Autores: Teri Terry ISBN: 9788469603666
Editorial: Bruño
Páginas: 448
Año de publicación: 2014
Precio: 14.90 €
Atrapada en la guerra que se ha desatado entre el autoritario Gobierno de la nación y los grupos que tratan de recuperar la libertad, Kyla parece encontrarse, cada vez más, en un callejón sin salida. Sin embargo, la joven se ha propuesto descubrir la verdad sobre sí misma y averiguar dónde está Ben —desaparecido desde que cortó el cordón umbilical que le unía al sistema—, y lo hará aunque tenga que enfrentarse a los dolorosos recuerdos de su pasado y arriesgar su propia vida.
Lo primero que os voy a sugerir antes de meterme de lleno en la reseña es que si no habéis leído el Sin memoria os paséis por la reseña y os abstengáis de seguir leyendo. Si habéis leído Sin memoria pero no os acordáis de los detalles, pasaos por la primera reseña y así os refrescáis un poco.En esta segunda parte retomamos el relato de Kyla desde el punto en que lo dejamos en el primer volumen. Exactamente en el mismo punto. Por lo tanto el principio está cargado de una tensión adulterada por el paso del tiempo. Sencillamente la continuidad y la rapidez con la se sucede la acción en la vida de Kyla puede resultar anti-natural para los más sensibles. Si el aspecto del tiempo no es algo que os afecte mucho no creo que se note la carencia de horas en el día para que quepa todo, pero si eres de los que le afecta puedes responsabilizar perfectamente a una narración dilatada.
Quizá deba recordaros que Kyla acaba de perder la única persona por la que ha sentido algo a manos del gobierno, su memoria es un lienzo en blanco, su padre es un personaje siniestro, la han atacado, le han borrado la memoria y la han soltado en el mundo para que, básicamente, se las apañe con lo que su curiosidad ha ido esclareciendo sobre un grupo terrorista que de una forma u otra amenaza su existencia.Y hasta aquí voy a contar.
La acción tiene una dosificación más regular a lo largo de la novela, la tensión se masca constantemente lo que puede resultar agotador, hay muchos hilos preparados para que siga tirando de ellos pero el momento adecuado no llega para todos, los personajes cambian radicalmente de matiz y los que se mantienen intactos pasan a un segundo plano.
Las motivaciones del personaje protagonista siguen muy cerca del personaje que conocimos en la primera parte, pero su evolución es palpable. Además del sustancial cambio desde el carácter introductorio al desarrollo explicito de una trama enrevesada solo con la activación de uno de sus personajes.
El hecho de que el relato tenga una evolución tan uniforme garantiza dos cosas: que solo puede ir a mejor y puede llamar al tedio. Todo va para arriba sin duda, pero es como esperar a que suba la espuma. Sabes que al final del camino hay sangre, emoción, traición, tensión y rebeldía.
Tengo la sensación de que apenas se desarrolla la trama principal hasta el final de la novela, algo que sin duda se debe a la acumulación de frentes de ataque sucediéndose continuamente en una lucha por el foco de atención.
El radical cambio de contexto que lleva a esta novela a un campo totalmente distinto del panorama con que habíamos leído la entrega anterior es su principal punto fuerte y refresca un poco el concepto distópico al que nos habíamos acostumbrado.
Es una historia con elementos muy clásicos que funcionan muy bien en combinación con una protagonista original y una narración cuidada.