RESEÑA: Sobre los huesos de los muertos.

Publicado el 10 septiembre 2020 por Jimenada

 SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS


.Título: Sobre los huesos de los muertos. 
Autora: Olga Tokarczuk (Sulechów, Polonia, 1966) una de las mejores y más celebradas escritoras polacas actuales, ha recibido múltiples premios, como el Brueckepreis, el Nike (el más prestigioso de los que se conceden en su país), la Medalla de Plata Gloria Artis y el premio de la Ministra de Cultura y Patrimonio Nacional a su excelencia literaria. En una trayectoria ascendente culminada con la concesión del Premio Nobel de Literatura 2018. Autora de ocho novelas y tres libros de relatos. Entre sus textos más importantes encontramos Los errantes (2008), Un lugar llamado antaño (1996), La muñeca y la perla (2000), Relatos bizarros (2018) o Sobre los huesos de los muertos (2009).

Editorial: Siruela. 
Idioma: polaco. 
Traductor: Abel Murcia. 
Sinopsis: Janina Duszejko es una ingeniera de caminos retirada que enseña inglés en la escuela rural de Kotlina Klodzka, una región montañosa de suroeste de Polonia. Cuando la rutina del pueblo se ve sacudida por una serie de asesinatos que tienen como víctimas a varios cazadores furtivos, Janina, apasionada de la astrología, defensora a ultranza de los animales y obsesionada por la obra del poeta William Blake, intentará resolver por su cuenta los misteriosos crímenes. Bajo la forma de una novela policíaca y con un original subtexto ecologista, Tokarzuk retrata soberbiamente la sociedad local, cuestionando sin ambages tanto la falta de respeto por la naturaleza como el radicalismo ambientalista, en una de las obras más poderosas y originales de la literatura europea actual. 
Su lectura me ha parecido: interesante, descompensada en lo narrativo, repleta de mensajes trascendentes, con un impecable cuerpo de thriller policial, ecologista, con una narradora soberbia, variopinta... Leer a una o un premio nobel abruma, impone, hasta el punto sentir cierta presión. Y no es para menos. De cara a la sociedad, y a los círculos de lectores con cierto nivel cultural e intelectual, que la varita mágica del jurado del famoso galardón sueco rocíe a cierta figura del ámbito literario con su polvo mágico la convierte, casi de inmediato, en un ídolo, en una suerte de santa o santo dentro de un retablo al que ir a rezar. A partir de ese momento, todo el mundo se arrodilla y no duda en rendirle pleitesía, por los siglos de los siglos amén. Algunas de las más icónicas figuras del santoral llevan años siendo veneradas, por lo que resulta hasta lógico la falta de detractores - por los motivos que sean - u opiniones discordantes dentro del respeto y la crítica. Es como si ser Premio Nobel de Literatura llevase aparejado calificativos del estilo "el mejor escritor del mundo", "la mejor escritora de todos los tiempos", "la pluma más bella de la historia" o "imposible que no te guste". Pobre, entonces, de la o del que se manifieste en contra de alguno de estos ilustres personajes. Las airadas reacciones a dicha tropelía no se hacen de esperar, y os lo digo por experiencia. 

Actualmente, sin ir más lejos, estoy adentrándome en uno de los libros más importantes y amados de la literatura universal como es Cien años de soledad, escrita en el año 1967 por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, uno de los más indiscutibles premios nobeles de literatura. Querido y ensalzado por millones de lectores al rededor del mundo, mi experiencia con él ha transitado entre los extremos. De lecturas más irregulares como Del amor y otros demonios - al que con el tiempo acabé cogiendo algo de cariño - y maravillas narrativas como El amor en los tiempos del cólera - para mi, de momento, su mejor novela -. Ahora que por fin me he dignado a leer su obra magna, siento cierta presión en cada página, en cada capítulo. Es un texto tan icónico, tan celebrado, tan trascendente a nivel historia "la literatura en castellano", tan recomendado por generaciones de lectores, tan citado, tan influente en la pluma de otras y otros escritores que ya me fastidiaría que no me acabase de gustar. Porque las personas somos así, ya seamos eclécticos o monolíticos a la hora de construir nuestro panteón de divinidades del mundo de los libros, no tienen porque gustarnos todos y cada uno de las o los galardonados con el Premio Nobel en su categoría más famosa y mediática. De todas formas no os asustéis que, aunque estoy teniendo algunos problemas para quedarme con todos los nombres de la novela de Gabo - son muchos y para colmo casi todos se llaman igual - la cosa de momento va bien. Mirando cada dos por tres los esquemas elaborados por el puño y letra de mi madre hace unos cuantos años, pero bien. Dicho esto, esta "chapa" respecto al mayor premio de las letras, gratuita a todas luces, me viene bien para introduciros en la reseña de una novela cuya autora ha sido una de sus más recientes merecedoras. Olga Tokarczuk - nacida en Polonia en el año 1966 - fue junto a Peter Handke - peor recibido por los fanáticos del premio si lo comparamos con Tokarczuk - los protagonistas de aquella atípica ceremonia. Aquella tradicional rueda de prensa en la que, por primera vez en la historia, se anunciaban dos ganadores, todo ello debido al escandalo de abuso sexual acaecido entre los miembros del jurado en la edición maldita del 2018, de ahí que quedase desierto. Justicia o un intento por lavar la cara de una prestigiosa institución, lo cierto es que quise conocer a Tokarczuk, su universo literario y esa aproximación a la, para mi entonces desconocida, Polonia rural. El resultado de este acercamiento habla por si solo, en los siguientes párrafos y un poco, a modo de spoiler, en mi sincera introducción. Sobre los huesos de los muertos: un thriller policial, un mensaje ecologista y una compleja narradora. 

Antes de que del boom Tokarczuk aterrizase en nuestro país, hasta el momento sólo se habían traducido dos novelas de la autora al español: Un lugar llamado antaño - la que es considerada su obra más importante, recientemente reeditada por Anagrama - y Sobre los huesos de los muertos - escrita en 2009 y editada por Siruela en el año 2016 -. Un fenómeno muy similar al que acaeció en el 2015 cuando la periodista y escritora bielorrusa Svetlana Aleksiévich fue merecedora del premio, momento en el que sólo su Voces de Chernóbil había llegado a nuestras librerías, y todo sea dicho, de forma muy discreta. En este caso no estamos en el terreno de la crónica periodística de alto voltaje de la que Aleksiévich es una gran experta, sino que con Tokarczuk nos adentramos directamente en un ambiente más ortodoxo, como es la novela, pero que si nos atenemos a la mezcla de géneros descubrimos el talento de su autora para innovar dentro de lo trillado, de lo repetido, de lo manoseado por cientos y cientos de plumas a lo largo de la historia. Parece existir un consenso entre la crítica al respecto, ya que son muchos los que han usado casi las mismas palabras para referirse a Sobre los huesos de los muertos: "una original historia policial con un trasfondo ecologista". Definición que en parte subscribo letra a letra, pues condensa en definitiva lo que la autora polaca ha querido contarnos y lanzarnos, como un dardo, al cerebro. Pero hay que bucear, pues hablar de la novela de Tokarczuk es ir más allá de las frases lapidarias, al menos en el caso que nos ocupa. Sobre los huesos de los muertos, tal y como nos revela la sinopsis, nos presenta a Janina Duszejko, una ingeniera de caminos retirada que ejerce como profesora de inglés en un pequeño pueblo de Kotlina Klodzka - situado en una región montañosa con un grave problema de despoblación -. A pesar de sus evidentes problemas de salud, Janina conserva la inquietud y el empuje necesarios para inmiscuirse en la investigación de unos crímenes que están azotando la región. Cazadores furtivos asesinados, todos ellos con antecedentes de violencia contra animales, mismo modus operandi por parte del supuesto asesino... Todo esto provocará que el extravagante carácter de ésta se desate revelándonos una de las narradoras más ambiguas de la literatura. De ideas peculiares, Janina no es un personaje que pueda caer bien al lector, lo cual no deja de ser un riesgo por parte de la autora. Sin embargo, resulta fascinante el modo en el que Tokarczuk te mete en la mente de esta mujer, una señora de pocos amigos, cuyos métodos de enseñanza son muy suyos, que en su tiempo libre se dedica a redactar cartas astrales y a traducir poemas de William Blake. Maniática, retorcida, algo intransigente, siempre se sale con la suya, lo que lleva a mucha gente del lugar a tildarla de loca, pero que, en realidad, no deja de ser un lúcido reflejo de la complejidades de todo ser humano. A medio camino entre la seguridad que podemos desprender con nuestros argumentos y el desconcierto que estos puedan provocar en algunas personas. En realidad, reformulando un poco la definición citada anteriormente, podríamos hablar de Sobre los huesos de los muertos - impresionante título por cierto - como la historia de Janina Duszejko con un trasfondo policial. Porque a fin de cuentas llega un punto que los crímenes quedan como algo muy secundario en comparación al protagonismo que Tokarczuk le da a su imperfecta heroína. Y es tal vez este el punto problemático que veo y que ha acabado por decantar mi crítica hacia una posición menos favorable a pesar de sus múltiples virtudes, ya que encuentro una falta de equilibrios al respecto. No es que la historia de Janina sobresalga sutilmente, es que directamente acaba devorando a la otra trama, y eso no deja de resultarme un poco peyorativo de cara al conjunto de la novela. Ahora bien, que vivan las y los narradores poco fiables, sobre todo si se trazan con mano maestra. 


Si algo debemos destacar, a pesar de su tremenda descompensación y ese excesivo estiramiento en lo que a la trama se refiere, es la autenticidad que desprende el personaje de Janine Duszejko y la potencia con la que sus opiniones e interpretaciones del mundo que la rodea nos llegan a nosotros como lectores. Unas ideas que la propia Janine defiende con fuerza, a pesar de los desencuentros, los chismorreos o los motes que se granjea en la pequeña comunidad. Janine interpreta todo lo que la rodea a través de los movimientos astrales, lo cual no deja de ser ciertamente paradójico (una ingeniera de caminos que cree en la falibilidad de la alineación de los planetas o en el zodiaco) y que sin duda potencia la singularidad del personaje. Ella, profunda amante de la naturaleza, rechaza el dominio que el ser humano ejerce sobre la naturaleza, y es en los astros donde encuentra los argumentos que refuerzan su creencia en la ignorancia de las personas en cuanto a la creación del universo y su funcionamiento, y en última instancia, de la vida. Lo cual les incapacitaría de esa autoridad para regirlo a su antojo y capricho. Sus tesis sostienen el peso del ecologismo en esta novela, aunque sea a partir de la lectura de cartas astrales, aún conociendo las peculiaridades de Janine, aún a riesgo de tildarla de "hippy" o "tarada". Y es que más allá del mensaje ecologista, a todas luces necesario, que se contrapone de forma inteligente a las aficiones de los cazadores que acaban asesinados, creo que la mirada y la intención de Olga Tokarczuk observa un infinito más retorcido, planteando una serie de preguntas. ¿De verdad estamos ante un simple thriller policial? Para nada, de hecho, todas y todos los amantes del policiaco al estilo Lorenzo Silva, Dolores Redondo o Juan Gómez Jurado - dicho de otra forma, lectores en general poco exigentes - Tokarczuk les va a parecer pesada y hasta aburrida. Es lo que tiene el bajar a las profundidades y no quedarse en la superficie y en las tramas facilonas. ¿Estamos ante una novela ecologista? Pues sí y no, creo que es más que un texto que enfatiza pero en el que me da la sensación de que la autora, muy acertada en ese sentido, parece situarse en un punto intermedio. Sembrando un poco de duda sobre el discurso de Janine - sin duda, el aspecto más notable de la novela - y alejándonos de los planteamientos salvajes de los cazadores. Al final el lector, por lo menos en mi caso, acaba renegando de los cazadores y abrazando escéptico algunos de los planteamientos de Janine. Tan coherentes como inviables en su radicalidad. Y por último, y la más importante, ¿es Sobre los huesos de los muertos acaso una novela sobre los límites de la locura o las ideas preconcebidas de una sociedad que rechaza al diferente? A mi juicio creo que por ahí van los tiros, aunque el mensaje ecologista lo impregne todo y el thriller quede más o menos desdibujado. Creo que al construir un personaje como Janine Tokarczuk nos sacude y nos saca de nuestra zona de confort obligándonos a seguir los pasos de una mujer a la que reprocharíamos algunas de sus pasiones - sobre todo lo que concierne a lo esotérico - pero que no deja de ser una especie de faro en un lugar donde las apariencias lo son todo. De ahí que aplauda la valentía de su autora en visibilizar la imperfección de los personajes femeninos en la literatura desde una radicalidad digna de todo elogio. No es la primera, tampoco la única, pero sí la siguiente, y tras ella muchas más. Lo importante es abrir la veda. 
Sobre los huesos de los muertos: una historia de ermitaños, aislamiento, investigaciones criminales, pasión por la naturaleza, astrología, poesía, invisibilidad, ambigüedades... Una novela que me invita, aunque con ciertas reservas, a seguir descubriendo a su autora y su peculiar visión de la Polonia rural. 
Frases o párrafos favoritos: 
"Crecí en una época maravillosa que por desgracia ya es historia. Una época en la que había una gran disposición a los cambios y existía una capacidad de concebir visiones revolucionarias. Hoy ya nadie tiene el valor de imaginar nada nuevo. Se habla sin cesar de cómo son las cosas y se retoman ideas antiguas. La realidad ha envejecido, se ha anquilosado porque está sometida a las mismas leyes que todo organismo viviente: también envejece. Sus más minúsculos componentes, los significados, sufren el mismo tipo de apoptosis que las células del cuerpo. La apoptosis es la muerte natural provocada por el cansancio y el agotamiento de la materia. En griego, la palabra significa "caída de pétalos". Al mundo se le han caído los pétalos.
Pero pronto debe llegar algo nuevo. Siempre ha sido así, ¿no es divertida la paradoja."
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Siruela