Abandoné mi cómoda vida en Madrid para irme a Florencia, donde me vi sola tras la ruptura con Sandro, mi pareja. Pero, por suerte, hay veces en las que la vida te brinda personas como Tristán. Un chico incapaz de olvidar a su hija que decide viajar a Florencia con la esperanza de volver a verla. Soportará la vida en la calle, sin recurso alguno y sin un techo donde cobijarse. Pero... ¿Alguien como yo podría iniciar una relación con un hombre como él? ¿Aceptará mi adinerada familia a un hombre como Tristán? ¿Acaso el amor entiende de clases sociales? Creo que solo el tiempo puede tener en sus agujas la respuesta. Mi nombre es Amaia, pero esta no es mi historia, es la nuestra. La de dos personas que luchan por salir adelante a pesar de los obstáculos que nos pone la vida.
Desde que mi amiga Roma García —autora de esta novela y administradora del blog Mil libros y un té— me contó la idea o proyecto de novela que se le vino a la mente hace ya unos meses, supe que querría leerla porque vi en ella una historia diferente y bastante alejada de los típicos tópicos de la novela romántica, así que fue un placer ver cómo poco a poco iba tomando forma esa idea hasta convertirse en realidad, pues el mes pasado salió a la venta —tanto en papel como en digital— y pude disfrutarla una vez más, esta vez palpando sus páginas.
Tristán, por su parte, llegó a Florencia con la esperanza de recuperar a su hija Amanda, o al menos saber de ella, y arrastra un pasado del que no es nada fácil escapar. Pero gracias a Joaquín y David, sus inseparables amigos, su día a día es más llevadero y su carga menos pesada. Y de repente, basta una simple mirada para querer conocer a la otra persona, para querer conocer su historia. Así es como empieza la historia de Amaia y Tristán, una historia llena de obstáculos y separada por dos clases sociales bien distintas.
Los personajes secundarios que intervienen en la novela no son nada numerosos, pero lo preferí así porque pude llegar a conocer a la perfección a los más relevantes. Estos fueron, para mí, Joaquín y David (los ya mencionados amigos de Tristán que viven en la calle junto a él), Amanda (la hija de Tristán) y Olivia (la mejor amiga de Amaia). Es cierto que estoy dejando atrás un par de personajes más tales como sor Lucía (la monja voluntaria del comedor social) o Mónika (la chica de la estación de servicio que no duda en ofrecer su ayuda a Tristán y sus amigos), pero digamos que apenas tienen protagonismo o relevancia.
"Su mirada hace magia y mi alma es como la de un niño pequeño que espera con ansias el truco del mago. Es capaz de parar el tiempo y yo ya no sé si estoy en Florencia, en Suecia o en Irlanda".
Con respecto a los personajes, lo cierto es que no me costó nada empatizar con ellos, pues están todos tan bien trabajados y perfilados que pude conocerlos a la perfección, y me parecieron tan cercanos y humanos que igual me hacían reír como que lloraba o me sentía tan triste como ellos. E independientemente de esto, y con respecto a los protagonistas, pude apreciar una más que notable evolución en ellos y fue realmente bonito y emotivo ser partícipe del proceso.
Y algo que me gustaría destacar muy positivamente es que la autora ha sabido darle un tono diferente a cada personaje, es decir, podemos identificarlos o diferenciarlos perfectamente por su forma de hablar. De esta forma, mientras un personaje es retraído y le cuesta soltarse más a la hora de hablar, otro dice palabrotas con bastante frecuencia, por lo que tenemos un amplio abanico de personalidades y al menos esto a mí suele gustarme bastante.
La trama empieza siendo sencilla e incluso divertida por el toque de humor que tienen algunos personajes secundarios, pero a medida que avanza va adquiriendo un tono más complejo. Además, la novela cuenta con las dosis justas de drama, pero como ya sabéis que a mí me encanta el drama —siempre y cuando esté justificado y sea creíble— y en este caso no ha sido menos.
Y ya comentaba al principio que la trama me convenció desde un primer momento porque me pareció diferente y bastante alejada de los tópicos, y es que no solo tenemos la trama principal que ya se puede adivinar por la sinopsis, sino que serán varias las subtramas que conectarán con la trama principal dándole así un punto de vista más amplio al tratar algunos temas que pocas veces he visto en la literatura juvenil/new adult y siendo, de cierta manera, impredecible. De igual forma, la novela transmite valores muy importantes tratando temas como los prejuicios, la esperanza o las segundas oportunidades que, inevitablemente, invitan a reflexionar.
"Amar es darle la oportunidad a una persona de destrozar tu corazón pedazo a pedazo y confiar en que jamás lo hará".
En general, la trama está muy bien trabajada y pulida, además de bien contextualizada, y el romance fue para mí una de las mejores partes de la novela porque se desarrolla tal y como a mí me gusta: a fuego lento y sin prisa pero sin pausa. Avanza de una forma muy natural y creíble y en ningún momento lo sentí forzado, aunque reconozco que me hubiese gustado que los protagonistas compartiesen más escenas, pero aun así quedé muy satisfecha con la parte romántica.
Otro aspecto que destacaría de su estilo es que sabe crear expectación y mantener al lector pendiente de lo que sucederá a continuación, por lo que diría que la novela es en cierto modo impredecible, pues al menos yo no sabía qué rumbo podía tomar la historia. Eso, unido al hecho de que la autora nos tiene guardadas ciertas sorpresas y algún que otro giro argumental inesperado pues hizo que el ritmo de lectura me resultase sumamente ágil y en apenas tres tardes lo acabase de lo rápido que se lee y lo enganchada que me tenía.
Y ya, para terminar, me queda hablaros un poco del final. ¡Que vaya final! Los últimos capítulos ya me tenían con un nudo en la garganta y la emoción era más que palpable, pero es que el final me pareció tan acertado y bonito que me hizo llorar, y ya es difícil que a mí un libro me haga llorar, pero en fin... Que me gustó muchísimo ese final y el epílogo no se queda atrás, pues tenemos el típico «qué pasó con... »que tanto me gusta encontrar al final de una novela (creo que es una de mis partes favoritas jiji). Llegados a este punto, creo que no hace falta recomendaros la novela porque es más que evidente, pero siempre digo que si os ha llamado aunque sea un poquito la atención, deberíais darle una oportunidad a Amaia y a Tristán porque seguro que no os decepcionan ;)
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