obra mejore y que me ha gustado mucho, ya que a mí me cansaba más leer la parte de Leo que la de Aarón en Play. Aquí se ha equilibrado, sin ninguna duda. El nuevo personaje, Zoe, entra pisando fuerte. Su relación con Aarón no me acaba de gustar demasiado, yo soy demasiado pro Emma y sus pendientes de snitchs doradas, pero bueno, entiendo que sea una parte importante de la historia. De todas formas, no he llegado a cogerle cariño a Zoe. No me preguntéis por qué. El resto de los personajes secundarios de esta historia me han gustado bastante. La mayoría de los participantes en el reality tienen algo que aportar, así como los que están “detrás de las cámaras”. Una vez más, Javier nos deleita con unos personajes correctos y sin fallos. Lo que más me ha gustado, sin duda alguna, es el ritmo y la atracción que crea la historia. Empiezas a leer y no puedes parar. El “un capítulo más y corto, que se me hace tarde” se convierte en medio libro leído e irse a dormir a regañadientes porque tus ojos ya no se mantienen abiertos y necesitas saber qué pasa. En mi caso, en una tarde (noche) y una horita a la mañana siguiente lo había devorado. Si Play tenía algún que otro fallito de ritmo, sin duda Javier ha aprendido de los errores y los ha solventado con creces en esta segunda entrega. Con tantas creces que a veces la narración toma un ritmo rapidísimo que te hace devorar las páginas cada vez más deprisa.
Una obra trepidante, con intriga, que ha conseguido superar a la primera parte de una forma magnífica y que no dejará indiferente a ninguno de sus lectores.Valoración:
¡¡Nos leemos!!
Garazi