No podía faltar la alusión al protagonista de estos últimos meses, así que ahí va, ¿qué tal lleváis el tema de COVID-19? Bromas aparte, aunque es un virus que ocasiona síntomas muy similares a una gripe cualquiera, no debe subestimarse. Y ojo, no digo entrar en pánico, porque eso no favorece a nadie. Sin embargo, como habréis leído, oído y visto, las muertes por este virus se producen, no son ficción. Y el número de infectados cada vez aumenta más. Por tanto, me chirría un poco eso de que suspendan las clases y haya gente que comenta: "bueno, pues yo esta noche voy a ir a cenar con mis amigos". Chico, si se están tomando ciertas medidas de seguridad se da por sabido que lo último que tienes que hacer es quedar con otras cuantas personas en un sitio cerrado y luego irte de fiesta. Creo que habrá tiempo suficiente para eso, ¿no? Porque tú probablemente no sufras ninguna molestia aparte de un poco de fiebre y tos en caso de que te contagies, pero habrás transmitido el virus a todos aquellos con los que te relacionaste, y puede que entre esas personas se encuentren individuos de riesgo, como ancianos o inmunodeprimidos, los cuales no llevan en la frente escrito "soy inmunodeprimido, no te me acerques". Así que un poco de sensatez, por favor.
Título: Un verano en la Provenza Autora: Olivia Ardey
En esta historia conocemos a Monique, una importante periodista que ve amenazada su carrera por culpa de una publicación en la que aparece ella de protagonista. Este hecho la altera considerablemente, hasta tal punto de irse de la ciudad y tomarse un respiro en el pueblo de Beauville. (La sinopsis es bastante explícita en lo que a esto respecta).
Por otro lado, tenemos a Paul, originario de Beauville. Es un hombre atractivo, pero ahí se queda la cosa. Ni él ni Monique me despertaron ningún sentimiento, me mantuve muy indiferente en general hacia ambos. Su relación me pareció muy fría, a pesar de la contrariedad que puede generar pues protagonizan alguna que otra escena erótica. De hecho, para mí todo quedó reducido a eso: pura atracción física.Yo me encargo de que su aroma no se pierda, de conservar su esencia, que es lo mejor de ellas, lo que las define y lo más valioso que pueden ofrecer. En eso las plantas aromáticas son como las personas.
-Pág. 84-Para terminar, tengo que decir que probablemente haya escogido un mal momento para leer
Un verano en la Provenza. Quizá, en otras circunstancias, podría haber disfrutado más la lectura. Quién sabe, todos tenemos épocas en las que preferimos leer un determinado género. Por tanto, no descarto volver a intentarlo con otro libro de la autora, y darle (o darme) una segunda oportunidad.Y esto ha sido todo por hoy, ¿habéis leído algo de Ardey? ¿Cuál es vuestra opinión?