Con Sweet Sour la cosa empieza bien; mezclando una solemne percusión y trinos de guitarra amén de la sincronía de las voces de Russell Mardsen y Emma Richardson, encuentran una canción digna sucesora de su anterior trabajo. Bruises parte de la suavidad de sus estrofas para preparar la potencia de su estribillo. En Wanderluster es difícil decir si el papel de comparsa lo interpreta la voz o esa guitarra que empieza energética y se acaba disipando. The Devil Take Cares Of His Own es otro de los buenos temas del disco, guitarra musculosa tanto en el comienzo como en su voraz estribillo. Lay My Head Down apela a su glaseada melodía, pero acaba convirtiéndose en un corte aburrido y excesivamente largo. Después más blues con You’re Not Pretty But You Got It Goin’ On, una canción que encuentra poco a poco su progresión y ofrece atractivos destellos eléctricos. Navigate es uno de esos cortes candorosos que tanto le gustan a Richardson y acaba convirtiéndose en algo lineal y demasiado plano. Hometowns se introduce con unos arpegios que la convierten en armoniosa pero repite la ínfima intensidad practicada en Navigate y Lay My Head Down. La subida en Lies es necesaria; su riff bien construido es un gran aval. Sin embargo, Close To Nowhere sella el disco haciendo hincapié en la suavidad menos enjundiosa y cerrando a ninguna parte, nunca mejor dicho.
Algo es seguro, los directos de Band Of Skulls son un auténtico escaparate para aquellos que gustan del blues rock sin tapujos ni florituras. Ahora bien con tanto pastel igual les resulta más difícil mantener la intensidad que cuando solo rodaban su anterior trabajo. Sweet Sour es un disco en el que cada mitad se enfrenta rabiosamente a la otra.