Azucena es una niña de 9 años que pasa muchos ratos en casa de su abuelo Miguel, un hombre ya bastante mayor y aquejado de Alzheimer. Es en una de esas visitas cuando el abuelo la sorprende con unos cuadernos que la niña acaba de encontrar. Los dos juntos recuperarán en cada página la memoria que la enfermedad va borrando de manera irremediable. Rememoran la infancia en un hospicio del que tuvo que salir en plena guerra civil, cómo se vio obligado a emigrar a distintas partes del país para poder dar de comer a su familia y dar por finalizado el periplo en el mismo sitio donde lo empezó, en su pueblo, al que vuelve para pasar los últimos años de su vida.
OPINIÓN
Descubrí esta novela gracias a Tamara, administradora del blog Chica Sombra y agente literaria, que me ofreció un ejemplar digital para reseñarlo en el blog y de no haber sido por ella, creo que jamás hubiese descubierto la gran historia que esconde esta novela en su interior. Uno de los motivos por los que me lancé a leerla fue por la época en la que está ambientada: la Guerra Civil española, época de la que apenas he leído cosas pero que despierta en mí un gran interés porque forma parte de nuestra historia y sabéis que me llaman mucho la atención este tipo de novelas históricas. Y a modo de adelanto os puedo decir que se me ha hecho muy corta de lo mucho que me ha gustado *-*
Y como es de suponer, a lo largo de la novela nos iremos encontrando con un sinfín de personajes que tienen mayor o menor presencia en la historia. Sería una larga tarea mencionarlos a todos, así que me voy a quedar con los más destacables, que sin duda alguna para mí han sido la esposa y la madre de Miguel, sus hermanos e hijos y el Padre Fermín y doña Encarna (a quienes yo considero los ángeles de la guarda de Miguel). Y sí, seguramente me esté dejando por el camino a muchos otros personajes que también sean relevantes, pero creo que esos son los más importantes :')
Pero bueno... ya puede haber una lista inmensa de personajes que mis favoritos, sin duda alguna, han sido la madre de Miguel y el propio Miguel.
La madre de Miguel me ha parecido una mujer muy valiente y luchadora, pues siempre estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta por sus hijos, por sacarlos adelante cueste lo que cueste. He sido testigo de su sufrimiento, de su lucha, de sus deseos y anhelos, de sus miedos... Me ha parecido un personaje muy humano y real, completamente creíble y sumamente cercano. He sentido por ella una gran empatía desde el mismo momento en el que el propio Miguel empieza a hablarnos de ella hasta sus últimos días.
"Pasábamos largas horas imaginando y hablando sobre un futuro mejor que el presente que nos estaba tocando vivir. Estaríamos los dos juntos para siempre, rodeados de un montón de hijos a los que, en nuestros sueños, no les faltaría nunca de nada".
Y lo mismo me ocurrió con Miguel. Es que son unos personajes tan cercanos, vívidos y reales que es imposible no empatizar con ellos desde la primera página. Porque Miguel no ha tenido una vida para nada sencilla, sobre todo si tenemos en cuenta la época en la que le ha tocado vivir y bajo qué circunstancias... A lo largo de la novela seremos testigos de su gran evolución e incluso iremos viendo cómo logra reponerse desgracia tras desgracia y cómo nunca jamás pierde la ilusión y la esperanza. Todo ello con la Guerra Civil (y la posguerra) como telón de fondo, así que podéis haceros una mínima idea de la crudeza de esta historia. Miguel se ha ganado mi corazón por completo (tanto como su madre) y ha logrado que me emocione tanto como él en muchísimas ocasiones.
Imagen obtenida de aquí
Bueno... como podéis ver no hago sino hablar maravillas de los personajes, pero es que no puedo hacer otra cosa. He encontrado a unos personajes tan bien perfilados y tan reales que lloras si ellos lloran y ríes si ellos ríen, que sufres si ellos sufren y te alegras por ellos si algo bueno les pasa. Y os aseguro que eso es inevitable, porque todos y cada uno de ellos tienen algo que contar y, aunque tenga a mis favoritos, con todos he empatizado desde el principio porque los he sentido como si de familiares míos se tratase.¿Y qué os puedo contar yo ahora de la trama que no sepáis ya? A mí me atrapó desde la primera página hasta la última, y si la novela hubiese tenido mil páginas más no me habría importado en absoluto porque me tenía completamente absorbida. La trama me ha fascinado por completo pese a la crudeza de la historia... pese a la vida tan dura de la que Miguel nos hace partícipes. Y ya os decía al principio de la reseña que apenas tenía información sobre esta etapa de nuestra historia, pero me ha encantado descubrir muchas cosas que no sabía. Que yo recuerde, sólo he leído una novela ambientada en la Guerra Civil española (Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez) pero me fascinó tanto como lo ha hecho esta novela.
"Tantos esfuerzos, tantos padecimientos, incontables noches sin poder pegar ni un ojo pidiéndole a Dios que a la mañana siguiente todos nuestros hijos siguieran respirando. Fuimos capaces de sacarles a todos adelante y de conseguir que se convirtieran en lo que más nos importaba: en buenas personas".
Y os aseguro que, por raro que suene, seguiré leyendo este tipo de novelas porque las considero necesarias, porque forman parte de nuestra historia y porque hay muchísimas cosas que no sabemos -y posiblemente nunca lleguemos a saber- sobre esa época (barbaridades que se cometieron, dificultades y penurias por las que tuvieron que pasar miles y miles de personas...).
Pero todo el mérito que tiene esta novela no es sólo por la historia en sí, que también, sino por el autor. Me ha encantado el estilo del autor. Considero que ha emulado a la perfección la forma de hablar de la época, pues con ese lenguaje tan campechano, cercano y directo ha logrado meterme de lleno en la historia desde la primera página e imaginarme, con todo lujo de detalles, tanto a los personajes como los distintos escenarios que recorren. Y eso, unido a la brevedad de los capítulos, hizo que las páginas volaran solas. En unas seis/ocho horas me leí la novela, así que podéis haceros una ligera idea del ritmo tan ágil que tiene, ¿no? Y ya he dicho antes... si la novela hubiese tenido mil páginas más, yo encantada *-*
PUNTUACIÓN