Reseña: Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo

Publicado el 24 octubre 2014 por Plausible @plausibleblog


¿Y si con solo mirarte pudiera desvelar tus secretos más profundos?
¿Y si con solo mirarte pudiera sentir con tu corazón?¿Y si en solo un instante fuera posible saber exactamente quiénes somos el uno para el otro?
Marcos acaba de perder a su madre, una reconocida bailarina que le ha enseñado todo en la vida, y decide que su mundo ya no puede ser igual sin ella. Justo en el momento que va a dar un giro a su vida, una llamada de teléfono cambia radicalmente los acontecimientos. "Mi don es difícil de explicar. Cómo aprendí a utilizarlo es mucho más extraño de relatar. Pero deseo hacerlo. Deseo contároslo. Hay cosas, detalles pequeños que forman parte de uno mismo y hacen que seas como eres. Y el don era algo que me definía. Aunque lo utilizaba poco. Hacía que me sintiera más vivo."

Gracias a Penguin Random House por el ejemplar.
No muchos saben lo muuuucho (valga la redundancia) que amo a Albert; desde Pulseras Rojas hasta El mundo amarillo, Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven y también podría decirse de Brújulas que buscan sonrisas perdidas. En serio. Me gusta su manera de escribir, el mensaje subliminal de su filosofía que deja en los libros (aunque esté o no de acuerdo con ella)... me encanta.
Pero acá se fue de mambo y no me gustó para nada. Aquí les dejo una pequeña secuencia de cómo reaccioné mientras iba leyendo este libro y que va a resumir el resto de la reseña.
Antes que nada, quiero aclarar que no me considero alguien con prejuicios: soy liberal en un montonazo de cosas, acepto a cualquiera y cualquier elección, pero el complejo de Edipo que Marcos presenta desde la página uno y a lo largo de todo el libro me puso los pelos de punta. Es bastante perturbador, perverso y roza el punto de asqueroso en algunas partes. Nadie dice que no podés dormir una siesta en la misma cama con tu madre (o padre, en caso de las mujeres), porque eso es algo natural desde que sos chico... pero ¿quién se baña con su madre? ¿Qué madre le da besos en la nuca a su hijo y viceversa? Albert, no era necesario que lo aclares al final,porque todos pudimos sentirlo a lo largo de tooooodas las páginas. El Edipo que tiene Marcos es hasta palpable.
Rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos.

Si bien Albert mencionó o habló del sexo en sus otros libros, creo que en éste se sobrepasa un par de veces. Teniendo como excusa el Edipo, su madre habla constantemente sobre él, sobre qué debe sentir sobre y durante el sexo, cómo debemos dejar los tabúes afuera. Y whoa, sí que los hizo a un lado. Y es que hay cosas que no se pueden hacer por más que quieras dejar todos los prejuicios atrás. Entiendo que hay que acariciar y decir te quiero sin la necesidad de que termine de otra forma; entiendo la filosofía y la comparto en ciertos casos, pero de ahí a bañarte con tu hijo o darle besos que sólo tendrías que dárselos a tu pareja... la verdad fue mucho para mí. No me gustó para nada.
Dice un proverbio chino que adoro: «No abras una tienda si no sabes sonreír». Mi conductor peruano podría abrir cien grandes almacenes.

Hasta la mitad me aburrió mucho; no queda nada claro y absolutamente todo es una clase de monólogo con interrupciones que no me daba ganas de seguir leyendo. Tampoco me quedó claro el género del libro, aunque en general me da igual etiquetar o no; ¿es una historia de fantasía urbana, distopía, realismo, ciencia ficción...? Creo que mezcló estos géneros y no se terminó de entender el porqué. La historia podría haber estado genial si se enfocaba en uno de los tantos ejes: la relación de Marcos con su madre y el arte, la aparición de la chica de la plaza, su don y las vidas pasadas, la aparición del extraño y los planetas, las vacunas para dejar de dormir...
Son todos elementos de diferentes géneros que no terminan de encajar en un mismo libro. Y hablando de Roma, hay dos aristas que me hubiera encantado ver en una distopía: las vacunas para dejar de dormir y el don de Marcos. Creo que sería muy interesante y me encantaría poder leerlo en un futuro libro. Creo que tiene muchísimo para desarrollar y en lo que ahondar.
-No es que la confianza dé asco... -decía mi madre siempre que alguien la defraudaba-. La confianza no debe existir. Es el relajo lo que provoca el gran bajón en cualquier tipo de relación.

El libro parece como si fueran dos muy diferentes: uno en la primera mitad, donde habla prácticamente de su madre, su vida, sus hobbies...; la segunda trata principalmente del extraño, su don, la mujer de la plaza. Repito, son temas que no tienen nada que ver, por lo que si ponés las dos partes del libro juntas no tienen mucho para decir.
Como comentario final, debo decir que de los cuatro libros que leí de Albert este es el que menos me gustó. Por lejos.