Me atrevería a considerarla como no exenta de un cierto barroquismo que la adorna y enriquece con volutas e incontables elementos decorativos. Por otra parte la compararía con un Quijote incrustado de innumerables novelas del "Curioso impertinente" perfectamente engarzadas con el tema principal. A veces me parecía estar leyendo una novela de P. G. Wodehouse y otras una de Harry Stephen Keller (El enigma de la Plaza de Whashington, Noches de Sing-Sing, Las gafas del señor Cagliostro...)."
Luis Fernando Rodríguez Fernández, médico, y sabio en literatura.