Revista Cultura y Ocio

Reseña sobre el libro «OROSIA» de María Pilar Cavero, publicado por el grupo editorial Sial Pigmalión. Por Nery Santos Gómez

Publicado el 25 agosto 2022 por Nerysantosgomez

La historia en las letras de María Pilar Cavero

Esa manía que tenemos de encasillarlo todo. Hasta los géneros literarios… narrativo, lírico, dramático, didáctico, biografía, ensayo, cuento, novela, memoria,  crónica periodística, ficción , real… solo por nombrar algunos. Y entonces llega Orosia: esa maravillosa y dura narración que nos transporta a Huesca en los tiempos de la posguerra civil. Y nos preguntamos en cuál categoría la colocamos, solo para darnos cuenta que esta historia abarca muchos géneros.

El lenguaje cuidado y poético de una catedrática, filosofa, especialista en historia, especialmente en historia del arte, como lo es María Pilar Cavero, nos regala Orosia, que se convierte en el retrato de una dura etapa de la historia española reciente.

Dicen que la historia es contada por los ganadores. Es manipulada y oculta realidades. Pero es cuando Sial Pigmalión nos pone en contacto con  libros como Orosia, cuando apreciamos su labor. Este es un libro escogido, donde la autora ha vivido la trama de cerca y es relatado con innumerables detalles por sus protagonistas. Es en estos casos  cuando conocemos la historia real; lo que la guerra realmente significó para una sociedad. Es en estos libros maravillosos (como Orosia) cuando nos hacemos una idea generosa sobre determinados momentos históricos. Se nos amplía “el retrato” de esa época al acercarnos con esa calidez y abundancia de detalles.

¡Qué buenas imágenes mentales y apreciación de la época obtenemos con las minuciosas descripciones! Por ejemplo de los alimentos que se servían:

Pg. 119; última cena de 1941: «empezaron la cena con una sopa de tapioca y la continuaron con un pato a la naranja; con canela y orejones. Para postre un brazo gitano con crema y vino dulce de Oporto…. Desi les sirvió el café con los últimos “suspiros de monja” que quedaban». O bien sea tarareando las nanas que se usaban para los niños. Por ejemplo pág. 140 y pág. 37:  “arroro mi niña, arroro mi amor, arroro pedazo de mi corazón, esta niña linda no quiere dormir, háganle la cama en el toronjil».  También  con los poemas que se escribían por ejemplo: pg. 66 Cancionero de la lírica tradicional: «Allá me tienes contigo, serranica de Aragón, el alma y el corazón…» o con la  explicación de diferentes  costumbres y formas de vida: por ejemplo en la Pg. 143 nos indica como se hacía el jabón con el aceite sobrante de las frituras y la sosa y luego como van a lavar la ropa en un río congelado para después realizar la colada en cuencos de barro grandes y con ceniza limpia y agua hirviendo.

Leer a Pilar Cavero es viajar al pasado con abundancia de detalles.

La narración está sostenida permanentemente por un hilo tenso de frio, muerte y desolación. El hecho de que Andrés esté muy enfermo y se este esperando su muerte en la torre al cuido de su familia, marca la historia de un sentimiento lúgubre y de  un luto anticipado. Un luto que se extiende también por los muertos en la guerra y por las penurias y horrores pasados.

Un momento cumbre y definitivo en la obra es cuando Luisa y Gregoria, abuelas de la niña Pilar, recuerdan a sus esposos muertos en la guerra y es de destacar el horrendo crimen que se comete con el esposo de Luisa, Rafael, que solo por ser el alcalde de Loporzano, lo fusilaron y le cortaron la cabeza y la colgaron de un árbol de la plaza de Zaragoza. Pero lo más cruel fue que la cabeza la entregaron a su hija Presen (hermana de Orosia) que sólo tenía quince años en la cesta donde le llevaba la comida a su padre. La narración es totalmente fuerte y cruda.

Dentro de toda esta historia sombría de la posguerra y las penurias de los familiares con sus dramas, donde se nos muestran los horrores de la guerra de una forma privada y personal, encontramos una esperanza, una luz, que lo representa la bebé María Pilar como símbolo de la vida que se impone y continua. Y tenemos la suerte de que ella sea ahora nuestra autora con la que podemos establecer lazos.

La historia está narrada en tercera persona con muchos diálogos y la mayoría de los personajes son mujeres. Digamos que conocemos la trama a través de sus voces: Orosia nuestra protagonista y madre de la autora en la vida real, Presen, Luisa, Gregoria, Desi, Dolores la Maña, Tía Angelita, Tía Antonia, Nati, María pilar entre muchas otras. Mujeres cargando con sus dramas y dolores de posguerra, con la escasez, el frío y la tristeza y aún así confiando en la poesía y en los sueños.

El texto está complementado con fotos de los familiares, los lugares, propaganda de la época etc.

Quisiera mencionar la dedicatoria de la obra:

“A George Orwell, a quien me hubiera gustado invitar a un café en Huesca. Y a Orosia, mi madre, que lo hubiera compartido muy a gusto con nosotros”.

El escritor y periodista británico George Orwell, además de haber  participado en las luchas de Barcelona, también estuvo en las trincheras durante el asedio a la ciudad Rincón de Huesca, donde se desarrolla la novela. Allí fue herido en una mano y en el cuello y siempre manifestó su deseo de volver a Huesca para tomarse un café. Esa frase “mañana tomaremos un café en Huesca” usada por  el coronel Villalba después de ocupar Siétamo se hizo famosa entre las tropas como símbolo de que ocuparían la ciudad, pero Huesca no fue tomada y nunca tuvieron oportunidad de tomar ese café.

Termino esta breve nota sobre “Orosia” comentando el deseo de Gregoria, abuela de la autora expresado en la  Pg. 118:

“-Me gustaría que mi nieta fuera poeta -dijo Gregoria, levantándose del sillón.”

Ojalá hubiese una ventana desde el cielo para que la abuela Gregoria viera que su nieta no solo se convirtió en una poeta reconocida, sino en una maravillosa escritora e historiadora, capaz de llevarla a un libro donde la haría inmortal.

Y cierro con un deseo, el de tomarme un café con María Pilar en Huesca.


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