350 páginas || Papel y ebook
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¿Cómo saber cuál es nuestro lugar en el mundo? ¿Y si no solo se tratara de encontrarlo, sino de estar dispuesto a luchar por él?
La vida de Nivi no tuvo un comienzo fácil, ni un sencillo desarrollo. Cada vez que creía encajar en un lugar, haber encontrado su sitio, los agentes sociales decidían cambiar su hogar de acogida y ella debía empezar de cero.
Cuando el destino hace que vaya a parar a un pueblecito de la costa de Alaska, después de casi haber perdido la esperanza, siente que quizás Kenai sea el lugar al que pertenece y decide esforzarse todo lo posible por permanecer junto a sus nuevos amigos: Kate, Becca, Kyle… y Kenan.
Aprenderá el valor de la amistad, la familia y el amor. Descubrirá la importancia de tener alguien que te apoye, un hogar en el que sentirse seguro… y el precio por proteger a los que quieres. RESEÑA 1ª PARTERESEÑA 2ª PARTE
Es una tarea complicada la de encontrar nuestro sitio en el mundo; a veces incluso no lo logramos y tenemos que construirlo nosotros mismos.'Tan frágil mi hielo' es la tercera parte de la serie 'Hielo y nieve', y es, además, la primera parte de una bilogía. Así que nos encontramos con una historia escrita a medias, y de la que tendremos el desenlace en febrero, si no me equivoco. Y no sabéis las ganas que tengo de leerlo. A Nivi la conocimos en el primero de los libros, 'Ojos de hielo y piel de nieve', como la madre de acogida de Nora, una de las protagonistas. De ella solo supimos que no había tenido una vida fácil ni había sido feliz hasta que llegó a Kenai, y que había decidido hacer lo mismo que hicieron por ella, ayudar a aquellos chicos que necesitaran un hogar. En este libro retrocedemos en el tiempo y descubrimos por qué Nivi es así, cómo fue su llegada a Kenai, y como encontró por fin ese hogar que llevaba tanto tiempo buscando. Y descubrirlo es maravilloso, y duro, y difícil, porque sientes el miedo que ella siente a que todo sea un espejismo, a que de nuevo tenga que volver a empezar de cero, a que otra vez la rechacen y no la quieran por su edad, por su forma de ser, porque es demasiado complicado encargarse de ella. Pero igual que ella descubre en ese pueblo a una familia que le abre las puertas de su casa y su corazón sin dudarlo, cada miembro que la forma se gana el nuestro sin poder evitarlo. O al menos, casi todos. Bueno, miento, todos, aunque en ciertos momentos alguno haga cosas que nos harán odiarlo un poquito... O mucho.
Es más fácil atravesar una tormenta si vas acompañado, te hace sentir que crees que eres capaz de sobrevivir a ella.
No supe hasta entonces lo frágiles que somos en realidad. Y, aun así, cuando lo aprendí, ya era tarde, porque, si algo he sacado en claro en toda mi existencia, es que querer duele. Querer de cualquier forma —romántica, familiar, da lo mismo—, y no solo cuando no es correspondido. Duele cuando es mutuo y cuando no. Cuando se trata de más de una persona y cuando simplemente es a uno mismo.
Es una historia cargada de sentimientos, de dudas, de miedos. En la que los personajes descubren ese primer amor que llega cuando menos lo esperamos y arrasa con todo. Una historia que habla del valor de la familia, aunque no sea de sangre, y de la amistad. De esas personas que están a tu lado a pesar de todo y para todo. Que no les importa si te equivocas, si cometes errores o todo lo haces perfecto. Porque van a saber entenderte, y si no te entienden, sí te apoyarán y estarán ahí para lo que necesites. Todos los personajes de esta historia son imperfectos, o casi todos al menos, pero eso lo hace más reales. Aunque tengo que reconocer que quizá, en alguna ocasión y como ya me pasó en el segundo libro de esta serie, he sentido que actuaban como si fueran más adultos de lo que lo son. Pero teniendo en cuenta la vida que todos ellos han tenido, que no ha sido fácil, tampoco se puede decir que sea una incoherencia o la autora se haya equivocado con su modo de actuar o sus edades. Cada quien madura según las circunstancias que le tocan vivir, y a ellos les han tocado las más duras, aunque hayan podido recomponerse y encontrar por fin un sitio en el que ser felices.
De la forma de escribir de Irene poco más puedo decir de lo que ya he dicho en mis anteriores reseñas de ella, tanto en las de esta serie, como en la de 'Pararía el mundo'. Es una delicia leerla porque escribe de una manera maravillosa. Y como dije tras leer el primero de los libros, pienso leer todo lo que ella escriba, o ya haya escrito, porque me encanta, porque consigue trasladarme a los lugares en los que ambienta sus historias, porque hace que pueda formar parte de esas familias, de esos amigos, de esos personajes, como si los conociera realmente. Es una autora que sabe cómo hacerte sonreír, disfrutar, sentir y emocionarte. Una autora que sabe cómo hacer que sueltes una lágrima por las cosas que suceden o lo que sienten los personajes, y si me conocéis un poco, sabéis que eso es algo que me encanta, que los libros que más me gustan y más me llegan son los que consiguen emocionarme hasta ese punto. Además es que cada libro que leo de ella me gusta un poco más que el anterior, y eso solo demuestra su evolución, y cómo mejora libro a libro.
En resumen, 'Tan frágil mi hielo' es la primera parte de una bilogía en la que conocemos a Nivi, uno de los personajes secundarios de la serie 'Hielo y nieve'. En este libro conocemos su adolescencia y sus inicios en Kenai, el pueblo en el que se ambienta la historia. Un lugar frío y lleno de nieve pero que consigue dejarnos el corazón calentito por las cosas que suceden en él. Es un libro lleno de sentimientos, en el que suceden muchas cosas aunque parezca que no, y que nos da un final de infarto para dejarnos con las ganas de más. Es un libro con personajes imperfectos, que cometen errores, que quieren, que sufren y viven. Un libro que nos enseña el valor de la amistad y de la familia, aunque no sea de sangre ni la hayas elegido. Porque todos somos capaces de encontrar nuestro lugar en el mundo, y este libro va de eso. De cómo Nivi y el resto de miembros de su hogar lo consiguen. Aunque a veces parezca imposible, aunque a veces duela, aunque a veces no hagas lo que deseas por creer que no es lo correcto. Os lo recomiendo si os gustan las historias realistas, esas que hacen sentir, esas que hacen sufrir, esas que emocionan y te dejan con la sensación de haber gastado un tiempo valioso en algo maravilloso.
Cuando somos pequeños, nos caemos y nos levantamos, no recordamos llorar por la caída, el dolor de la herida o lo que cuesta curarla. Cuando tienes consciencia de lo que ha pasado, a medida que creces, es más difícil olvidar y enterrar.