Forzado por sus fracasos en la búsqueda de Aylin, Beltrán recaba la ayuda de un viejo amigo, un arquitecto español con el que compartió unas obras en Buenos Aires años atrás; que diseña y ejecuta un proyecto irracional, en el que emplea caricias y palabras que acaban convirtiéndose en un abecedario que sólo él sabe interpretar, en un celestinaje viajero. Sin poder evitarlo, la naturaleza divinizada de Peulla provoca un intercambio de sentimientos que afecta a su propia sexualidad.
Un amor que serpentea entre cerros y volcanes: un paisaje que alberga el pasado turbio de Pedro Barrientos, padre de Aylin, un misógino torturado por el abandono de su mujer, por la vergüenza del pecado cometido por un ancestro jesuita. Los efluvios del lago Todos los Santos tejen un nuevo epeo: relato oral de los mapuches en el que se narran amores espectrales, tragedias y finales lúgubres; los que el arquitecto desea evitar.
El mismo autor cuando le dije que me gustaría poder leerme alguna de sus obras, me avisó que su historia no era lo que yo suelo leer. Pero como me gusta leer de todo y la sinopsis me pareció muy bonita, quise darle una oportunidad a su novela. Realmente no es parecido a nada de lo que haya leído, pero he disfrutado de la historia que nos cuenta Eloy.
La verdad es que pensaba que la historia sería algo totalmente diferente, pero me ha sorprendido mucho. La narración es lenta, con unas descripciones muy bonitas y poéticas - a las que no estoy acostumbrada, por eso he tardado más en leer la novela - es todo tan cuidado que cada palabra, cada frase, esta cargada de emociones y dobles sentido que le da más profundidad a la trama. Y tengo que reconocer que se me ha hecho pesado, sobre todo al principio mientras el protagonista nos va explicando como acaba en Chile para formar un puente amoroso entre dos personas que están destinadas a estar juntas pero que todo les impide estarlo.
Toda la novela es descripción, no hay dialogos, por lo que todavía me ha costado más. Pero en cuanto me acostumbré a la forma de narrar del autor, ya empecé a leer con más fluidez y no los eché en falta. Pensaba que sin ellos sería dificil poder empatizar con los personajes y ver sus diferentes personalidades, pero está todo bien descrito por lo que puedes hacerte una idea de como son cada uno. Ya os digo que al que conocemos mejor de todos es al protagonista, que es quien nos narra toda su historia.
La historia al principio me parecía un poco rara, hasta que entendí el tipo de puente que quiere hacer el personaje entre Aylin y Beltrán. El como los va uniendo poco a poco, como el protagonista dandoles animos a los dos a quererse y no perder la esperanza, incluso el como se siente él al estar en medio de los dos y volcarse en ellos como si fuera una relación de tres personas... Pero lo mejor ha sido, a mi parecer, cuando salen las leyendas chilenas y una parte importante de la historia de este país; con eso el autor ya me ganó totalmente. Y más como enlaza lo que le está ocurriendo a Aylin con su padre con la leyenda que nos cuentan de las tierras chilenas.
También os digo que pensaba que sería una historia más o menos tranquilita. Pero es llegar al final y... madre mía. La trama se pone muy intensa y van saliendo unos giros de trama que sorprenden mucho, aunque puedas sospecharlo a medida que te acercas al desenlace de la novela.
En general ha sido una historia que he disfrutado a medida que iba adentrandome más en ella y con los capítulos finales ya me ha ganado totalmente, ya que pensaba que simplemente sería una trama romántica y ha acabado siendo una mezcla de suspense con un toque de terror y mezcla de la historia y leyendas chilenas.